Capítulo XXXIV

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Al despertarme Alex ya no estaba en la cama. Me decepcionó la idea de no encontrarlo junto a mí, pero era normal, él tenía un horario más estricto que el mío.

Me di una ducha rápida y salí con Buster a pasear, de vuelta al ático me cambié y nos fuimos a desayunar a la cafetería justo en frente a la oficina.

Desde la vidriera podía ver a la gente caminar frenética para cumplir horarios. Quien diría que una de esas personas era yo hace unos meses, y ahora soy directora, prometida y embarazada.

Cuando Buster se  acabó el trozo de donut que le había dado, pagué y nos fuimos directos al ascensor.

En cuanto se abrieron las puertas de la planta de mi oficina me encontré con Ana esperándome con una gran sonrisa.

-¿Ya tienes una respuesta para mí?- dijo siguiéndome a través de los pasillos.

-No lo sé- dije entrando en mi despacho- pregúntaselo a Alex- dije sentándome y dejando a Buster suelto.

-¿Qué se lo pregunte a Alex?- dijo con cara de sorpresa.

-Si él está de acuerdo lo haré encantada- dije sabiendo que a Alex no le gustaba en absoluto airear sus asuntos.

-A mí no me la juegas, conseguiré que diga que sí, ya lo verás- dijo mirándome desafiante.

-Buena suerte- dije con los pulgares arriba.

Como la rutina de cada día, atendí varias llamadas de las sesiones que teníamos pendientes y estuve hablando con Fox sobre los últimos desfiles en París.

Paul entró acompañado por Christina que traía un perchero con coloridas prendas.

-¿Qué es todo esto?- pregunté quitándome las gafas.

-Princesa arriba ese culo, hay que ver que te pondrás para la fiesta de esta noche- me dijo arrastrándome de mi sillón.

-Te he traído algunos modelos que te sentarán de lujo- dijo Christina.

-Enserio, no sabéis la pereza que me da ahora mismo tener que hacer esto, encima estaba trabajando- dije señalando en ordenador.

-Yo también estoy trabajando- dijo Christina descolgando el primer modelo.

Después de ver y probarme más de 5 modelos diferentes de colores inimaginables me senté redinda.

-El último- dijo Paul descolgando un vestido largo de color verde botella.

-Ni en broma me pongo yo ese color- dije tapándome los ojos- es color de abuela.

Christina comenzó a reírse.

-Pero si ahora las tendencias son vintage.

-Que no- dije haciendo seña para que guardara el vestido.

-¿Y entonces que te vas a poner?- preguntó Paul.

-Quiero algo cómodo- dije reclinándome en mi butaca.

-Una falda- dijo Christina- de tubo, cómo las que sueles llevar.

-Sí, podría ser- dijo Paul- y esto- dijo sacando de una percha un corsé color piel.

-Veis que no soy tan complicada, esto es fácil- dije mirando el conjunto.

-Solo faltan los complementos y hecho- dijo Paul.

-Chris, ¿Todavía tienes por allí los zapatos de puntera metalizada?- pregunté

-Sí, están en mi escritorio junto a un collar, quedaría estupendo.

Emily Wolf ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora