~53~

319 33 5
                                    

POV (...)

Seguimos a Kay hasta que nos alejamos bastante de donde se encontraban los demás. El chico se paró de repente, se dio media vuelta y se apoyó con la espalda en un árbol. Nos miraba fijamente a ambas con la cabeza ligeramente inclinada hacia abajo. Diana y yo nos miramos confundidas, ¿qué demonios le había pasado? No parecía el mismo y esto se estaba haciendo incómodo.

- Em... ¿C-Cómo has estado? - traté de romper el hielo.

El chico suspiró.

- No tenemos tiempo para esas cosas así que haré un resumen - respondió desganado -. He estado un mes fuera con mi familia y me he puesto enfermo, por eso la mascarilla. Hacía demasiado frío en aquel lugar... - se  quejó -. Pero no vamos a hablar de mi vida, será mejor que hagamos algo sobre la vuestra antes de que sea demasiado tarde - se centró en lo que importaba.

- S-Sí... - murmuró Diana guardandose las preguntas sobre por qué su repentino cambio de aspecto, pues se vestía y arreglaba de manera totalmente diferente a la anterior.

Mi compañera y yo nos acomodamos un poco. Ella se puso en la misma posición que el chico en un árbol frente a él y yo me senté sobre la rama del mismo.

- Sí es cierto que habéis cometido una cantidad de crimenes inimaginable, pero por sorprendente que parezca, también tenéis ciertos derechos - comenzó a explicar -. Desde hace varios años, cuando vivía en la calle investigué sobre este tema, pues era algo que me podría ser de utilidad en algún momento - hizo una pequeña pausa -. Es un proceso complicado y las probabilidades de éxito son muy, muy bajas. Pero merece la pena intentarlo. Supongamos que habéis estado cometiendo crímenes por tres años, obviamente el juez dará el veredicto que crea oportuno pero digamos que es pena de muerte. Vosotras podéis pedir ayuda al gobierno para reducir la sentencia. Ellos estudiarán vuestra solicitud e intentarán defenderos, en caso de salir victoriosos, vosotras tendríais que trabajar para ellos el mismo tiempo que hayáis estado siendo criminales, en este caso, tres años. Pero no podéis huír ni desobedecer una sola orden. Depende un poco de qué tutor os toque, pero suelen aprovecharse demasiado de estos criminales, después de todo, ellos han sido los que pidieron ayuda así que se toman el lujo de tratarles como esclavos y los amenazan con abandonarles si no cumplen con su parte del trato. Viviréis en condiciones pésimas pero os darán un techo y comida. Si soportais eso conservaréis vuestras vidas y después seréis libres - terminó de explicar -. Es básicamente lo que estoy haciendo yo con Karasuma. Es mi tutor, tengo que obedecer todo lo que me dice pero a cambio vivo. Tampoco puedo quejarme, es muchísimo mejor que mi antigua vida. Deberíais intentarlo, no perdéis nada, pero dudo que podáis contar con la ayuda de Karasuma. Ese hombre se olvidará de sus asesinos si se lo dicen sus superiores, justo lo que está haciendo ahora mismo con vosotras y con el resto de esta clase.

Una vez Kay terminó de explicarnos, mi compañera y yo nos miramos por unos segundos. Después volví a dirigir mi mirada a Kay con una débil sonrisa.

- Es bueno saberlo, pero Diana y yo ya hemos decidido... - hablé con tranquilidad -. Lo cierto es que ya sabíamos que había una posibilidad de salvarnos, pero después de hablarlo por mucho tiempo, aunque dejemos cosas muy importantes atrás, las dos pensamos que es mejor aceptar nuestro destino.

El chico nos miró con sorpresa.

- ¿¡Por qué!? ¿No queréis salvar vuestras vidas? ¡Solo tendréis esta oportunidad! No podemos dejar que pase más tiempo, en ese caso de verdad sería demasiado tarde - exclamó alterado.

- ¿Sabes? Incluso si pidiéramos ayuda, ¿quién crees que nos ayudaría? - comenzó a hablar Diana -. Estoy segura de que Karasuma no tendría problema en quedarse con nosotras porque ya sabe cómo somos y ha estado conviviendo con nosotras durante un tiempo. Pero, ¿qué otro agente del gobierno crees que querría tomar esa responsabilidad y peligro? Estamos hablando de dos de las asesinas más peligrosas del mundo, aunque ahora seamos capaces de controlar nuestros impulsos y seamos más civilizadas, eso no quita que sigamos siendo extremadamente hábiles. Si por el motivo que fuese quisiéramos escapar, podríamos hacerlo matando a la base entera y no nos supondría ninguna dificultad. Eso es suficiente para asustar a mucha gente, y nadie querría acoger a alguien que puede peligrar su vida durante tanto tiempo, porque hablamos de dieciséis y once años, no de tres o cuatro.

Una asesina no puede amar a alguien [ Karma Akabane y Tú ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora