Capítulo 4 (TE ECHABA DE MENOS)

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A la mañana siguiente levante con un ligero dolor de cabeza, y con los recuerdos nublados de la noche pasada, pero no por mucho tiempo, ya que en cuanto vi la hoja en el suelo, todo volvió a mí:

-Volverás a obedecer.

Eso había dicho una voz en mí cabeza antes de perder el conocimiento, pero lo que no me puedo explicar es porque la hoja de papel no se ha quemado.

Me acerco al escritorio para recoger cualquier otra y hacer el mismo procedimiento, pero en este caso, la hoja de quema.

Observo como esta se desintegra y desaparece, y estoy a punto de volver a intentar quemas la hoja de anoche, pero una voz en la habitación me sorprende:

-Señorita Anabell.

Yo doy un ligero salto y cuando me doy la vuelta me encuentro con Visión, quien ha entrado en mi habitación sin permiso alguno.

-Visión, ¿¡Qué haces aquí!? No te he oído llamar.

-Oh, es que no llamé.

Me quedo mirándole, pero decido olvidarme de ese tema y ver que es lo que hace aquí.

-Visión, ¿pasa algo?

-Wanda tiene ganas de verte.

Asiento con la cabeza.

-Vale, iré a verla en cuanto pueda -ahora visión es quien asiente, pero no se va-. Visión.

Él me mira, mira mi cuarto, mira la puerta y pilla mi indirecta.

-Oh, sí, claro.

Sale de la habitación, pero sin usar la puerta, traspasa la pared y se va tan tranquilo.

Me quedo mirando el sitio por el que se ha ido y a veces me sorprende que sea un robot, ya que hay cosas que le cuesta pillarlas.

Otra vez sola en mi habitación, me dirijo al baño que en ella tengo para darme una ducha, y aprovecho todo el tiempo posible para relajarme. Aprovecho tanto tiempo, que cuando salgo del agua, tengo los dedos arrugados.

Me seco un poco el pelo con la toalla, y enrrollo otra al rededor de mi cuerpo para salir a la habitación para elegir que ropa ponerme.

Me plantó frente al armario para acabar decidiendome por un peto vaquero, un top corto y amplio de color azul zián, y unas botas militares bajas, negras.

Vuelvo a entrar al baño para dejar las toallas, y para peinarme el pelo y que luego no esté lleno de enrredones. Me miró al espejo antes de salir para ver lo guapa que estoy, y salgo por la puerta en dirección a la habitación de Wanda.

Me toca preguntar a algunas de las personas que caminan por los pasillos, y son tan amables de indicarme la dirección, así que en menos de dos minutos, me presento ante la puerta de mi amiga.

-¡Anabell!

Ella intenta saludarme con entusiasmo, pero en su propia cara puedo ver la preocupación, así que ya por mucho que lo intente ocultar, yo ya me he percatado y no pienso dejarlo pasar de ninguna de las maneras, no pienso permitir que mi amiga esté preocupada por algo, y si tiene que estar preocupada, que con parta su preocupación para que pueda ayudarla.

Ella me dirige al interior de su habitación, la cual podría decirse que es un piso, tiene cocina, salón, baño y habitación. Está completita, completita.

-Guau, esto es impresionante.

-Sí, tengo una prisión impresionante -la miro a sabiendas de que he metido la pata-. Es mejor que no salga...

Nueva Vengadora / Civil WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora