Capítulo XIV

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Una vez allí Melissa ya había preparado algo de cena y Roger estaba preparando la mesa.

Entré y dejé a Buster en el suelo, los dos de inmediato acudieron a la puerta mirando cada movimiento que hacía como si en cualquier momento me fuera a desmayar y necesitar primeros auxilios.

-Ve a ducharte y ven a cenar- me gritó Melissa.

-Sí mamá- contesté borde.

Me duché y me puse lo más cómodo que encontré.

-No le contestes así a tu madre- me regañó Roger divertido.

Ese chico era un sol, soportaba a Melissa con el mal genio que tiene, me aguanta a mí y a Buster…

-Lo siento papá- dije bajando la cabeza mientras le guiñaba un ojo.

-Queréis dejar de reíros de mí por favor- dijo Melissa molesta.

Cenamos tranquilos y charlando de todo un poco, fue divertido mientras duró.

-Wolf, te queríamos decir una cosa- empezó a decir Melissa- Roger y yo hace tiempo que estamos juntos y…

-No me digas que os vais a casar… es que enserio, si es eso, dímelo de aquí a una semana quieres…- interrumpí yo.

-¿Pero qué dice usted?- dijo Roger poniendo cara de espanto.

-Calla anda Wolf y escucha, solo te quería preguntar si te parecía bien que yo me mudara con Roger, nada de bodas, todavía- dijo Melissa remarcando la última palabra.

Pero qué alivio, te juro que cómo hubiese tenido que soportar una ceremonia así me cortaba las venas en la bañera.

-Claro que me parece bien, además con mi nuevo sueldazo, me buscaré un loft o un ático en el centro mismo- dije- así podré ir caminando al trabajo- sonreí satisfecha- Excelente- agregué con cara de estar montando mis planes.

-Pues ha sido mejor de lo que me esperaba- dijo Roger.

-Pero no veis que tenía ya unas ganas inmensas de irme de aquí, sin ofender- dije mirando a Melissa- nuevo aire, vida nueva y esas cosas que se dicen.

-Bien- dijo Melissa.

-Yo lavo los platos- dije- y después empezaré a buscar casa- dije saltando contenta hacia la cocina.

-Yo saco al chucho- dijo Roger.

Lavé los platos lo más rápidamente que pude y me fui directa a la habitación dónde empecé a buscar pisos. Muchos me gustaban pero el precio se excedía demasiado, además quería comprarme un apartamento, no tan solo alquilarlo.

-Va a ser tarea dura Buster- y el perro levantó una oreja.

Encontré dos que se ajustaban a mi presupuesto, me costaría mucho tiempo pagarlo por completo pero era un paso que debía dar.

-Mañana iremos a verlos en el tiempo de almuerzo- le dije a Buster- ahora a dormir.

Daba vueltas de un lado para el otro sin poder dormir. De golpe mi móvil que se estaba cargando en la mesita de noche sonó.

-Diga- contesté rápidamente.

-¿Señorita Green?- dijo una voz fría- Le llamo para avisarle que el señor Hernández ha sufrido una colisión en moto y su número aparecía como primer contacto.

-¿Zack? ¿Está muy grave?

-No señorita se encuentra bien, tan solo una leve conmoción y el tobillo esguinzado, pero tiene que guardar reposo, y vendría bien que alguien viniera.

-Por supuesto, enseguida estoy allí.

Me vestí como un torbellino y salí disparada cogiendo tan solo el móvil y el monedero.

Al llegar al hospital la enfermera me llevó hasta la habitación. Zack tenía la cabeza vendada y el lado derecho de la cara raspado por el asfalto.

-Se le saltó el casco al resbalar- me explicó la enfermera- tiene varias quemaduras y moretones en los brazos y piernas, pero nada grave a parte del esguize. Ahora esta sedado así que es poco probable que le diga algo.

-Gracias por llamar- ella sonrió y se marchó.

Me senté en la silla que estaba justo al lado de la cama de Zack.

-Mi niño ¿Qué has hecho?- dije acariciando muy suavemente su pelo. No podía evitar pensar que hubiese sido lo peor que le hubiese pasado, y una lágrima cayó y se perdió en las sábanas.

Lo tenía cogido por la mano, con cuidado de no tocar el catéter que tenía clavado, y lo acariciaba con el pulgar. Me apretó la mano y enseguida lo miré a los ojos.

-Emily- dijo sonriendo con un filo de voz.

No pude evitar que los ojos se me llenaran de lágrimas.

-Zack, cariño no hables, ya hablaremos mañana- dije poniéndome en pie y sonriéndole.

-No llores por mí, estoy bien- dijo apretando mi mano y besándola tiernamente.

-Duerme y descansa, mañana te pegaré la bronca- dije riendo.

-Quédate conmigo- me dijo apretando más mi mano.

-No iré a ningún sitio, aquí me quedo- dije mientras me sentaba en la silla.

-Quiero que duermas conmigo- dijo echándose a un lado, las camas de hospital eran lo bastante amplias para que entráramos los de lado.

-Tu duerme cómodo, yo dormiré en el sofá, parece cómodo- dije rechazando su oferta.

-Por favor- y puso esa cara de cordero tierno- ven- dijo destapando el lado vacío.

No pude rechazar su invitación y me acomodé con cuidado sobre su pecho.

-No quiero hacerte daño Zack- dije sin apoyar todo el peso de mi cuerpo en el suyo.

-Me da igual, te quiero a mi lado- dijo apretándome a él.

Supongo que me dormí al cabo  de unos instantes, solo recuerdo que antes de dormirme Zack me beso la cabeza.

-Yo te esperaré y aunque se pase toda mi vida, seguiré esperándote- dijo pensando que yo ya me había dormido- tu podrás negar todo lo que quieras, pero tus ojos no mienten.

Emily Wolf ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora