Capítulo IX

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Sonó el molesto despertador y le dí tal manotazo que lo tiré al suelo cayendo este encima de Buster.

-Pobrecito mio- le dije cuando el pobre animal asustado acudió a mi regazo.

No me acordaba de Zack hasta que lo ví solo en calzoncillos haciendo el desayuno.

-Buenos días princesa- me dijo alzandome por lo aires- a desayunar

-Buenos días, al final me acabaré acostumbrando a que me hagan el desayuno- dije mientras cogia un plato y lo llenaba de tortitas y empezaba a comer.

-Emily antes de irme quería hablar contigo- dijo sentandose frente a mi.

-Dime- dije intrigada.

-A veces en esta vida hay que tomar decisiones y está claro que tu tienes que tomar una- ya me imaginaba por dónde iba- vas a tener que romper un corazón Emily, pero tienes que pensar en tí primero y total, el tiempo curas las heridas...

-Zack por ser primera hora de la mañana me estas agobiando ya, ve al grano porfavor- dije mientras me tomaba el zumo.

-Ok, no entiendo por que estas con aquel cuando aquí me tienes esperandote y está claro que tu me prefieres a mí. Dos cosas no puedes confundir, el deseo no es amor. Soy consciente de que lo deseas, pero me amas a mí.

Casi escupo el zumo de golpe en la cara de Zack.

-Bueno no se, tengo que pensar todo esto, despues de que se publique el nuevo numero de a revista tomaré una desición.

-Esperaré pero ahora me tengo que ir- me dijo mientras depositaba un beso en mi frente.

Se marchó y el vacío se apoderó de mi.

Empecé la rutina mañanera sacando a pasear al perro, seguido de la ducha, me acicalé y me fuí a la oficina puntual como casi, siempre.

El día se me pasó volando en sí, estaba tan metida en realizar los ultimos retoques para el envío del borrador a la imprenta que ni siguiera almorcé.

No había visto a Alex en todo el día, excepto por los mensajes que nos enviábamos y poca cosa más.

Si si, muy atento en reformarme el despacho pero despues se olvida de tí a la primera, ¿Quién te crees que eres?- me reprochaba mi alter ego- Seguro que eso de follarse a sus futuras socias en alguna fiesta lo hace muy a menudo.

Ese pensamiento hirió mi orgullo. Será hijo de puta.

Todo es fachada guapa- me susurró mi diva interior apoyada en su chaise long haciendo un crucigrama- Que ilusa eres de vez en cuando.

Puede que la diablilla tuviera razón.

Zack vino a buscarme a las 5 y fuimos caminando hasta un bar cercano a tomar unas copas, ya que estaría sola seguramente al llegar a casa, invité a cenar a Zack.

Pedimos unas pizzas y nos hartamos de reírnos mirando un programa de chistes en la televisión

La noche iba bien hasta que el timbre sonó, fuí a abrir pensando que sería Melissa, pero en cambio me encontré con Alex parado frente a mi.

-Nena...- me dijo cogiendome por la cintura y empujandome dentro de mi piso, besandome apasionadamente.

-Alex- intenté decirle

-Cariño hoy no te he visto en todo el día, te pienso follar hasta la madrugada, ya hablaremos despues- dijo pegandome a su cuerpo.

-Ejem- carraspeó Zack- soy Zack amigo de Emily- dijo tendiendo la mano.

Alex se sorprendió pero no me soltó, alargó la mano y noté todos sus musculos tensarse.

-Bueno, mejor me voy- dijo Zack cogiendo su chaqueta y dirigiendose a la puerta- Gracias Emily por invitarme a cenar... otra vez- dijo intentando fastidiar.

-Adios Zack- dije mientras cerraba la puerta.

Me giré y ví a Alex un tanto molesto.

-Lo siento si he interrumpido algo- dijo serio.

-Alex, no digas eso, es tan solo un amigo de la universidad, no te pongas así- dije recogiendo los restos de la cena.

-¿Que no me ponga así? ¿Cuantas veces has cenado con él? Porque parece que no ha sido la primera- dejó ir sarcásticamente.

-Por dios dime que no estas celoso- dije mirandolo fijamente.

-¿Te has acostado con él?- dijo bruscamente

-¿Pero que dices?- dije poniendome roja como un tomate y volviendome para empezar a lavar los vasos.

-Emily, no te lo voy a volver a repetir, me has oído muy bien- dijo cogiéndome de la muñeca y girándome.

Los ojos se me llenaban de lágrimas. No sabía si decirle o no la verdad.

-Me estas haciendo daño Alex- dije intentando que me soltara, pero solo conseguía que apretara más.

-Emily, te juro....- suspiró- contesta.

Bajé la vista a los pies y una lágrima cayó.

-No me he acostado con él, tan solo es un amigo- dije mirando mis pies descalzos.

Alex soltó mi muñeca y se sentó en una silla de la cocina. Instintivamente me miré y froté la piel enrojecida de mi muñeca.

-Emily, eres mía, no te quiero compartir con nadie más, ¿Me has entendido?- dijo dirigiendo sus grises ojos a mi mirada.

Asentí con la cabeza, me daba miedo ver a Alex así, era como si un demonnio hubiese entrado en él controlando sus actos.

Se levantó y extendió los brazos como invitació a refugiarme en ellos. Dudé y eso entristeció a Alex.

-Lo siento, no pretendía hacerte daño, solo que no soportaba la idea de que ese tío hubiera tocado lo que es mio- dijo dándo un paso adelante.

Yo dí un paso atras quedando acorralada contra la encimera.

-Emily por dios...- dijo y su voz sonó apagada.

Yo tampoco soportaba verlo así, volví a dudar pero me refugié en sus brazos, en su cálido pecho. Pasamos la noche juntos.

No me podía dormir despues de lo ocurrido esa noche. ¿Y si Alex no es quien parece ser? ¿Y si recién ahora, que he dado el paso y "soy suya" , empieza a mostrarse tal y como és?

Emily te estás metiendo en un camino de rosas, pero también de espinas- me recitaba mi alter ego- Ying y Yang, no hay bien sin mal, pero ten cuidado...

Cuando miré el reloj ya era ora de que me despertara. Salí de los brazos de Alex con cuidado de no despertarlo y me fuí a la ducha.

Al salir, Alex seguía durmiendo plácidamente y sonreí al ver a aque semi-dios desnudo en mi cama.

Dicen que la sonrisa más sincera nace cuando ves a la persona que amas durmiendo a tu lado. No lo tenía exactamente a mi lado, pero supongo que valía igual.

Me vestí en silencio y me fuí a trabajar. Al bajar esta vez decidí coger un taxi, no me apetecía conducir.

Emily Wolf ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora