Capítulo XVII

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Alex me despertó haciéndome cosquillas, no sé si me desperté de mal humor por ese hecho, o de buen humor por haberte despertado riendo.

-Para- le grité intentando zafar de sus brazos.

-Pues levántate y ve a la ducha, si no….- dijo mirándome pícaro- sigo- y me volvió a atacar haciéndome cosquillas.

-Vale, vale tú ganas- dije levantando las manos- ducha, lo he entendido- dije saliendo de las sábanas por obligación.

Mientras se calentaba el agua, Alex empezó a afeitarse. Me quedé mirándolo embobada, aquel adonis desnudo frente a mí, mirándose en el espejo afeitándose. Por momentos creí que me fallaban las piernas. Alex se giró mirándome ensimismado.

-…- no dijo nada, tan solo levantó las cejas como preguntándome qué hacía mirándolo así.

-Estoy muy mal…- dije entrando en la ducha y oí a Alex reírse.

Al salir yo de la ducha, entró él. No pude reprimir las ganas de tocarle la cara recién afeitada, tan suave que lo llené de besos mientras él se dejaba querer.

-Si hubiese sabido que me ibas a querer así después de afeitado, me hubiese afeitado todos los días- dijo besándome en la nariz, yo la arrugué y él me miró divertido- A bajo seguro que Jana ha preparado el desayuno, ahora bajo yo- dijo entrando en la ducha.

Salí i me vestí con una camisa larga de Alex

Efectivamente abajo estaba el desayuno preparado y Jana me dio los buenos días.

-Igualmente Jana- le dije sonriendo.

-Me alegro que esté de vuelta señorita- dijo sirviendo las tortitas y poniéndome el plato delante- a esta casa le hace falta un toque femenino- dijo señalando con la cabeza a Jackson que estaba parado al lado de la puerta.

-Sí eso creo yo- dije comiendo las tortitas.

Alex bajó de muy buen humor.

-Le veo feliz, señorito- dijo Jana guiñándome un ojo y yo sonreí.

-¿Cómo no estarlo teniendo a dos preciosidades en frente ya de buena mañana?- dijo posando un beso en mi sien.

-Usted siempre tan galán- contestó ella.

-Que no te engañe Jana- dije dejando la taza de café en la mesa- debajo del aspecto de niño bueno se esconde todo un diablillo- dije yo con segundas intenciones.

-Que graciosa ella- me contestó Alex- Y bueno, ¿Qué era lo que me querías contar ayer que venías tan alegre?- dijo tomando su taza de café.

-He comprado un ático- dije de golpe y Alex casi se atraganta con el café- respira hombre- dije dándole unas palmaditas en la espalda.

-¿Dónde?- dijo ya recuperado.

-A unas manzanas de la oficina- dije poniéndome de pie- 3 habitaciones, 4 baños, biblioteca, una cocina a la última, todo amueblado y…- dije creando suspense- piscina- dije remarcando cada sílaba de palabra.

-Guauuu- dijo Alex haciéndose el sorprendido- piscina- imitando mi emoción- yo no tengo piscina pero si quiero nadar me voy al mar con el yate- dijo truncando mi ilusión.

-Vete a la mierda, es mi inversión- dije subiendo las escaleras- y por cierto hoy me llevo uno de tus coches- dije apoyándome en la barandilla de la cumbre de la escalera- así que si no quieres que tu precioso Ferrari vuelva con una raya de punta a punta- dije mientras Alex me miraba desafiante desde abajo- yo de ti cuidaría ese tonito- dije desapareciendo.

Emily Wolf ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora