Cuando desperté Creig me miraba fijamente y me sonrojé.
-¿Por qué te sonrojas?- me preguntó besándome la frente.
-No sé, no me gusta que me miren así- dije removiéndome en sus brazos y con cuidado me apoyé del lado del tatuaje, ya no dolía tanto.
El me abrazó por detrás y respiró en mi nuca.
-¿Así como?
-Así de intensamente- dije tapándome con la almohada.
-No te escondas- dijo quitando la almohada- arriba que nos espera el avión.
-No quiero- dije remolona.
Después de organizar la maleta con todas las compras que había hecho, fuimos al aeropuerto y allí tomamos el vuelo directo a París, menos mal que era tan solo una hora. Llamé a Ana y le conté todos los cambios y me dijo que ya lo estaba organizando todo. Le di las gracias y colgué
Al aterrizar nos esperaba Pierre, el asistente de Amalie, y con las maletas de Christina, que enseguida vino a abrazarme.
-Dios pero mi guapísima jefa- dijo abrazándome un quejido escapó de mi boca. Me había apretado en todo el tatuaje. Creig me miró preocupado, le dirigí una sonrisa tranquilizadora y relajó la cara. En el fondo ya no me dolía tan solo tenías las costillas un poco lastimadas.
-Vale Christina, no hace falta apretar tanto.
-Señoritas la señora Amalie nos espera- dijo Pierre en un perfecto inglés.
-Por supuesto- dije cogiendo mi maleta. Enseguida Creig me la quitó de la mano y Paul me miró extrañado.
Mientras caminábamos por la terminal Paul y Christina bombardeaban a Pierre con preguntas sobre dónde ir a comprar o si había algún desfile esos días. Yo iba más atrás con Creig. Extrañamente me sentía protegida, aunque sabía que tan solo lo iba a tener conmigo dos días en París.
Un pensamiento cruzó mi mente: “Tendría que estar aquí con Alex, la ciudad del amor”…
-La ciudad del amor- repetí en voz baja y tono triste.
-¿Te duele?- preguntó Creig mientras llegábamos a los coches que nos llevarían al estudio de Amalie.
-No tranquilo, gracias por preocuparte- le dije
-Es mi deber y todo un placer- dijo él metiendo mi maleta en uno de los coches.
-¿Aunque te lo ponga difícil?- dije yo juguetona mientras esperaba que él subiera por el otro lado del coche.
-Aun así, es un placer.
Pierre, Paul y Christina iban en un coche, mientras que Creig y yo los seguíamos en otro. Pasamos cerca de la torre Eiffel y no pude reprimir un suspiro. Y saqué a Buster del bolso para que pudiera ver por la ventana.
Al llegar al estudio de Amelie todos nos quedamos de piedra, era un espacio abierto y muy luminoso, con grandes ventanales y una pared llena de rollos de telas de todos los colores y texturas.
Una mujer más bien bajita y con ropa holgada corrió a nuestro encuentro.
-Ya habéis llegado- dijo quien supuse que era Amalie- Pierre ve a llevar las cosas de las señoritas al hotel, yo les enseñaré el estudio.
-Amalie, no sabes cuánto me alegra poder estar aquí- dije tendiéndole la mano.
-Mujer la alegría es mía- dijo sacudiendo enérgicamente mi mano.
ESTÁS LEYENDO
Emily Wolf ©
General Fiction[Emily es secretaria de la famosa directora de la revista "Cúspide of moda". Su rutina se ve alterada por la aparición de un atractivo hombre en las oficinas centrales. Ese mismo fin de semana, Emily es invitada a una fiesta dónde se vuelve a cruzar...