Después de recibir la increíble noticia de que es un doncel, Todoroki Shoto, un chico de tan sólo 16 años, tendrá que enfrentarse a los nuevos obstáculos que le tiene preparada la vida, sacándolo de su zona de confort. Enfrentando críticas e intento...
Sabía perfectamente lo que había dicho. Después de hablar con el bastardo, me sentí ligero, sentía que una pesada carga había finalmente desparecido de mis hombros. Nunca hablé de eso con nadie, pero por alguna razón, con Fresita fue diferente. Parecía que sabía mucho del tema, no estoy seguro de lo que le pasó para hablar de esa manera, pero no iba a preguntarle en un momento como ese.
Estaba confiado, totalmente seguro de lo que estaba por hacer. Tenía que enfrentar lo que me ocurrió en un pasado y darle la cara a los viejos. Estaba decidido.
Incluso cuando el imbécil de Kirishima me lo preguntó, le aseguré que todo estaría bien. Me llevó algo de tiempo pensarlo, pero llegué a la única e indiscutible conclusión de que era lo que tenía que hacer.
En fin, ahora, en este momento, que estoy estacionado frente a ese lugar en el que pasé tantos momentos de mi infancia y adolescencia, donde compartí risas, gritos y lágrimas con las dos personas más importantes en mi vida. Sí, ahora que estoy frente a mi antiguo hogar, siento que me voy a hacer mierda.
¡Toda esa puta confianza se fue al carajo! ¡¿Cómo si quiera puedo estar aquí?! ¡Esto es una pésima idea!
Estaba a punto de encender mi moto para arrancar e irme de ahí, cuando me entró una llamada al celular. Con tan sólo ver el nombre, fue suficiente para responder en seguida.
- ¿Bastardo?
- Hola Bakugo, ¿Cómo estás?
- Ah....yo...bien, creo...
- ¿Estás nervioso?
- ¿Eh? ¿De qué hablas? ¿Por qué mierdas estaría nervioso? – traté de que mi voz saliera lo más molesta posible, fallando en el intento.
- No pensarás huir ¿verdad?
Bien, para este punto era obvio que él ya sabía lo que tenía pensado hacer. Quería preguntarle quién se lo había dicho, pero preferí no hacerlo, en ese momento necesitaba ánimos.
- Es complicado...
- Lo sé – su voz se oía tan suave – Pero sé que puedes hacerlo, sino...no serías Katsuki Bakugo ¿verdad?
Eso simplemente me hizo sonreír. Pensar que le prometí cuidarlo y protegerlo, para que sea él quien me está dando ánimos en estos momentos. Vaya que la vida está loca.
- No te creas la gran cosa bastardo, iba a entrar de todas formas – escuché como soltaba una risita.
- De acuerdo, espero que podamos hablar cuando hayas terminado.
- Ya veremos.
- Bien, entonces, espero que todo salga bien Bakugo. Estoy seguro de que a tus padres les alegrará verte – sonreí levemente – Aunque, no esperes que te perdonen a la primera.
Solté una carcajada ¿Qué tanto sabía ese mocoso de mi vida?
- Estoy seguro de eso, pero haré mi mejor esfuerzo.
- Bien, me tengo que ir. Nos hablamos luego.
- Cuídate Fresita.
Colgamos al mismo tiempo. Aún estaba nervioso, pero gracias a esa llamada, también estaba decidido.
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