Una asesina no puede amar a alguien [ Karma Akabane y Tú ]

~52~

POV (...)

Aprovechando que estaba fuera de casa, decidí pasar por la base a hablar con Diana. Era bastante tarde ya, las cuatro menos veinticinco de la madrugada. Había pasado gran parte de la noche deambulando sin rumbo alguno y descargando mi rabia e ira acumulada con gente que encontraba.

Me sentía extraña al hacer aquello. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que maté a alguien que ya no se sentía de la misma manera. Antes tenía un vacío constante en mi interior el cual únicamente era capaz de llenar acabando con las vidas de muchas personas. Ahora no siento la necesidad de hacerlo todos los días. La sensación de saciedad que experimenté durante estas horas fue indescriptible. Me sentí demasiado bien, tanto que llegué a asustarme. Le prometí a Karasuma que no volvería a hacerlo, que sería una asesina responsable y no actuaría por libre, pero me parece que en ocasiones, no seré capaz de mantener mi promesa.

Al llegar a la base aparecí bastante sucia. Había perdido la cuenta de las vidas que había quitado en tan solo unas pocas horas. Tantos asesinatos en una misma noche captarán la atención de los medios de comunicación. Probablemente mañana aparezca en las noticias. Ya me disculparé con Karasuma en otro momento.

Entré a la habitación de Diana. Al parecer, sigue teniendo esta habitación propia. Pensé que la juntarían con el resto de asesinos pero veo que estaba equivocada.

La chica, quien estaba sentada frente a su escritorio con sus seis pantallas, se dio media vuelta y me observó estupefacta.

- Te lo habrás pasado bien, ¿no? - preguntó sin dejar de observar mi ropa -. Ve a darte una ducha antes de que alguien te vea así, coge algo del armario y cámbiate.

- No es necesario, de todos modos las luces estan apagadas, no debe haber nadie despierto - respondí indiferente mientras frotaba mis ojos y bostezaba -. ¿A quién le toca hacer guardia hoy?

- A Karasuma, por eso mismo lo digo - contestó con cierta preocupación en su tono -. Como te vea con tanta sangre te va a caer una buena.

- Es igual... No he venido aquí por eso - le resté importancia al problema -. ¿Y bien? ¿Qué es todo eso que tenías que contarme? - cambié de tema cruzándome de brazos y dándole una mirada seria a mi compañera.

Diana suspiró, se volvió a girar y me lanzó una lata de una bebida energética.

- Siéntate - me ordenó.

Agarré la lata al vuelo y me senté en el suelo. Si me sentara en una de las camas, quitar las manchas de sangre de éstas sería mucho más difícil así que les facilité un poco el trabajo a los que tuvieran que limpiar.

- ¿Hasta dónde sabes? - me preguntó sentándose frente a mí mientras abría otra lata de otro refresco.

- Kay y tú desaparecisteis de un día para otro, aparentemente ambos por temas familiares. Eso es todo - respondí desganada tras darle un sorbo a mi bebida.

Diana permaneció en silencio por unos segundos.

- Entiendo... - murmuró y volvió a callar por unos instantes -. Bueno, no es como si Karasuma supiera por qué me fui realmente.

- ¿A qué te refieres? - cuestioné desconcertada.

- He destruido la base - confesó seria.

- Has destruido la base - repetí esperando a que continuara hablando.

- Durante todo el mes de enero me dediqué a devolver a sus familias a los niños más pequeños que aún no habían recibido el entrenamiento adecuado - comenzó a explicar -. A los medianos, la mayoría de ellos han sido asesinados por mi hermano, pero a los que he podido salvar, los he entregado a la justicia para que se encarguen de ellos. No los van a matar ni a encerrar, pues los crímenes que han cometido son relativamente insignificantes y con terapia pueden ser rehabilitados e integrados en la sociedad como personas normales. Los más mayores han conseguido huir de alguna manera y se han marchado lejos de la base. Definitivamente era lo mejor que podían hacer.