Quiero Que Te Gusten Los Chicos

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Marzo, 1989, Desert Campsite, Death Valley National Park, California

El viento soplaba contra las caras de ambos chicos, como siempre cuando condujeron en su convertible robado. Sin embargo, el clima se volvió más y más frío no sólo por la hora tarde del día – bueno, ya era de noche para ser exactos – sino también por el cambio drástico de la vegetación alrededor de ellos. Habían conducido por un poco más de ocho horas ya, con una pausa en alguna ciudad pequeña en la mitad de su trayecto. Villa casi se durmió en su asiento y no entendía cómo Simón podía seguir conduciendo por tanto tiempo.

"Simón, ya es muy tarde y no sé cuánto falta todavía hasta que lleguemos a Las Vegas. ¿No crees que debemos hacer otra pausa?" surgió somnolientamente.

Simón no respondió de inmediato, primero echó un bostezo largo. "Hmmm..." murmuró. "Sí, tienes razón. Pero nosotros dos tenemos que dormir y no creo que sea la mejor idea dormirnos sin que alguien vigile el entorno."

Como una señal del destino, justo cuando las palabras dejaron los labios del chico con gafas, un letrero grande colocado en una piedra aún más grande apareció al lado de la carretera: Desert Campsite, Death Valley National Park.

"¡Ahora todo tiene sentido!" exclamó Simón. "¿Has notado como la naturaleza en esta región se volvió muy seca y casi como un desierto? Bueno, esto es porque estamos en el Death Valley – es decir – el valle de la muerte."

"¡¿Qué?! ¿Significa que nos vamos a morir aquí?" Con los ojos abiertos del terror, Villa ya no sonaba tan somnoliento como antes.

"No, no, no, Villito," dijo Simón con una bonita risa. "Esta región se llama así por el clima que sólo permite pocas plantas especiales y una vegetación escasa crecer, creando un valle con poca vida natural. Death Valley es el parque nacional típico para el oeste de California y de Nevada. Ya sabes, el desierto que se conoce de las películas americanas sobre Las Vegas." Y de nuevo Simón logró explicar el mundo a Villamil en una manera tan simple, pero a la vez tan perfecta.

"Okay... me siento tan estúpido, perdón, Monchito." ¿Cómo puede Simón pasar todo su tiempo conmigo si no alcanzo su alto nivel de intelectualidad ni con tacones? Hmm... ya sé que con tacones me veo divino.

"No digas tonterías. No tienes que pedir perdón por nada. Eres el chico más inteligente que conozco." Simón le regaló una sonrisa cálida a su amigo, y así estableció un calor agradable dentro del chico del pelo castaño. "Voy a estacionar el coche en el parking y nos buscamos un lugar para dormir cómodamente, ¿va?"

"Sí, sí..." respondió Villa con un bostezo largo. "Quiero dormir tumbado otra vez, estoy harto de dormir en este carro."

"Lo mismo digo yo," rió el chico de gafas y apagó el motor del coche, poniendo el freno de mano con un chirrido. "Ya estamos. Vamos a ver qué hay aquí."

Evidentemente, lo que había en la Desert Campsite era nada más que una cabaña pequeñita donde estaba sentado un hombre viejo – pero muy viejo – y una fuente para beber agua. El anciano ni siquiera miró hacia arriba cuando los chicos se aproximaban a él; sólo cuando Simón se aclaró la garganta su cabeza se movió hacia el colombiano tan lentamente como un oso perezoso.

"Yeah?" pronunció con un acento tan sureño que Simón tenía que reprimir una risa. Pensándolo bien, el hombre hasta se vio texano, si esto era posible.

"Good evening, we wanted to ask if you have any tent, we could borrow for a night to camp here. We'd be gone by tomorrow." La sonrisa falsa de Simón casi dolía en sus cachetes.

"Well, I moved here to give campers like you young fellows a place to stay, to show how stunning the desert can be. You can take my old tent Roberta, she always treated me well," respondió con un inglés dolorosamente americano, los 'r's tenía vida propia. Con su última frase señaló a una tienda de campaña viejísima, mediamente construida, descansando en su propia mugre en sus últimos años de vida. "You know boys, when my ma' heard that I wanted to start my own campsite in the Death Valley and leave my good ol' Breckenridge just with my tent and my cap." Se perdió en una descripción demasiado detallada de su juventud, sobre como había dejado su pueblo en Texas para mudarse aquí. Simón no quería parecer desagradable, pero no le interesaba para nada esta historia aburrida; sólo quería dormir y ya. Cuando el hombre empezó a describir cómo surgió su primera relación con una chica que amaba la naturaleza de Nevada, Simón ya no podía más.

Antes De Los VeinteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora