Arabella
—Nolan, si me quieres llevar a algún lado, por favor no regresemos otra vez al apartamento—digo fatigada—Espera un minuto. Creo que escupí un pulmón hace 10 minutos. Déjame buscarlo.
—Eres exagerada. Ya habíamos venido antes, tonta.
—Pues si, pero no recordaba que todo el camino era así—respiro fuerte.—Ya. Estoy bien.
Por fin cuando llegamos, doblo mis piernas y me siento en el césped.
Joder con el camino.
—Bella vamos a- ¿Qué haces?
—Tumbarme en el suelo. ¿No ves?—se ríe y siento como se tumba a mi lado.
—Eres una dramática. No fue mucho.
Abro los ojos y me levanto.
—¿No fue mucho?, bueno a ti no te afectará claro, tienes cuerpo de modelo. En cambio yo-
Sacudo la cabeza y cambio de tema.
—¿Para que venimos?—me termino de levantar—Hoy esta más verde el pasto.—Hago una observación inútil.
—Eres tan detallista—dice sarcásticamente y se pone a mi lado—Realmente quería traerte para nadar.
—¿Cómo que para na-
Mi Dios.
Por todos los cielos.
Se esta quitando la camisa.
Código rojo. Código azul. Código verde. ¡Todos los putos códigos existentes!
—A nadar, Dulzura—me da un beso en la mejilla.
Reacciona tonta.
Por Dios. Esta más bueno que Peter y eso es mucho.
Es musculoso pero no al extremo, aunque se le marcan muy bien los cuadritos de chocolate. Su piel es extremadamente blanca y se ve tan suave. Pero mis ojos se van a su espalda cuando voltea a ver un momento el lago. Tiene una gran cicatriz de va desde su nuca, hasta casi la mitad de su espalda.
¿Qué le pasaría?
Bueno, quitándole la mirada a semejante hombre, regreso al presente.
No voy a nadar. No puedo ni mirar mi cuerpo, dudo que él también.
—Nolan yo n-
—Sabia que dirías que no—agarra su camisa y me la da—Con ese pantalón no podrás nadar.—Se quita el pantalón.
¿Espera que?
Dios, ¿Desde cuando recibo milagros?
Pero no solo eso, no no. Bajo el pantalón trae una bermuda.
Se la quita.
Oh mi Dios.
—¿Yo estuve sobre eso?—digo en voz alta mirando su eh... amiguito.
Amigote querrás decir.
Lo que faltaba.
Suelta la risa.
—Estas en lo correcto —me entrega ahora su pantaloneta—Póntela y te espero en el agua. —me guiña el ojo.
—Yo-
Se lanza.
Suspiro.
A ver, Arabella, ¿Cómo putas nos cambiamos?
ESTÁS LEYENDO
Rosas Color Glaucous
Teen FictionEsquivar y aguantar críticas. Esa ha sido la vida de Arabella desde sus 10 años. Una estudiante de médicina con un corazón tan dañado que el hallar una cura no es ya prioridad para ella. Esta destruida y rota. No se siente capaz de poder seguir...