Quiero Bailar Toda La Noche

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Febrero, 1989, Río de Janeiro

Era su primera vez en un club como aquel en que estaba en este momento. Simón nunca había mostrado interés en abalanzarse junto con otra gente en una habitación llena de música alta y sudor. Pero hoy, hoy sí disfrutaba estar ahí.

Hoy estaba acompañado de Juan Pablo Villamil.

"¡Esto está genial, Simón!" exclamó eufóricamente mientras corría hacia la pista de baile, dirigiendo unas últimas palabras y una mirada increíblemente alegre a su amigo.

Simón tardó un poco más tiempo en procesar su entorno y hacerse parte de aquello como Villamil lo hacía. Se ocupó con escanearlo y analizar las acciones de la gente a su alrededor, ponderando en qué se suponía que hacía en este lugar. Bailar y beber o beber y bailar, no sé hacer ninguno de los dos.

"¡Simón!" Villa le tiró en el brazo, arrastrándole hacia la pista de baile. "No pienses, ¡disfruta!" dijo en voz alta y con una sonrisa brillante en su cara. Ya disfruto cada segundo a tu lado, mi amor.

"¡Pero no sé bailar!" respondió, pero sus palabras no alcanzaron a Juan Pablo, quien ya había esfumado entre la gente después de presentar un moonwalk admirable. Simón caminó en la dirección en la que pensó que se había desaparecido, y volvió a observar todo lo que le rodeaba. Estaba convencido de que no encajaba con el tipo de personas en este lugar, no se debía olvidar que era el nerd de la clase. Nunca en su vida había asistido a las fiestas que habían organizado sus compañeros de clase, sobre todo porque nadie le había invitado, pero tampoco le interesaba este pasatiempo. Siempre invitaban a Villa, se acordó. Y con este pensamiento, un antiguo recuerdo volvió a su mente.

Pasó en noveno grado. Simón ya tenía en claro sus sentimientos por Juan Pablo, y los ocultó tal como todavía lo hacía. Estaba en casa de una compañera de clase, algo que ocurría raras veces, para finalizar una tarea. Sara era una chica muy popular y bastante simpática, pero estas cualidades no podían esconder su cerebro casi vacío.

"¡Estoy muy contenta de que esté en un grupo con ustedes, Simón y Belén!" exclamó ella cuando acababan de preparar la presentación para su clase de inglés. Belén y un chico llamado Pepe también eran parte de su grupo, el cual la profesora había escogido al azar, pero nadie había esperado que Pepe apareciera en su reunión, ya que tampoco atendió al colegio frecuentemente.

"Gracias," murmuró Simón mientras empacó sus bolígrafos y su cuaderno en su mochila. Belén sólo asintió con la cabeza. A veces pienso que ella es aún más tímida que yo.

"Hay que celebrarlo," señaló Sara y se puso de pie. "¡Voy a llamar a unos amigos y haremos una pequeña fiesta!" Se tiró a la cama y rápidamente tomó el auricular del teléfono de un rosa pastel que posaba sobre su mesita de noche. "¡Marina! Cariño, vamos a celebrar..." Debajo las miradas sospechosas de Simón y Belén, la chica envolvía el cable del teléfono alrededor de su dedo índice y hablaba con diferentes personas para quince largos minutos.

Resultó que después de media hora su cuarto estaba lleno de varios compañeros de clase. Entre ellos su mejor amiga Marina, el chico que le gustaba a Sara, llamado Marco y nadie menos que el mejor amigo de Marco: Juan Pablo Villamil.

"Sara, creo que me voy a casa..." Por excepción, no lo dijo Simón, sino Belén. Tal como él, ella se sentía completamente fuera de lugar.

"No, no, no. Ustedes han hecho el proyecto completo casi solos, quiero que se queden para celebrarlo," respondió con firmeza, no dejando espacio para quejas. "Además, ni siquiera es una fiesta de verdad, sólo somos entre amigos." Amigos. Haría todo para ser amigo de Juan Pablo.

Antes De Los VeinteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora