Capítulo 17

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Una meta que cumplir (P2)

Sakura llegó a su casa toda mojada y embarrada, pero eso no le preocupaba en lo más mínimo. Su corazón estaba latiendo muy fuerte, pues había estado demasiado cerca de Sasuke, y... ¿A quién quería engañar? Todavía estaba enamorada de él como una tonta, aunque estuviera molesta, aunque tratara de odiarlo.

—Sasuke-kun... —suspiró, tocándose suavemente el pecho, con las mejillas sonrojadas.

Cuando se dio cuenta de que estaba en los brazos de Sasuke Uchiha, lo único que pudo hacer fue quedarse paralizada como una estatua, mirando sus oscuros ojos negros. El chico la sostenía por la cintura y había dejado caer el paraguas, por lo que ambos estaban completamente empapados.

—No sabía que fueras tan cobarde —se burló de pronto él, provocando que Sakura se alejara enojada, pues el comentario le había molestado.

—No es de tu incumbencia —dijo con las mejillas levemente sonrojadas. Sin pensarlo dos veces, le sacó la lengua a Sasuke y se alejó, medio corriendo, medio cojeando.

Sasuke sólo pudo sonreír.

Sakura se dirigió a su habitación para darse una ducha y quitarse la ropa mojada, pero antes de poder empezar, había comenzado a estornudar.

—¿Será que me enfermaré?

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Naruto estaba encerrado en su cuarto, tocando su hermosa guitarra anaranjada. Estaba concentrado en ello, cuando de pronto oyó unos golpes a su puerta. Alzó la mirada, creyendo que se trataba de su pervertido padrino, pero se sorprendió al ver que era su padre, quien traía una caja entre sus manos.

—Quiero hablar contigo, Naruto —dijo el rubio mayor, entrando a la habitación sin esperar a recibir una invitación por parte de su hijo. Se sentó en la cama y notó como Naruto dejaba de lado su guitarra rápidamente, pues sabía que a su padre no le agradaba.

—Ya dejé de tocar —dijo el menor—. A eso venías, ¿no?

—No —respondió Minato—. Te traje esto —dijo, acercando la pequeña caja de color rojo a las manos de su hijo, quien la miró dudoso, pero de igual forma, la terminó aceptando. La abrió, aún escéptico, pero su sorpresa fue enorme al reconocer el objeto que estaba dentro.

—¿Esta no es... la uñeta de mamá? —se preguntó, asombrado, pues jamás la había visto sino en fotos. Era la uñeta favorita que usaba su madre para tocar la guitarra y componer canciones, ella siempre la llevaba en todas las fotografías en las que salía con su guitarra, pero él pensaba que su padre la había hecho desaparecer, ¿por qué estaba dándosela ahora? —. ¿Qué significa esto, papá? —quiso saber, sin poder ocultar su curiosidad.

—Sabes bien lo que es eso —dijo Minato, cambiando su rostro de seriedad por una pequeña sonrisa paternal, la cual Naruto no veía desde que era un pequeño—. Quiero que la tengas, Naruto, esto era muy especial para tu madre —miró al cielo—. ¿Sabías que yo se la regalé?

—¿En serio? —cuestionó un sorprendido Naruto, viendo como su padre asentía con la cabeza.

—Sé muy bien que he sido injusto durante todo este tiempo, pero creo que me entiendes, ¿verdad? —el hombre bajó la mirada, dejando escapar toda su tristeza—. Siento como si la música me la hubiese arrebatado, esa música que ella tanto amaba, y que ahora tú también amas.

Naruto también bajó la mirada. Él sabía todo eso, pero nunca lo había escuchado de los labios de su padre, era la primera vez que él se abría de esa manera y en cierta medida, le parecía un poco triste, pero le gustaba que esto estuviera pasando, tal vez él ahora lograría comprenderle sólo un poco.

Pasión por la MúsicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora