Capítulo XLIII

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El día había llegado y Paul asaltó mi ático dónde estábamos durmiendo Melissa y yo. La despedida de soltera fue increíble. Pese a los tópicos de alquilar una limusina y contratar a un stripper, la fiesta fue de todo menos corriente.

Casi no habíamos dormido y yo tenía la cabeza como un bombo. La cena del jueves me recordó la noche que Alex me pidió matrimonio. Estábamos todos reunidos, viviendo las últimas horas como Emily Green y Alex Williams.

El timbre seguía sonando y al final decidí levantarme, mi casa fue ocupada por un equipo de estilistas y mis damas de honor, incluyendo a mi madre, que había llegado la noche anterior.

-Vamos chicas, arriba, no hay mucho tiempo- dijo Paul reorganizando mi salón.

-¿Cómo está mi niña hoy? ¿Nerviosa?- me preguntó mi madre mientras buscaba la bata de seda para meterme en el baño.

-El dolor de cabeza me impide estar nerviosa- le dije cerrando la puerta.

Después de desayunar, el dolor remitió. Melissa estaba peor que yo, ya que ella bebió por mí y por ella la noche anterior.

-Mel- dije mirándola de reojo mientras me peinaban- despierta- dije dándole un pellizco.

-Auch, estate quieta jolines- dijo dando manotazos al aire.

No pude dejar de reírme al ver a la peluquera intentando peinar a Melissa, mientras esta se dormía por las esquinas.

Dos botes de laca después y poco maquillaje, estaba lista para enfundarme en el vestido. Christina estaba encargándose de los vestidos de Melissa y de mi madre, Paul me ayudó a ponérmelo y cuando acabó Chris ultimó los detalles.

Salí de la habitación caminando torpemente por el pasillo y al llegar al salón todos me miraron cómo si se tratara de una aparición.

-No me miréis así- dije alisándome el vestido.

-¿Cómo no mirarte así si estas impresionante?- dijo mi madre pasando un rizo suelto detrás de mí oreja.

-Gracias mamá- dije conteniendo las lágrimas.

-¿Estáis todas listas? Pues nos vamos- dijo Paul abriendo la puerta y ayudándonos a entrar en el ascensor-Vamos preciosidades moved ese culo.

Me encantaba cómo había quedado el vestido. Gracias a las ideas de Isabella, Christina había podido mantener el diseño original y mejorarlo.

El cinturón que había diseñado Megan era fantástico, conjuntaba de maravilla con el encaje del vestido.

-¿Qué es eso?- le pregunté a Paul que entraba en el ascensor detrás de mí cargando una bolsa de vestido negra.

-Tu segundo vestido- dijo guiñándome un ojo- sorpresa.

-Tengo ganas de verlo- dije dando palmaditas.

Aun siendo un día importante, Alex se había empeñado en que Anatoli me llevara en coche hasta la iglesia, y tan solo por no discutir acepté. Ya se lo haría pagar de alguna forma.

Al llegar a la iglesia, se podía oír el rumor de la gente hablando al otro lado de la puerta. Gabriel me esperaba de espaldas mirando a través de la puerta.

-¿Perdone, es usted el que me va a llevar al altar?- dije parada detrás de él con el tan ansiado ramo de lirios.

En el momento en el que se giró, su cara experimentó varias emociones, desde susto, incredulidad, emoción y un atisbo de orgullo.

Emily Wolf ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora