Arabella
¿Valiente o cobarde?
¿Fue un acto de valentía lo que hice?
¿Un acto para "sobrevivir" de una cosa y entrar en otra mucho peor?
No lo sé.
Lo único que puedo afirmar, es que esta vez sí me arrepiento. Pero puede que cambie de parecer, ¿Por qué?
No estoy sintiendo absolutamente nada. No siento el dolor. Todo ha desaparecido por fin.
¿Saben hace cuanto quería esto?
Me siento de nuevo esa niña fuerte de hace años, a la cual no la podía afectar nada. Siento paz y tranquilidad.
Abro los ojos.
Lo primero que observo es un gran castillo de piedra muy deteriorado. Volteo a mirar a los lados y no veo nada. Solo un terreno plano lleno de pasto y alguno que otro árbol. Parece ser que nadie ha vivido aquí en mucho tiempo. No hay pájaros, no hay nada.
Pero, un detalle. La mitad de la gran estructura parece de película de terror mientras que la otra, está llena de vida.
La puerta está abierta. Iremos por la parte feliz primero.
Mientras camino, me percato de que todo es muy silencioso.
—¿Hola? —digo en voz alta pero solo siento mi eco—¿Hola? —vuelvo a decir más fuerte.
Nada. No hay nadie.
Unas escaleras enormes en forma de caracol es lo primero que observo. Al fondo, hay una gran puerta abierta de par en par que lleva hacia un comedor hecho de marfil negro. Sonrío. Subiendo las escaleras, hay 4 pasillos que llevan a habitaciones supongo. Miro las paredes, pero no hay ni un solo cuadro.
Sigo subiendo y me voy encontrando con millones de puertas cerradas con llave. Pero, al llegar al último piso, solo hay una habitación. Un largo pasillo me lleva a ella. Observo que la puerta esta entreabierta y doy un paso adelante para abrirla.
Una biblioteca gigante. Quedo atónita. Es muy hermosa.
Casi tanto como yo.
Estilo victoriano. Como no.
Todo está impecable, como si alguien viniera cada día a limpiar libro por libro, ventana por ventana. A los lados, hay 2 escaleras que llevan a un segundo piso, también lleno de libros. Voy hacia la derecha y agarro un libro al azar.
Romeo y Julieta
Suelto la risa.
—¿Cuál más iba a ser? —lo quiero abrir, pero un sonido me detiene.
Notas musicales.
Un piano. Alguien está tocando un piano. Reconozco rápidamente la partitura.
Sonata #4, Allegro, Beethoven.
Sigo la música y noto que viene del segundo piso. Subo las escaleras lentamente, aun con el libro en mano y, al fondo lo veo.
Un gran piano color vino tinto y a alguien haciéndolo sonar. Cabello negro, espalda ancha.
Me acerco lentamente pero el chico se detiene a mitad de canción para ponerse de pie. Es alto. Sigue de espaldas y noto que lleva puesto un traje de cola color azul rey, justo como lo utilizaban en el siglo XIV. Al verlo, caigo en cuenta de que me ha costado caminar todo este tiempo. Claro, ni siquiera se que tengo puesto. Bajo la mirada.
Llevo un largo vestido blanco con encaje dorado (también de la época), mangas que llegan hasta mis codos, pero no tapan mis hombros. Mis pechos se notan más, claro, tengo un puto corsé. No puedo creer que hasta ahora lo sentí. Pero, a pesar de esto, me veo maravillosa.
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Rosas Color Glaucous
Teen FictionEsquivar y aguantar críticas. Esa ha sido la vida de Arabella desde sus 10 años. Una estudiante de médicina con un corazón tan dañado que el hallar una cura no es ya prioridad para ella. Esta destruida y rota. No se siente capaz de poder seguir...