Capítulo 40

654 25 18
                                    


"Tú y yo volvemos a la vida cuando estamos en una armonía perfecta."

Armonía perfecta (P1)

—Muy bien, quiero que ustedes dos se pongan un poco más juntos, así, así, muy bien —ordenaba el fotógrafo, hablándole a Gaara y a Hinata, quienes eran los únicos que estaban ahora en la zona, las fotos individuales ya habían sido tomadas y también las grupales, pero de pronto Kabuto dijo que le habían pedido un par de fotos de "pareja".

Naruto no hacía más que mirar a ese par con el ceño fruncido, mientras les indicaban que se tomaran de las manos o que posaran de cierto modo, lo cual le resultaba más incómodo de lo que creyó.

—¿Por qué tienen que hacer esto sólo ellos dos? —se preguntó, cruzándose de brazos.

—Debe ser por lo que dijo Kurenai-san, eso de que serían una pareja visual o algo así —contestó Sai, que estaba junto al rubio, mostrando una de sus típicas sonrisas inquietantes—. ¿Por qué? ¿Estás celoso?

La cara de Naruto se puso completamente roja ante la pregunta, así que inmediatamente negó, agitando sus manos nerviosamente delante de su rostro.

—¡C-claro que no! ¿Por qué lo estaría? —contestó, haciéndose el tonto, pues sabía perfectamente que sí, que estaba demasiado celoso.

No podía dejar de pensar en Hinata, honestamente, sentía que cada segundo que pasaba, gustaba más de ella, pero ¿y si no era el único en tener ese tipo de sentimientos? ¿Qué pasaba si a su amigo le llegaba a gustar? ¿Qué haría en una situación como esa? Sobre todo, porque parecía que a su empresa no le molestaba el hecho de emparejarlos.

—Supongo que no hay razón... —dijo Sai, llevándose una mano al mentón en pose pensativa.

—Bueno, chicos —dijo Kabuto, haciendo una señal con su mano derecha—. Creo que esto es todo por ahora, pueden venir a ver las fotos y elegir las que más les gusten, sé que nunca han tenido una sesión antes, así que pueden llevarse un recuerdo.

Los muchachos se acercaron a mirar, la asistente de Kabuto tenía una computadora encima de un pequeño escritorio en un rincón y ahí les enseño las fotografías que estaban almacenadas en la memoria flash que el fotógrafo le había entregado.

—Vaya, pero qué guapo salgo —decía Naruto, que estaba sorprendido por lo bien que todos lucían, incluido él, no creyó que fuese bueno para las poses, pero, de hecho, las fotos habían salido increíbles.

Hinata tampoco podía apartar su mirada, se había tomado miles de fotografías antes, por eso no le importaba mucho, pero ver lo alegre que lucía Naruto le hacía sentirse también contagiada de dicha emoción.

—Quiero llevar esta, esta y esta —decía el rubio, señalando las fotos que le parecían mejores, estaba ansioso por enseñárselas a su padre y a su padrino, el viejo pervertido.

Por su parte, los demás también eligieron una que otra foto, aunque no estaban muy entusiasmados con la idea.

Una vez acabado el trabajo, ya era hora de regresar a casa, el teléfono de Gaara empezó a sonar y se dio cuenta de que se trataba de su padre, frunció el ceño con sólo ver el nombre, realmente le molestaba todo de él, incluso escuchar su voz a larga distancia.

—¿Qué? —contestó, en lo que caminaban de regreso a la camioneta para que los llevaran a sus respectivos hogares.

¿Dónde estás? —escuchó el malhumorado tono de Rasa—. Hace horas que acabaron las clases, no me digas que nuevamente andas con tu grupito de amigos vagos, podrán ser los hijos de grandes familias, pero no hacen nada de sus vidas.

Pasión por la MúsicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora