Capítulo 25

388 33 11
                                    


Cantemos juntos (P2)

La mansión Uchiha, en donde vivía su primo, era bastante diferente del departamento que él ocupaba, aunque se trataba de un pent-house, aun así, era mucho más modesto. Toda su familia tenía dinero, por supuesto, aunque los hombres de negocios como ellos no podían evitar querer amasar más fortuna todavía.

—Tío Obito —dijo Itachi, el hijo de su primo Fugaku, con quien él había venido a hablar—. Mi padre ya viene a atenderte, ¿te gustaría esperar en su despacho? —le ofreció, indicándole el camino con un gesto de mano.

—Claro —respondió el mayor, sintiéndose un poco incómodo cuando notó que Itachi miraba de reojo la cicatriz de su rostro, la gente solía verla siempre con curiosidad, quizás, preguntándose qué le había sucedido—. ¿Tu hermano no está? —preguntó, intentando hacer conversación y, así, desviar la atención del joven de su cicatriz.

—Sasuke fue a una fiesta con sus amigos —fue la respuesta de Itachi, cuyos pasos se detuvieron frente a una puerta cerrada. Abrió la misma e invitó a Obito a pasar—. Iré a decirle a papá que se dé prisa —avisó antes de marcharse.

Obito se sentó en el sofá del despacho, era una habitación agradable, llena de libros y documentos, con algunos cuadros adornando las paredes. Uno de ellos llamó su atención, había una hermosa mujer de cabellera negra y larga, sonriendo; era la fallecida esposa de Fugaku.

—Rin... —no pudo evitar recordarla a ella en cuanto pensó en la esposa de su primo, ya que Rin también había fallecido, dejándole un vacío imposible de llenar en su pecho, la única diferencia, era que Rin fue la esposa de alguien más.

—¡Obito! —escuchó la dulce voz de su mejor amiga, la mujer que había amado desde que tenía memoria, ella lo estaba llamando, su tono era inusualmente alegre—. ¡Obito, tengo que decirte algo! —insistió la joven.

Él terminó de guardar sus libros y cerró su casillero, estaban en receso de clases, ambos estudiaban en la misma universidad, junto a su otro mejor amigo, Kakashi.

—¿Qué sucede, Rin? —cuestionó avergonzado al verla llegar junto a él, ella siempre era tan risueña y bonita, su sonrisa lo volvía loco—. ¿Pasó algo bueno? Te ves demasiado feliz.

La chica tomó sus manos con entusiasmo, provocando que sus mejillas se tiñeran más de rojo. En ese tiempo, Obito no tenía ninguna cicatriz.

—No vas a creerlo... —mientras ella hablaba, soltó su mano y extendió la misma, mostrándole que llevaba un precioso anillo en su dedo anular—. ¡Kakashi me pidió que sea su esposa! —comunicó con tanta emoción, que ni siquiera podía contenerla.

Pero, sin saberlo, también estaba rompiendo el corazón de ese hombre que tanto la amaba, pero que jamás había sido capaz de confesar lo que sentía, ¿en qué momento Kakashi se le había adelantado?

—E-eso es... —el pelinegro tuvo que tragarse todo su dolor, esbozando una sonrisa clara en su rostro, aunque fuese falsa—. Eso es grandioso, Rin, felicidades.

Cerró los ojos para disipar aquel recuerdo nada grato, apretando sus puños con rabia, estaba cansado de quedarse con ese enojo contenido, necesitaba hacer pagar a Kakashi por no haber protegido a Rin.

—Me las vas a pagar, Kakashi... —murmuró en un hilo de voz, uno que solamente él escuchó, pues a los segundos, su primo mayor, Fugaku Uchiha, ingresó al despacho.

—Lamento la demora, estaba atendiendo una llamada —dijo el hombre castaño, estrechando la mano del director de las industrias Uchiha—. ¿Vienes hablar sobre la propuesta del otro día?

Pasión por la MúsicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora