Epílogo

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Me quedé hasta que todo el mundo se marchó del funeral, incluidos la familia de Alex. Gabriel y Anatoli me esperaban metros atrás de pie junto al coche. Estaba frente a la lápida acariciando mi vientre.

-Supongo que ahora querrás que siga adelante - dije hablándole al bloque de granito blanco- que sea fuerte por ellos, pero te dije que si el camino se hacía difícil yo estaría allí para hacerlo fácil, sería más fácil contigo.

Di un último suspiro y me giré lentamente. Presté atención sin interés a un hombre junto a uno de los cipreses, iba de negro con gafas de sol negras y gorra negra. Me miró y sonrió, dejó caer lo que tenía en su mano y se marchó casi a la carrera.

Miré a Gabriel y a Anatoli que estaban hablando y no habían prestado atención a lo que acababa de ocurrir.

A paso igual de rápido fui hasta el ciprés pasando por alto los gritos de los dos hombres que me seguían.

Al llegar recogí el lirio blanco que tenía una etiqueta colgando. La giré y leí el mensaje:

“Siempre a tu lado nena”

Empecé a respirar agitada cuando Gabriel y Anatoli llegaron.

-¿Estás bien?- preguntaron los dos al mismo tiempo.

Me sentía turbada en ese momento, no comprendía quien era ese extraño y si se trataba de una broma, era de muy mal gusto.

A principios de esa semana se tramitó el testamento de Alex, en el que yo quedaba a cargo de los inmuebles y mitad de las acciones y empresas, el resto a partes iguales entre Elizabeth y Roger.

Todo se me hacía cuesta arriba ahora que Alex no estaba y se suponía que tenía que encargarme yo de sus cosas. Mi alter ego se había encerrado en una caja de cristal y permanecía congelada en la misma postura cómo dentro de un cubito de hielo.

Gracias a Alexander y Roger aprendí todo sobre los negocios que llevaba Alex. La dirección de la revista estaba bajo el poder de Sandra.

Los mese pasaban y yo seguía echando de menos a Alex irremediablemente. Dormía con sus camisetas y había mantenido la oficina como cuando él la usaba.

Él me había enseñado a sacar a mi guerrera interior y ahora más que nunca tenía que demostrar que podía soportar todo eso y más. Todo por Alex.

Emily Wolf ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora