↷ ⋯ ♡ᵎ 𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖈𝖊

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Llevaba mucho tiempo sin dormir de una manera tan placentera. Al día siguiente, no se sorprendió de despertar sola, acomodada y arropada en el futón. Seguramente Giyuu se había ido después de que ella se quedara dormida. No se sentía decepcionada, era algo que esperaba que pasara. Aún así, por su cuerpo seguía la cálida sensación de sus abrazos.

Luego de arreglar su apariencia para el nuevo día que tenía por delante, Shinobu se acercó con cautela al fusuma. Sonrió cuando la puerta se deslizó. Giyuu realmente la había dejado sin el seguro.

Llevaba seis días allí, así que comenzaba a acostumbrarse a la actividad de la casa. Urokodaki-san siempre estaba de pie cuando despertaba, así que supuso que era el primero en despertarse. Suma y Makio también lo hacían muy temprano para hacer el desayuno. Tomioka, Sabito, Uzui y Makomo igualmente se despertaban desde muy temprano y comenzaban a hacer las primeras labores del día. Los últimos en despertar eran los jóvenes, junto a Hinatsuru.

Shinobu fue directo a la cocina. Allí encontró a Giyuu, Sabito y Makomo sentados con Uzui, Urokodaki y el chico Obanai.

El rostro de la joven mujer se iluminó al ver a este último. —¡Es la primera vez que te veo fuera de tu habitación! Te ves mucho mejor cuando no estás acostado. Comenzaba a creer que eras todo un ermitaño.

Le pareció que debajo de su cabello estaba frunciendo el seño. También volteó los ojos en otra dirección y no le dijo nada.

—¿Cómo sigue tu pierna, Iguro-san?

Aunque Shinobu se sentó frente a él en la mesa y le dio una enorme sonrisa, él seguía sin contestar. Luego dejó salir un quejido de dolor, que vino medio segundo después de que Uzui hiciera un movimiento (por lo que supuso que le dio una patada o algo) y fue cuando finalmente le dio la cara.

—Está mejor. Gracias.

—Me alegra mucho. Está sanando como esperaba.

—¿Cómo está usted, Kochou-san? —preguntó el viejo Urokodaki. —Me dijeron lo que le ocurrió anoche.

—Ah, gracias por preguntar, Urokodaki-san. Estoy mucho mejor ahora. Estaré mejor después de desayunar.

—Shinobu-san, la verdad me preocupó bastante lo que te pasó anoche. —le dijo Makomo, y la mencionada intentó ocultar su sorpresa. —¿No tienes ventilación en tu habitación? ¿O no estás comiendo bien?

—Oh, no, no, no, para nada. Es algo que me pasa a veces. Mi habitación en casa tiene un shoji que da al jardín, así que cuando me sucede ese tipo de cosas lo abro para salir. Fue un susto, más que nada.

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