CAPITULO 9

1.5K 131 65
                                        

Arabella


Claro que no tenia clase a las 4 sino a las 6, solo que ésta estúpida dijo algo de más y pues, tuve que ser recursiva.

No lo voy a negar, la pase genial con Nolan, pero me sorprendió cuando dijo que quería volver a verme. No le quise decir la verdad porque sé que seria un problema y tampoco es que me encante que la gente me tenga lástima.

Solo a tres personas le he contado todo. Una de ellas es Brooke, Peter y la otra es...

Dex.

No lo conocen ya que no lo he presentado y no tengo la intención de hacerlo, al menos por ahora. Cuando surja la ocasión lo harè. Pero quiero que sepan que es-

fue.

Fue, una persona muy importante para mí.

Cuando llego a mi apartamento, descanso un rato antes de irme a cambiar mi ropa casual por el uniforme de la facultad.

No miro el espejo, sé que ahora soy un desastre a causa de los 2 kilómetros que corrí, que realmente los sentí como una maratón completa, y a eso sumándole mi cara roja llena de sudor.

Me quito la ropa y decido vestirme de una vez para después no correr de nuevo.

Me recuesto en mi cama y comienzo a pensar, bueno, más bien a recordar.

El Hospital San Camilo.

Fue una experiencia bastante interesante, no volvería ahí ni loca, y menos sabiendo que probablemente la perra de Zoe siga trabajando allá como el demonio que es.

Lo único bueno fue Dex. El único amigo que hice.

Pasar por esos momentos me ayudaron a recordar la persona que era antes de convertirme en alguien con tendencias suicidas cada dos por tres.

Saco mi teléfono y busco una foto.

La de aquella fiesta. Mi cumpleaños décimo quinto.

Me veía hermosa. Tenia mi largo cabello en una coleta que hacia ver mi cara más delicada, usaba un vestido negro corto de manga larga y unos tacones bajos del mismo color.

Luego pase a otra, la que me tomaron cuando se acabo la fiesta.

Mismo peinado, mismo vestido, mismos zapatos, distinta mirada.

Estaba apagada. No era la viva imagen de la felicidad.

Recuerdo que me sentía agotada emocionalmente y lo único que quería era llorar.

Mis ojos no reflejaban lo mismo que hace años.

Se apagaron y, lamentablemente, nadie lo notó.

Miro mi reloj.

Es hora de irme, ahora es en serio lo de llegar tarde.

Él no se merece que le mientas.

Lo sé. Pero es lo único que puedo hacer para que no se entere de todo lo que he hecho.

                                                                                                                          ◦◦◦

Al llegar a mi universidad, voy a mi facultad, en donde se supone tengo que hacer algunas prácticas y listo.

—Cara-caravana. ¿Dónde te habías metido?—dice Peter con su brazo en mis hombros.

—Por ahí. ¿Tú qué? ¿Resolviste lo de la loca? —me reí, pero él no.

—Dios me libre de volver a cruzarme con ese demonio.

Rosas Color GlaucousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora