CAPITULO 11

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Arabella

Haces todo mal.

El primer chico en años y lo arruinas por lengua suelta.

Perdón, ya sé que esto se fue a la mierda.

Y tú te fuiste también.

¿Quién dijo que he salido de ahí?

Maldita cabeza.

Pero mira quien lo dice. La gorda suicida.

—¡CÁLLATE!—grito y me sostengo la cabeza con fuerza mientras mis manos comienzan a temblar cada vez más .—¡CÁLLATE POR UN MALDITO SEGUNDO Y DÉJAME EN PAZ!—siento ahora como lagrimas bajan con rapidez por mis mejillas.

Aún no estoy bien.

Aún estoy rota y cada vez la vista se hace más borrosa al tratar de buscar las piezas para unirme.

—Por favor—susurro entre lágrimas.

No se como mejorar. Ni siquiera sé si algún día pueda recuperarme.

Me levanto de suelo y lo que hago es ir a mi habitación por un papel y lápiz.

Vamos a rellenar cuadros.

Comienzo de la peor manera, saliéndome del borde pero, a medida que me concentro voy mejorando. Los cuadritos cada vez se ven mejor.

Hasta que me calmo por completo.

Me miro las manos y, efectivamente están manchadas de mina de lápiz.

Respiro profundamente y me dejo caer en mi cama por minutos, horas. Pierdo la noción , hasta que algo llama mi atención.

Las 3 de la mañana.

Vamos al parque. Me hace falta aire, Dios.

Prosigo a ponerme mi pijama y salir de mi apartamento.

Al llegar, me siento en mi banca. Bueno, mía no es, pero digo eso porque es en la única que me siento al venir a esta hora.

—Como me gustaría que estuvieras aquí Dex—susurro un poco alto.

—No soy ese tal Dex pero espero que me dejes sentar a tu lado y hablar sobre lo de esta tarde Bella—volteo a ver y es Nolan.

—¿Quién te dijo que-me callo de golpe—Ni me lo digas. Ese Peter es un soplón.

—Me dijo que estarías aquí a esta hora y no podía dejar pasar la oportunidad para disculparme —se sienta y se acerca a mi un poco mas. Inhalo disimuladamente.

Huele delicioso.

—Soy yo la que se tiene que disculpar. Por mentirte—bajo la cabeza y juego con mis dedos.

—Te equivocas. Habrás tenido tus razones. Yo fui el que actuó como un psicópata, y quiero que me perdones. No debí reaccionar de esa manera, es más, nadie debería nunca tratarte así solo por tomar la decisión de irte de un lugar. Eres totalmente libre de tomar tus decisiones y ni yo ni nadie te puede decir lo contrario —pone un dedo en mi barbilla y levanta mi cara —En tus ojos veo dolor y mucho. No sé las cosas por las que hayas pasado y no es de mi incumbencia tampoco, pero es que verte así es algo muy fuerte.

—No te preocupes solo fue un-

Agarra mis manos y las ve.

—Estuviste pintando cuadritos ¿Cierto? —no hago ningún gesto. ¿Cómo lo sabe? —No sabes cómo me siento al saber que yo fui el que provoco esto, Lindura—se agarra el cabello desesperadamente—Enserio perdóname, no era mi intención. No quiero verte así de nuevo.

Rosas Color GlaucousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora