Capítulo 6

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Porque todos buscamos algo en la vida, ese algo que nos dará la felicidad, nuestro sueño...

Los sueños pueden cumplirse (P1)

—¿Eh? ¿Quieres que entreviste a unos amigos tuyos? preguntó la mujer de larga cabellera negra y ojos marrones, la cual miró algo confusa a su representada, es decir, a la dulce Hinata Hyûga, quien le sonreía alegremente y asentía con la cabeza.

—Así es, Kurenai-san, por favor necesito tu ayuda por supuesto y para no meterse en problemas, Hinata omitió que estaba siendo chantajeada por el chico rubio, así que inventó que quería darles una mano a sus "nuevos amigos" de la escuela, cosa bastante difícil de creer para Kurenai, quien sabía que Hinata no era de hacer muchos amigos, pues la conocía desde que era una niña y siempre había sido muy antisocial.

—Está bien, diles que el domingo que viene tengo un tiempo libre, que los atenderé aquí en la oficina accedió la mujer de cabello azabache, dando un pequeño suspiro al ver la mirada de felicidad que ponía Hinata.

La conocía a la perfección, sabía que Hinata fingía ser dulce y angelical para agradarle a las demás personas, pero en el fondo escondía una gran tristeza, porque jamás podría ser verdaderamente ella misma, siempre debía ser tierna y gentil, cuando deseaba decir lo que en verdad pensaba. Y, sin embargo, ella era así en realidad, desde niña había sido dulce y buena, sólo que los golpes que la vida le había dado le habían enseñado que siendo sumisa no llegaría a ninguna parte.

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Ahí estaba ella, acababa de salir del baño con un cambio de ropa y el cabello suelto y húmedo, ya que después de que el joven de la casa la empapara con la manguera del jardín, la pobre se había tropezado y caído al barro, quedando aún peor que al principio, y le tomó bastante asearse totalmente.

—Uy, pero todo ha sido culpa de ese idiota, no me lo puedo creer. ¡Que rabia! exclamó enojada, tirando la toalla con la que se secaba el cabello, la cual salió volando.

—Pero qué puntería se escuchó una voz masculina justo detrás de ella, la cual la tomó por sorpresa, así que se dio la vuelta apresurada y notó que la toalla que acababa de tirar estaba sobre la cabeza de alguien, más específicamente, del sujeto que la había empapado.

Neji se quitó la toalla de la cabeza con cara de pocos amigos, sabía que había sido un accidente, pero eso no quitaba el hecho de que estuviera molesto, aunque después de lo que él le hizo era obvio que se quisiera vengar.

—Dígame una cosa, señorita... la miró de pies a cabeza, confirmando que no estuvo equivocado sobre su primera impresión de ella, era de verdad muy linda, más aún con el cabello suelto—. ¿Qué hace usted aquí exactamente?

—Mire, señor Tenten lo miró de forma algo despectiva, por lo que Neji frunció el ceño—. Yo no tengo nada que decirle, a mí me contrató el señor Hiashi-san, así que usted no tiene nada que ver en esto.

—Óigame... Neji estaba a punto de reclamar. ¿Quién se creía que era esa chica para hablarle así? Sin embargo, antes de poder abrir siquiera la boca, vio como su tío Hiashi se acercaba a ellos.

—Veo que por fin ha llegado, señorita, la estaba esperando ayer dijo el serio hombre, notando de reojo como su sobrino no le quitaba la vista de encima a esa muchacha, aunque parecía estar enojado, había algo más en sus ojos, algo que le pareció muy interesante en alguien como Neji.

—Señor Hiashi, por favor, perdone mi demora, pero ayer tuve un inconveniente se disculpó Tenten con el Hyûga, mientras Neji arqueaba una ceja al no comprender la situación.

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