Capítulo 9

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Cuando estoy frente a ti (P2)

La cabeza le dolía como nunca, apenas podía ver el lugar en donde se encontraba, pues todo le daba vueltas. Trató de levantarse, pero fue inútil, apenas y podía moverse, al menos durante los primeros segundos. De pronto escuchó el sonido de unos gritos.

—¡Se supone que debes cuidarlo, tú eres la mayor! —se escuchó la voz furiosa de un hombre, la cual él sabía perfectamente a quién pertenecía—. ¡Trabajo todo el día para darles lo mejor, lo mínimo que pido de ustedes es un poco de respeto!

—¡¿Acaso crees que soy su maldita niñera?! ¡Hago todo lo que puedo, pero Gaara no me respeta!

Aquello era típico, siempre que se buscaba algún problema la que terminaba regañada era Temari, su padre pensaba que aún era un niño, que todo lo que hacía era por llamar la atención, pero no era así, lo único que deseaba era vivir sin que nadie le estuviera estorbando, no quería que su padre siguiera creyendo que todo lo que él anhelaba eran estupideces, que debía ser como él; un importante político.

—Maldita sea... —se dijo con enfado, logrando por fin sentarse en la cama, para llevarse una mano a su cabeza, aún dolía demasiado. Vio como la puerta de su cuarto se abría, dejando entrar a su hermano mayor, por sólo un año. Frunció levemente el ceño—. ¿Qué quieres, Kankuro?

El chico de cabello y ojos castaños, le miró con reproche, aun oyéndose los gritos de la mayor y de su padre también, desde la sala.

—Papá se enfadó mucho cuando te vio llegar desmayado y golpeado, te aviso que tienes castigo por un mes —respondió Kankuro de brazos cruzados.

Gaara bufó.

—No me digas, me importan una mierda sus castigos —dijo mirando hacia un costado, orgulloso igual que su progenitor, así era como lo definían sus hermanos mayores, a pesar de ser el menor, el que supuestamente más debía ser protegido, a Gaara le gustaba valerse por sí mismo, ser autoritario y estar siempre solo, no quería que nadie velara por él, estaba cansado de que le trataran como a un niño consentido. Esa actitud, incluso con lo mucho que él odiaba que se lo dijeran, le hacía ser igual a su padre, Rasa.

—Gaara, ¿por qué te has puesto a pelear? —interrogó sin rodeos su hermano mayor, pero obtuvo sólo una mirada de ira por parte del pelirrojo.

—No te incumbe —respondió sin más, tirándose a la cama de espaldas y cubriendo su rostro con la almohada—. Vete, déjame solo.

Kankuro suspiró, supuso que era inútil seguir preguntando, así que lo mejor que podía hacer ahora era dejarlo solo, ya se le pasaría la rabieta y entonces todo volvería a estar como siempre.

Gaara, por su parte, se sentía muy mal, ya no tanto por el dolor físico, sino que -a pesar de lo mucho que le costaba admitirlo- estaba preocupado, quería saber qué había sucedido con ella, quería saber si Matsuri estaba bien.

Y después de eso se ponía a pensar en la forma en la que había actuado, ¿por qué lo hizo? ¿Por qué reaccionó de esa manera?

Era cierto, cualquier persona habría defendido a una chica al ver que alguien trataba de hacerle daño, pero lo que él sintió en ese momento había sido odio puro, deseos de venganza, no podía perdonar al sujeto que trató de abusar de Matsuri y por un instante le quiso ver muerto. ¿Eso era algo normal? No estaba seguro, pero algo muy extraño le estaba sucediendo, desde que había comenzado a hablar con ella, algo que no entendía.

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Hinata soltó un suspiro al llegar al fin a su cama. Nunca pensó que aquella noche terminaría de esa manera, con la policía rodeándole y la pobre de su amiga a punto de ser abusada por un asqueroso tipo, al cual se habían llevado detenido. Aunque sin duda lo peor era que estaba segura de haber sentido el flash de una cámara sobre sus ojos. ¿Qué pasaba si había algún paparazzi y el día de mañana salían fotos de ella en medio de ese escándalo? ¿Qué diría la prensa de ella?

Pasión por la MúsicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora