Febrero, 1989, Río de Janeiro
El amanecer llegó inesperadamente.
Como Villa había dicho, el dolor se había acabado después de unos minutos, pero sólo para retirarse para un tiempo indefinido y volver tan repentinamente como en esta noche.
Por suerte, aquella noche terminó con los primeros rayos del sol que acariciaban la superficie del océano tranquilo como los dedos del pie de una persona que iba a nadar por primera vez en su vida. Los dos amigos estaban sentados en el muelle que sostenía la discoteca, dejando sus piernas colgar desde la borda. Ambos estaban pensando en lo que había pasado en la noche y cómo su viaje iba a seguir. Aunque Villa no había permitido que su enfermedad le quitara la oportunidad de cumplir otro punto de su lista y bailar toda la noche, lo más adecuado era volver a Bogotá y esperar que se curara de alguna manera. Pero eso no pasaría.
"¡Mira, Simón! ¡Está amaneciendo!" Este chico no pierde su ánimo de vivir. Es increíble.
"¿Quieres bajar a la playa para tener una vista mejor?" propuso Simón, sonriéndole tímidamente a su amado. No se había dado cuenta antes, pero en este momento notó que no quiso que acabara su viaje, el tiempo que pasaban juntos. Es la única cosa que él puede disfrutar a pesar de estar enfermo.
"Sí, vamos," contestó regalándole a Simón una sonrisa que le hizo olvidar de su llanto anoche. Le hizo pensar que era un chico normal, que no estaba muriendo lentamente, silenciosamente. Que no cayó dormido para quizá no despertar nunca más.
Sin decir una palabra más, sólo gozando las tempranas horas de Río de Janeiro, anduvieron debajo de las palmeras y hundieron sus pies en la arena fina. Se aproximaron al mar, donde las olas continuaban con su eterno deber de deslizarse sobre la playa, a veces la golpeaban, a veces la acariciaban suavemente. Ahora el agua casi besaba la arena con cautela, era bastante fría cuando ambos amigos la pisaban con sus pies descalzos. Lado a lado contemplaban el horizonte, lado a lado disfrutaban de un momento que jamás iban a olvidar.
El sol era blanco como un papel, un círculo perfectamente redondo hundido en un mar de color rosa; pero no era sólo un rosa claro como un tulipán holandés, sino un rosa profundo, intenso que automáticamente atraía la mirada de cualquiera persona pasando por la playa. Comparado con la parte grande del cielo que poseía el tinte de aquel rosado extraordinario, el amarillo y naranja que marcaban el sol blanco sólo eran un fino contorno que, sin embargo, se fundía gradualmente con el rosa dominante. A buena distancia del sol, el rosado se cambiaba lentamente a un morado claro, casi lila, por las nubes que lo oscurecían. Simón se perdió en esta magia de la naturaleza, en el asombroso reflejo del sol en el agua que a veces las suaves olas del mar distorsionaban.
"Simón..." La voz de Villa sonó tan repentinamente como el vuelo a esta ciudad.
"¿Sí?" El mayor miró a su mejor amigo, viendo que él todavía estaba perdiéndose en la imagen del amanecer mágico. No parpadeó, no se volteó para encontrar la mirada de Simón, ni siquiera siguió hablando. Hasta que giró su cabeza y mostró sus ojos mojados.
"No quiero volver."
Simón sabía exactamente a que se refería, él había pensado lo mismo. Las terapias no parecían funcionar, su vida iba a terminar antes de su vigésimo cumpleaños. Y lo único que le haría sentir mejor, que le haría feliz en sus últimos años de vida es cumplir los puntos de su lista. Yo voy a hacerlo posible, yo voy a estar para él. Siempre.
"No vamos a volver," declaró Simón con firmeza. Sus ojos se fijaban en los de Villa, y en frente de ellos tuvo lugar el espectáculo más hermoso que existía. A pesar de las lágrimas en sus ojos verdes, Juan Pablo sonrió en una manera que te calentaba el corazón desde las profundidades más hondas de tu ser.
Te amo.
"¿En serio?" preguntó incrédulamente.
Simón tomo su cabeza, posando las palmas de sus manos en las mejillas suaves de Villamil. "Quieres ver el mundo, entonces vamos a ver todo el mundo."
"¿Estás seguro?" Villa echó una dulce risita mientras lloró, esta vez de felicidad.
"Nunca antes en mi vida he estado tan seguro de algo."
Sus ojos esmeraldas chispeaban de felicidad, al mismo tiempo vieron a la persona que había causado todas sus sonrisas en el mes pasado. Eres mi persona favorita en todo el mundo, Simón.
Y aquella persona favorita gradualmente empujó su cabeza hacia su hombro para abrazarle como la cosa más valiosa del mundo que iba a conocer. Villa lloró en esta parte cálida del cuerpo de su mejor amigo, pensando en que eso era algo que cada persona que vivía sobre la tierra debería experimentar. No importaba si iban a morir como él, o estaban completamente sanas, jóvenes o ya mayores. Era incomparable esa sensación de tener a alguien que apreciabas sin mesura por todo lo que hace, todo lo que hace por ti. Y te da la increíblemente hermosa oportunidad de sentir que a partir de ahora tu vida empezaría, que tus sueños más grandes se van a cumplir.
Que tu vida merece ser vivida.
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Antes De Los Veinte
Fanfictionleucemia [lew'θemja]: s. f. MEDICINA Enfermedad que se caracteriza por un exceso de glóbulos blancos en la sangre cuyos síntomas son anemia, hemorragias o postración. s. f. AMOR Enfermedad que impide que Simón Vargas pueda confesarle su amor al chic...