Capitulo 35

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Bruno




Debería estar haciendo los preparativos para despedir a mi madre como ella se lo merecía. Había sido una madre increíble con Mina y conmigo y una luna compasiva, tierna, tolerante e indulgente con cada persona en la manada.
Sin dudas mi madre había sido la mejor luna que esta manada había tenido y dudaba que alguien pudiera superarla, aunque Nova prometía mucho, ella sería buena para todos nosotros.

Hablando de mi compañera, quien se encontraba a mi lado hecha un verdadero paño de nervios, suspiraba, bufaba y estrujaba sus manos con bastante fuerza.
Aún no había golpeado la puerta de sus padres, simplemente estábamos sentados en el porche, esperando que se lograra tranquilizar un poco.

—¿Estas lista Nova? —Pregunté por quinta vez. Si seguíamos así, sus padres terminarían saliendo y encontrándola.

—No lo sé. ¿Qué les diré? ¿Y si se ponen mal al verme? Te lo juro Bruno, si algo les pasa no podré perdonármelo y aunque creas que podrás detenerme, no lo harás, iré y mataré a Nuria.

La convicción con la que lo decía, no dejaba lugar a dudas, ella iría y lo haría en caso de que alguno de sus padres se sorprendiera demás con la noticia.

—Tranquila Nova, no le sucederá nada a nadie, solo se pondrán felices de saber que estas bien. Confía en mi. —antes de continuar pensándolo, me acerque a la puerta y golpee, di dos fuertes toques antes de recibir la respuesta desde dentro.

Nova seguía sentada en la vieja y fría madera, con su cabeza apoyada entre sus piernas, de seguir así no dudaba que comenzará a hiperventilar y la única que tuviera un ataque fuera ella.
Quería que todo saliera bien, que tanto Carolina, como su esposo Marcos Salas, pudieran recuperar la tranquilidad y la felicidad, esa misma que había recuperado yo, al ver a Nova nuevamente entre nosotros.

Fue Carolina quien abrió la puerta, vestida de negro a excepción del delantal blanco con pequeñas mazorcas color rosa.
Vi su expresión al mirarme y fui consciente de que estaba triste por mi, pero este no era momento para ello, ahora debíamos centrarnos en las cosas buenas.

—Bruno…—comenzó a decir, bastante entristecida, por lo que la interrumpí. Si iba a llorar no sería por lo que habíamos perdido.

—Buenos días señora Salas, sé lo que intenta decirme, pero vine con otro motivo.

—Te entiendo, no quieres hablar de ello, pero al menos puedo preguntar: ¿Cómo te sientes? —Eso ni yo lo sabía, por un lado destruido, viéndome teniéndome que despedir de la mujer más importante de mi vida y por el otro, feliz, por haber recuperado a Nova y que ella haya decido darme una oportunidad.

—Para ser sincero con usted, me siento en verdad confundido. Muchas cosas han pasado entre ayer y hoy, tantas que cualquiera podría volverse loco. Pero sé que todo estará mejor.

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