Después de recibir la increíble noticia de que es un doncel, Todoroki Shoto, un chico de tan sólo 16 años, tendrá que enfrentarse a los nuevos obstáculos que le tiene preparada la vida, sacándolo de su zona de confort. Enfrentando críticas e intento...
Habían pasado ya un par de semanas desde que Shoto había regresado de su expedición, y un par de semanas desde que Bakugo y él habían tenido ese incómodo encuentro en el baño de aquel restaurant. Todoroki muy en el fondo esperaba que esa fuera la última vez en la que tendría que cruzar camino con el cenizo, porque el haberlo visto nuevamente fue doloroso.
Después de que salió del baño, rápidamente salió del establecimiento seguido por sus amigos, quienes le preguntaron varias veces lo que había pasado y él únicamente respondía que no quería hablar de eso. Llegó a su hogar, saludó a su familia y se dirigió a su habitación. Trató de hacer su ensayo, pero las lágrimas no se lo permitían, el dolor en su pecho al recordar todo era demasiado fuerte. ¿Realmente estaba haciendo bien en tratar de olvidar a Bakugo? ¿Y si él fue quien se equivocó al malinterpretar todo? ¿Él es el culpable? No lo creía, pero fuera quien fuera, eso simplemente tenía que quedar en el pasado.
No importaba si era culpa suya o de Bakugo, alejarse era lo mejor en cualquiera de los dos casos.
Mientras tanto, Katsuki había hecho hasta lo imposible para tratar de hablar con él. Se le hacía casi imposible debido a que ese par de mocosos parecían escoltas profesionales que no dejaban al Miti-Miti sólo ni por un maldito segundo. Siendo sincero, en parte estaba muy agradecido por eso, porque al menos podría asegurar que el helado de fresa estaba seguro y en buenas manos. Si él no podía acercarse, significaba que nadie más podía hacerlo...tal vez.
Pero por ahora, tenía que pensar en la manera de lograr al menos tener unos minutos a solas con él.
Y aquí es donde comienzan los problemas, pasó las últimas dos semanas tratando de acercarse. Durante varios días fue a esperarlo en la salida de su colegio, rezando por encontrarse con él y poder interceptarlo para hablar a solas. Sin embargo, el muy desgraciado lograba escaparse sin que él se diera cuenta, probablemente tomaba caminos alternos con tal de no topárselo, y eso sólo lo hacía sentir más mierda de lo que ya se sentía.
¿De verdad Shoto ya no quería saber nada de él?
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Todoroki Shoto
- Sho, esto de verdad está comenzando a ponerse raro – escuché la voz de Izuku que caminaba detrás de mí.
- Es verdad, ¿Por qué de repente quieres tomar estos caminos? No pasamos por aquí desde hace como cinco años – se quejó Kami.
Y es que llevábamos días caminando por unos viejos callejones y algunos molestos matorrales de un terreno abandonado para llegar a la escuela. No era estúpido, era consciente de que Bakugo ha estado esperando en la salida para hablar conmigo, la verdad no sé qué carajos quiere, pero tampoco es como si quisiera escucharlo.
Traté de convencer a los chicos de que no era necesario que me acompañaran, pues sabía que podía ser algo extraño y molesto para ellos, pero ambos se rehusaron a dejarme sólo y decidieron acompañarme. Aunque no dejaban de preguntarme el porqué de todo esto.
