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Sabito no tenía amigos cuando era un niño.
Esto se debía a que no tenía permitido salir de su propiedad sin supervisión. Su madre lo sobreprotegía bastante, al punto en que llegaba a ser abrumador. Sin embargo, cuando tenía la oportunidad de estar en compañía de otros niños, no salía bien. Los grandes eran abusivos, los pequeños no le llamaban la atención, y era demasiado tímido con los de su edad.
Cuando terminó en la calle, y fue encontrado por Urokodaki, la primera persona de la que se hizo amigo fue Makomo. Luego llegó Giyuu, no mucho tiempo después. Y desde entonces, Sabito había estado junto a ellos dos, eran inseparables y muy preciados para él. Cuando necesitaba ayuda, ellos le ayudaban, y cuando alguno necesitaba su ayuda, Sabito se la daría.
Sabía que el asunto con Shinobu no iba a ser fácil para Giyuu. Aunque no había hablado mucho de ella, Sabito era consciente de que la amaba de verdad, porque conocía el corazón de Giyuu, y no es fácil dejar ir a un ser querido, o en este caso, tenerlo a su lado y no poder hacer nada. Giyuu estaba muy asustado de realizar todo aquel plan en un inicio, porque estaba aterrado de reencontrarse con Shinobu y terminar afectado. Por eso Sabito le aseguró que haría todo lo posible porque nada de eso ocurriera, e hicieron la promesa de no involucrarse con ella.
Pero ahora, no importaba cuánto quisiera interferir, Giyuu se le estaba saliendo de las manos. Y él sólo quería ser un buen amigo, y cumplir su parte de la promesa que le había hecho. Cuando Makomo se echó para atrás, supo que debía hacerlo por su cuenta. Él, como el buen amigo que era, debía evitar que Giyuu se rompiera el corazón por enésima vez. Así que no le importaba lo que dijera Makomo, él no era un cobarde. Tomaría en sus manos la tarea de alejar a Shinobu de Giyuu.
La noche anterior a aquel suceso, Giyuu no había ido a dormir. En unas circunstancias distintas, no le importaría mucho su ausencia, y simplemente pensaría que había ido a beber o algo así. Pero en la situación en la que estaban, y con la persona que tenían en la casa, él sabía y entendía muy bien lo que estaba pasando. Al igual que la otra noche, Giyuu debía de haber pasado el tiempo con Shinobu.
Durante la madrugada, y tras una incesante noche esperando al hombre que nunca volvió, tomó la decisión de interferir de manera definitiva. El brazo delgado de Makomo le rodeaba el pecho, y sentía su suave respiración golpeándole la mejilla, como un pequeño recordatorio de que ella se oponía a su plan. Pero Sabito no iba a dejarse guiar por el sentimentalismo, ni por las palabras de su pareja. Cuando llegó la hora de levantarse, apartó el brazo de la pelinegra y le dio un beso sobre la frente, lo cual provocó que se revolviera en el futón antes de girarse en la dirección contraria y seguir durmiendo.
