⇉ [ 🌕 ; ❛ 𝑩𝒂𝒋𝒐 𝒍𝒂 𝒍𝒖𝒏𝒂 ❜ ↷

↷ ⋯ ♡ᵎ 𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖓𝖚𝖊𝖛𝖊

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Shinobu se quedó acompañada de Sabito principalmente durante casi toda la mañana. Recorrieron juntos los alrededores, mientras hablaban, y se conocían mejor. Se toparon varias veces con otros habitantes de la casa, como los niños o las mujeres, pero no había señales ni de Tomioka ni de Makomo.

Shinobu conoció a la única persona con la que aún no había sido presentada: Tengen Uzui. Un tipo bastante... extraño, diría para sí misma. Pero lo más extraño no era él, sino sus relaciones. Se lo cruzó cuando iba junto a Sabito a la cocina para probar algún bocadillo.

—Qué alegría poder conocerla por fin, Kochou-san. —dijo, al presentarse, haciendo una reverencia. —Qué extravagante es poder conocer a una amiga de Tomioka. Habla mucho sobre ti, aunque no conmigo.

Tengen era un gigante. Probablemente uno de los hombres más altos que jamás había visto, y entre ellos había muchísimos centímetros de diferencia. Tenía el cabello blanco, como Sanemi, y los ojos rojos violaceos. Él era guapo, bastante guapo y llamativo.

—También mis esposas están encantadas contigo. —le dijo, sonriente. —Dicen que tienen mucho tiempo sin ver a otra mujer con quien hablar tanto, además de ellas mismas.

Sabito debió notar su rostro de confusión, porque amablemente procedió a explicarle. —Uzui-san está casado con Suma, Hina y Makio.

—¡Oh! —estuvo a punto de sonrojarse por la vergüenza. —¡No tenía idea! En ese caso, tus esposas también son mujeres muy agradables, Uzui-san.

Shinobu sabía que aún algunos hombres practicaban la poligamia, pese a que se había vuelto una práctica poco frecuente. Era la primera vez que se topaba con uno que verdaderamente fuera polígamo, y no simplemente tuviera varias amantes.

Para Shinobu era algo raro, pero no quería ser grosera.

—Es raro encontrar un caso de poligamia en estos días, Uzui-san. Es usted el primer polígamo real con el que me encuentro.

—¡Tengen, no estamos casadas contigo! —escuchó una voz enojada desde la cocina, la reconoció como Makio.

El hombre suspiró. —Ah, es verdad. Yo estoy casado con ellas.

Shinobu y Sabito comenzaron a reírse al momento en que Hinatsuru salió de la cocina, abrazando su vientre en embarazo. —No sólo estamos casadas con Tengen, Kochou-san.

Shinobu se detuvo para escuchar su explicación. Ella abrazó a su esposo por los hombros, y Suma salió corriendo también de la cocina. —¡Todos estamos casados!

—¿Cómo dices?

Suma se señaló a sí misma con entusiasmo. —Soy la esposa de Tengen. Pero también soy la esposa de Makio y de Hinatsuru.

Hinatsuru sonrió con amor. —Y yo estoy casada con los tres también. Al igual que Makio.

Shinobu no pudo evitar abrir los ojos con sorpresa, pues presenciaba algo que jamás había visto. Aunque había leído varias veces en sus libros relaciones entre mujeres, nunca había visto o escuchado de algo así. Hasta que recordó una ocasión en que leyó un poema muy antiguo de dos parejas de esposos que comenzaban a vivir juntos. Y cómo los cuatro, hombres y mujeres, se amaban.

Suma se rió. Makio salió de la cocina y se unió a ellos. —¿Te parece extraño?

—Sí. –admitió. —Es bastante extraño, al menos para mí. Pero también muy, muy interesante. —les dio una sonrisa a la familia. —No tengo nada más que decir además de que los cuatro son muy afortunados.