Febrero, 1989, Bogotá
Simón estaba tumbado boca arriba en su cama. Pensando en Villa, como siempre.
Los rayos del sol ya se habían alejado del cielo y dejaban paso a la luna llena. Su luz de un azul pálido entraba a través de su ventana, causando sombras misteriosas en las paredes. Su lámpara de lava emitió una luz fluorescente de su mesilla de noche, al lado de su cabeza agotada. Él amaba pasar tanto tiempo con Juan Pablo, pero esta noche una idea decepcionante se le ocurrió, entristeciendo su estado de ánimo. Si de verdad de una manera desconocida él lograría estar junto con Villa, no duraría mucho.
Villa va a morir.
En las semanas pasadas había alcanzado a establecer una especie de amistad con el capitán del equipo de fútbol, visitándole cada día, olvidándose de sus tareas, del instituto y de sus pruebas de la orquesta. Sólo vivía por Villamil, mientras que él ni siquiera tenía una vida larga por delante.
Simón dejó que su mirada viajara sobre los posters de su habitación, encontrándose con las letras que formaban los nombres de sus bandas favoritas y sus películas preferidas hasta llegar al estante grande de su cuarto. Allí, alineados en una fila ordenada por año de publicación, estaban sus libros y comics sin los que muy probablemente no podría sobrevivir. No obstante, no tienen el poder de salvar la vida de Villa.
Simón percibió como lágrimas volvían a formarse en sus ojos oscuros cuando se giró a un lado, escondiendo su cabeza en su almohada suave. Sus sábanas de Superman siempre habían sido sus favoritas, pero ahora le recordaban demasiado al chico de sus sueños y a su amor en vano. No puede ser que cuando por fin me atrevo a hablarle, él se muera en poco tiempo.
Soltó un grito sordo en su almohada, empujando su rostro más profundo en la tela suave que mostraba la 'S' mayúscula que el superhéroe de la capa roja llevaba en su pecho. De repente, sus dedos tocaron algo liso y frío. Simón se irguió y desde debajo del cojín cogió unas revistas que había escondido allí hace unas semanas. Todavía no había terminado de leerlas completamente y cada tipo de distracción le serviría bien, así que empezó a leer de donde había acabado la última vez. Buscó en la gaveta de su mesita de noche y encontró la linterna pequeña que siempre usaba para leer cuando según sus padres supuestamente ya se había ido a dormir.
Alisó la página con el doblez grande y después de un rato pasó la hoja. A la vuelta de la página un hombre guapísimo llevando un traje de baño y una camisa abierta, estampada con flores tropicales, le devolvió la mirada. Estaba bronceado y una barba incipiente adornaba su rostro. Pero lo que causó que se le parara la respiración a Simón no fue la apariencia de Adonis de este hombre, sino el tema del artículo. Hasta para Simón era raro que las palabras escritas en Loverboy le atrajeran más que las fotos, pero esta vez pasó exactamente esto.
Cómo pasar las mejores vacaciones con tu pareja – Loverboy te da consejos, trucos y los lugares adecuados para que te diviertes a lo máximo, leyó el chico con gafas. Cuánto haría para que pudiera pasar unas vacaciones afuera de ahí, en alguna playa o alguna ciudad histórica junto a Villa. Echó un suspiro. Ay, ¿cómo se vería en traje de baño y con el cabello mojado?
En lugar de distraerle, las revistas sólo lo deprimían aún más. Las escondió debajo del colchón de su cama y volvió a recostarse, cerrando los ojos.
Va a morir. Va a morir. Va a morir.
Cada día podría ser su último. Su vida podría acabar con cualquier respiro.
Los ojos ya mojados de Simón se llenaron de lágrimas de nuevo. A pesar de haber pasado dos semanas con el futbolista guapo, no había logrado asimilar la verdad. La triste realidad no quería caber en su cabeza, se rehusaba a entrar a su consciencia. Para él, cada vez que veía a esa sonrisa que robaba el aliento, Villa le pareció más vivaz que nunca; pero una sonrisa que valía oro tampoco podía vencer a la muerte.
La muerte era silenciosa, segura e invencible. Se había acercado sigilosamente a Villamil, y ahora ya estaba muy cerca de su cuerpo hermoso, siendo capaz de atacarle en cualquier momento. La gente solía decir que se podía sentir la proximidad de la muerte como un velo fino que no se podía quitar de una persona. Y aunque su sonrisa deslumbrante y el brillo radiante de sus ojos aceitunados lograran hacerle invisible a este velo, todavía seguía estando allí. Sin alejarse.
De golpe, Simón abrió sus ojos. Había llegado a una conclusión. No se puede influenciar a la muerte, pero sí se puede cambiar la vida.
Juntos, Villa y él podían cumplir todas las cosas que Juan Pablo había deseado hacer desde siempre, que había escrito en la lista que le había mostrado esta tarde; juntos iban a hacer cada una de las cosas que Juan Pablo Villamil quería hacer antes de los veinte. Esta era la única opción para que ambos pudieran aceptar y asimilar la dolorosa realidad. Decidido, Simón se quitó las gafas y se deslizó debajo las sábanas.
Tal vez juntos podamos desgarrar este puto velo.
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Antes De Los Veinte
Fiksi Penggemarleucemia [lew'θemja]: s. f. MEDICINA Enfermedad que se caracteriza por un exceso de glóbulos blancos en la sangre cuyos síntomas son anemia, hemorragias o postración. s. f. AMOR Enfermedad que impide que Simón Vargas pueda confesarle su amor al chic...