↷ ⋯ ♡ᵎ𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖉𝖎𝖊𝖈𝖎𝖓𝖚𝖊𝖛𝖊

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El amor de niños no existe.

Ese era uno de los pensamientos que Kaneshiro más tenía claros en su cabeza. Los niños no pueden entender los sentimientos complejos como lo son el amor, y piensan que cualquier persona con la que sientan admiración o mucho cariño es amor. Durante años, cuando sus hijas eran pequeñas, vio sus ojos desbordados por este sentimiento confuso hacia sus compañeros y muy a menudo intentaba analizar y comprender él mismo el tipo de relación que tenían.

El trabajo de Giyuu y Sanemi era cuidar de sus hijas, así que entendía que cualquier sentimiento que naciera de ellos estaría principalmente relacionado a este trabajo de protección. En cuanto a sus hijas, siempre pensó que, al ser ellos los únicos dos niños con edades similares que tenían cerca y en vista de que estaban ahí para hacer casi cualquier cosa que ellas les pidieran, estaban fascinadas con este círculo. El apego que tenían era  principalmente por los beneficios que la otra parte les daba.

Y así se complementaba ese círculo y se terminaba el rompecabezas. Protección y necesidad, una situación de retroalimentación en la que los cuatro niños salían beneficiados de alguna manera y se entretenían. Era normal que todos se sintieran felices y cómodos así, y lo confundieran con el amor.

Pero a medida que pasa el tiempo, a medida que sus mentes, cuerpos y personalidades van creciendo y se van estableciendo, sus relaciones también. Kanae y Sanemi comienzan a sentir atracción, para cuando tienen ya 12 años Kaneshiro sabe que se gustan. Es Shinobu quien fue abruptamente interrumpida de esta evolución. Giyuu se fue y nunca más volvieron a saber de él, así que los sentimientos de su hija se quedaron estancados en lo que ella considera un amor de la infancia.

Mientras él ve el panorama, Kanae y Sanemi son adultos. Y él aún analiza su relación. Sabe que ellos han proliferado en ciertos aspectos su relación de guardián y protegida. Sabe que son muy naturales entre sí y el tacto está permitido en abrazos que no deberían ser bien vistos socialmente, y besos simples en la mejilla o la frente. También sabe que se entienden y se complementan de manera similar a como lo hacen él y su esposa, y sabe que se aman.

Pero él no miente cuando le dice a Shimiko que no desea ese matrimonio. Él había visto muchas veces fortunas familiares de muchas generaciones desaparecer por culpa de una sola persona o un solo acontecimiento. La familia de Shimiko era un ejemplo de ello. Su hermano menor, el heredero de su padre, perdió casi la totalidad de su fortuna familiar en apuestas y todo su patrimonio estaba cayéndose poco a poco. Shimiko lo odiaba por ello. Por eso era natural esa necesidad de reforzarse, crecer, hacerse más grande. Sanemi tenía lo necesario para dirigir su propiedad junto a Kanae y no cometer errores, pero no tenía nada que lo respalde si algo llega a pasar.

⇉ [ 🌕 ; ❛ 𝑩𝒂𝒋𝒐 𝒍𝒂 𝒍𝒖𝒏𝒂 ❜ ↷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora