↷ ⋯ ♡ᵎ 𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖘𝖎𝖊𝖙𝖊

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Aún estaba ligeramente irritada por lo acontecido, así que no tenía mucha ganas de ser sarcástica.

—Casi, supongo. Me vio de espaldas.

—Él no es... un pervertido, si eso te preocupa. Le pedimos que te despertara para desayunar.

—No es pervertido, simplemente es muy estúpido. —dijo con molestia. —Pudo avisar.

Llegaron al comedor, que conectaba con otra habitación que parecía ser la cocina. En un mesón en el centro, había un montón de jovencitos sentados tomando el desayuno¹. Suma les estaba sirviendo su comida.

—¡Buenos días, Shinobu-san!

—Buen día, Suma-san.

Los niños también la saludaron. Tomioka le hizo tomar asiento, y para su consternación, se sentó a su lado. Los cuatro chiquillos la miraban con atención, y muchísima curiosidad, como si fuera la primer vez que veían una mujer.

—Ella es Shinobu Kochou. —dijo secamente el pelinegro. —Kochou, ellos son Tanjirou y Nezuko Kamado.

Un niño pelirrojo la saludó con entusiasmo. La única niña del grupo, le dio una gran sonrisa y se presentó efusivamente.

—Él es Zenitsu Agatsuma.

Zenitsu se le quedó mirando, con la boca ligeramente abierta, y las mejillas colorada. Eso le provocó una pequeña risa.

—Y él es Inosuke Hashibira.

Inosuke le hizo muchas preguntas extrañas sobre qué tanta fuerza tenía. Era, probablemente, el chico más lindo que Shinobu hubiera visto (Tomioka había perdido esa clasificación por su arrogancia hacia ella).

Suma les trajo el desayuno a los dos, y comenzó a comer mientras era abordada con miles de preguntas de los adolescentes. Especialmente de Nezuko.

—¿Es verdad que tienes una hermana mayor?

—Sí. —respondió. —Se llama Kanae.

—¿Y ella es tan bonita como tú?

Shinobu sonrió de solo recordar a su hermana. —Ella es mucho más bonita que yo.

La mandíbula de la niña quedó colgando, y sus ojos se expandieron con asombro, antes de regresar a más preguntas. —¿Y es verdad que vives en una casa enorme, con muchos libros y cuartos?

—Sí, así es.

—¿Y Tomioka-san vivió en esa casa?

—Ujum.

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