Capítulo 1 *

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Suspire viéndome en el espejo.

Mi vestido era tan lindo e impecable que me encantaba verme en él.

Mi maquillaje era perfecto, mis dos mejores amigas se habían ofrecido en maquillarme para este día. Si soy honesta no quiero ni salir de aquí, me quiero quedar en mi habitación con la cabeza bajo mis sabanas y dormir.

Mis parpados pesaban por la falta de descanso y mire mi labial rojo, me acerque y lo tome para aplicarlo en mis labios.

Mis hermanos siempre me dicen que el rojo me favorece bastante.

—Te ves preciosa, Alexa. —escuche a Susan, una de mis mejores amigas.

Tapé el labial y sonreí viéndola a través del espejo.

—Gracias. —sonreí.

—Siempre provocando impacto. —se río Esther, mi otra amiga —Espero que te vaya bien, la noche será larga.

—Ni me digas. —me di vuelta y me senté en mi cama —Estoy exhausta, no quiero ir.

—¿Y si nos escapamos? —propuso Susan.

—Hecho. —la mire con esperanzas.

—No, no, no. —dijo Esther —No. Nadie se va a escapar.

—¿Has escuchado eso de que es mejor pedir perdón que pedir permiso? —dije, viendo a Esther.

—Alexa, no estas en condiciones para pedir ni perdón ni permiso. —contesto ella.

—Tiene que haber una opción. —dije —Tal vez si le digo a mi padre que me duele el vientre, ya sabes el periodo. Le hare una lista enorme e incómoda de cosas de chicas, como un ensayo de colegio. Uh, también podría decirle que tengo unas nauseas horribles.

—Alexa. —dijo Susan, negando con la cabeza.

—Decirle que me duele la cabeza, que ocupo hacer un té para relajarme, y máximo tengo que esperar tres horas.

Alexaaaa. —susurro Esther, alargando mi nombre.

—La cabeza me da vueltas, veo cinco de él, ya saben soy una chica con más soluciones que problemas, espero.... Bueno, la cosa es que le diré a mi padre que estoy enferma para no ir.

—Te hubiera creído si no te estuviera escuchando. —dijo él, mi padre.

Daniel Fabray.

Sus brazos estaban cruzados con seriedad, estaba muy desesperado, su rostro fruncido, su traje negro impecable y viéndome con mucha molestia.

Miro a mis amigas y ellas se levantaron de inmediato.

—Creo que debemos irnos. —dijo Susan.

Asentí.

—Un gusto verlo, señor Fabray. —Esther sonrió.

—Nos cuentas que tal todo, Alexa. —asentí a lo que me había dicho Susan.

Espere que ellas se fueran, cuando pasaron al lado de mi padre, él ni siquiera las miro. Solo me observo aun con sus brazos cruzado y miro rápidamente la hora en su reloj.

—Hay que irnos. —dijo.

—Yo no quiero ir. —confese.

—Todos te están esperando abajo. —avanzo hacia mí —Así que levántate y baja que ya es hora de irnos.

—Ya no soy una niña.

—Vives en mi casa, así que baja ahora mismo, Alexa.

Con todos ustedes, mi padre.

Un amor sin escape #1 (Completa- Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora