Capítulo 15

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Duetos y sentimientos (P2)

—Ya suélteme —exigió Tenten, tironeando de su brazo para lograr que por fin Neji la soltara, provocando que parasen de caminar—. ¿Qué le pasa a usted? ¿Cómo se atreve a inventar esas mentiras? —reclamó con el ceño fruncido, es que ella era una persona que nunca se quedaba callada, incluso si debía pelear contra su propio jefe.

—Cálmate, deja de gritar —le dijo el castaño de lo más calmado, aunque no pudo evitar soltar una sonrisa cuando vio como Tenten hacía un gracioso puchero y se cruzaba de brazos ofendida, como si se tratara de una niña pequeña a la que le acababan de quitar su dulce.

—Es que me enferma la gente mentirosa, y más si me usan a mi para mentir —le respondió, sacándole la lengua.

—Ni modo, creo que puedo vivir con eso —se burló el Hyûga, dándole la espalda para comenzar a caminar hacia la dirección a donde debían ir—. Ven, tenemos que regresar al auto, mi prima está por salir.

Tenten sólo lo siguió en silencio, estaba realmente molesta, después de que ese idiota la había besado, encima llegaba una loca a golpearla y ahora resultaba que el tipejo se burlaba de ella. ¿Pero qué le pasaba hoy a todo el mundo con ella? ¿Acaso era el día de "jodan a Tenten"?

Estaba mascullando un montón de cosas en voz baja, cuando de pronto desvió la mirada hacia uno de los pasillos y vio a una persona que la dejó con el corazón en la boca. Se quedó paralizada y quiso salir corriendo, más cuando ésta se desapareció tras una puerta, sin siquiera haberla visto, sin embargo, las piernas de Tenten no se movían.

—E-es...

—Hey —le llamó Neji, con su ceño ligeramente fruncido al ver que la chica no se movía—. Te dije que nos fuéramos, ¿qué haces ahí parada? —reclamó—. Date prisa y ven aquí.

—S-sí —dijo la castaña, volviendo a caminar y sacudiendo la cabeza. Definitivamente, esa persona no era quien ella creía, sólo lo había imaginado y eso era todo.

Nada más.

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Temari estaba ordenando un montón de test de actitud que había tomado en la semana el orientador de la escuela, los cuales habían sido aplicados sólo a los terceros años, entre ellos estaba el de su hermano y el de cierto chico que desde que llegó, le había llamado la atención, aunque ella no había querido ojearlo demasiado, no sabía por qué esa persona le inquietaba.

De pronto oyó unos toques a su puerta.

—Adelante —dijo, sin dejar de prestar atención a la tarea que estaba realizando. La puerta se abrió, dando paso a la intromisión de su hermano menor, Gaara, quien lucía algo afligido y eso rara vez se veía. Al verlo, Temari dejó los test de lado para prestarle más atención—. Gaara, ¿se te ofrece algo?

El pelirrojo asintió con la cabeza, algo nervioso.

—Habla, hermano, sabes que aquí estoy para ayudarte —le concedió la palabra con una alegre y maternal sonrisa, indicándole que le contara su problema, pues Gaara jamás la buscaba si no tenía un problema, eso era un poco interesado, pero así era el chico y no había nada que hacerle.

—Verás... —dudó sobre como empezar, nunca había hablado un tema como este antes y eso era realmente vergonzoso—. Pues... en la escuela... hay una chica...

—¡Gaara! —lo interrumpió Temari, sorprendida—. ¡¿No me digas que me vas a hacer tía?! —exclamó, provocando lo que nunca antes había logrado ver en el rostro de su hermano, que éste se pusiera tan rojo como su cabello.

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