Capítulo 9 (CONSULTA MÉDICA)

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Entro en otra estancia completamente blanca, pero a diferencia de las demás está no tiene ni una sola ventana, es bastante cerrada. Tiene todo lo necesario para ser una enfermería y mucho más, tiene hasta una habitación para operar llena de máquinas.

Me quedo incrédula viendo todo esto, pues aunque esto sea SHIELD, nunca te imaginarias unas instalaciones como estas.

Por una de las puertas laterales aparece Cho, y parece una chica bastante maja.

—Buenos días, Fury me avisó de una emergencia, pero no veo que allá nada mal contigo, al menos a primera vista.

—Es la mano, es como que la quemadura que tenía al principio se ha hecho más grande.

—Tumbate en la camilla y déjame ver esa mano, no tardaré mucho.

La hago caso y poso la mano en un apoya brazos que hay en la izquierda, Cho se acerca a él y empieza a esaminarlo.

Durante todo el tiempo que está mirando mi mano, no paro de pensar en cómo lo debe de estar pasando Steve, en fin, fue culpa mía que acabase diciendomelo, el quería seguir callado, como le habían dicho, y por todo este tema he perdido el control, algo que está completamente a mi contra, pues Fury me ha vuelto a poner esta cosa que me lo hace pasar mal, pero esque si lo miras y lo analizas todo, esto es culpa mía.
Nada habría pasado si no hubiera preguntado eso a Steve y hubiera sacado el tema del martillo, te digo que con ese acabábamos riéndonos, pero no, yo solo se pensar en mi y en lo que verdaderamente me importa, encontrar un culpable y acabar con él.
Quiero la venganza, y no quiero que nadie ni nada me impida tenerla.

—Calmate y deja de hecharte la culpa, piensa en otra cosa.

—¿En que quieres que piense?

—Pues no lo se, que tal si me cuentas algo del país del que eres, de España.

Me quedo callada un segundo, viendo que ya todo el mundo lo sabe todo de mi.

—Pues te diría que no es mucho, pero esque llevo años sin verlo y lo hecho muchísimo de menos allí tenía un montónazo de amigos y amigas, y siempre nos encantaba tener aventuras super guays, todos los veranos pasábamos una semana sin los padres desde que teníamos los 15, y era la mejor semana del mundo —hago una pausa y intento pensar en las cosas que yo veía todos los dias—. Donde yo vivía era un sitio muy simple, Valladolid, allí prácticamente nunca te encuentras ningún conflicto ni nada, era una ciudad perfecta para mi, nada me alternaba. Y no tenía esta quemadura, ni siquiera sabía que podía hacer todo esto —lo último lo digo riéndome.

—¿Y te gustaría volver?

—¡Me encantaría! Solo por ver como han cambiado mis amigos lo daría todo, pero me da a mi que ya no va a ser tan fácil.

—No pongas las cosas difíciles, seguro que no son tan complicadas. —me encojo de hombros—. Bueno, esto ya está, voy a mirar un par de cosas en el  ordenador y luego te cuento de que se trata, ahora quedate quieta.

La hago caso, pero tampoco me podría mover, pues tengo la mano pegada al reposabrazos.

Ella se acerca al ordenador y mira un par de cosillas.

Después se mete en la sala de la que salió al principio, y vuelve a salir con tres botes de algo.

—Son unas cremas por así decirlo que harán que la quemadura vaya a menos —abre un bote rojo y hecha un poco en la mano—, tendrás que venir aquí todas las mañana para que yo te eche una crema distinta, cada una tiene su función, una seca la piel —señala el bote rojo—, otra acaba haciendo que se te suelte la piel, y luego las demás tienen su puesto en el proceso de crecimiento de la nueva piel —señala a los demás botes y acaba de esparcirme el rojo—, tendrás que tener la mano vendada, para que no toques nada —y empieza a vendarla—, pero siento decirte que la quemadura no la podré quitar entera, solo lo que se ha quemado hoy. Digamos que se debe a un inicio de tu magia demasiado temprano, tan temprano que tu cuerpo no estaba preparado para que lo sometiesen a tanto. La quemadura empeorará cada vez que tus poderes se sobre carguen, y entonces tu brazo perderá la vida.

—¿Entonces se tendría que amputar?

—Creo que eso sería escesibo más que nada porque siempre estará este tratamiento, pero cada vez que te quemes, intenta venir aquí antes de que pase un día, sino no seré capaz de volverlo a su estado normal.

Miro mi mano y en ese momento me doy cuenta de que ya no todo va a ser tan divertido y fácil, voy a tener que controlarme más si no la quiero volver a ver así, vendada.

—Gracias Cho, si no te importa quiero ir a desayunar.

Salgo de la enfermería al rededor de las 11 de la mañana, hora ideal para desayunar después de no haber entrenado.

«Comedor»

Cuando abro los ojos estoy en el comedor rodeada de agentes de SHIELD y en una de las mesas veo a los vengadores, antes de acercarme a ellos me cojo unas galletas y un vaso de leche.

—Nos han contado lo que pasó —me dice Wanda en cuanto me ve— ¿como es que solo te vendaron la mano si estabas ardiendo entera?

—Es parte de mi poder, dudo que me pueda matar a mi misma.

Natasha me hace un sitio a su lado y empiezo a comer mientras ellos hablan.

—Dicen que la próxima semana ya podremos ir a nuestras propias instalaciones, y según he oído deben de estar super bien, al menos eso me ha dicho Tony.

—Entonces debe ser un lugar lleno de lujos Sam, recuerda que Tony le encanta eso.

—Cierto, pues mucho mejor.

—Tu te vienes ¿no Anabell? —me pregunta Bruce.

—Pues no lo se, puede que si, pero no me han dicho nada...

—Pues claro que se viene Bruce, es una Vengadora —me interrumpe Natasha—, a si, Fury quería verte.

—Mierda, creo que esta vez la cague pero bien.

Me acabo la galleta y me levanto de la mesa despidiendome de los que estaban en ella.

«Donde esté Nick Fury»

Vuelvo a abrir los ojos y me encuentro en su despacho.

—La próxima vez llame a la puerta.

—Perdone, le estaba buscando y al no saber donde estaba...

—No se escuse e intente corregirlo para la próxima vez.

Bien, ya con esas palabras se que no me va a hechar.

—Esperemos a que llegue Steve, estaba acabando el entrenamiento, al menos se lo quise dejar hacer, no me gusta tener a mis agentes desentrenados.

—He oído que la próxima semana los vengadores ya no estarán aquí, eso es como decir que ya no serán suyos.

—Los vengadores siempre seréis míos, no te confundas Anabell... ¿Tienes apellido?

—No, los padres que murieron en la invasión Chitauri eran los míos, pero yo ya no los considero como tal, no me parezco a ellos, pero a Paula díselo, por favor, Smith.

—Ese es muy americano para unas españolas.

—Nuestro padre era de aquí, estábamos visitando a los abuelos cuando todo pasó.

En ese momento alguien llama a la puerta.

—Adelante —dice Fury.

Por la puerta pasa Steve y me mira arrepentido, y a Fury le mira con miedo.

—Siéntese, Rogers, y empecemos nuestra pequeña asamblea.

Nueva Vengadora / Civil WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora