Capítulo XXIV

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Un ruido de sartenes me sobresaltó, me levanté y me dirigí a la cocina. Megan estaba ensimismada con los utensilios de cocina.

-¿Te ayudo?- le pregunté y ella me miró asustada.

-Lo siento si te he despertado, quería prepararte el desayuno- dijo apenada.

-Mujer la próxima vez coges dinero de mi cartera y si quieres bajas, lo compras, lo pones en un plato y me dices que has hecho tú las magdalenas- dije riendo.

Ella también empezó a reír y asintió.

-Al menos hay café hecho- dijo- ¿Te sirvo una taza?

-Encantada, y tranquila, si quieres antes de ir a la oficina pasamos por la pastelería que hay cerca y nos zampamos unos donuts con Christina a escondidas en el vestidor- dije guiñándole un ojo.

-Hecho- dijo y fue a vestirse.

Yo tenía la cabeza metida en toda la faena que tenía que tener organizada para el lunes y ya me estresaba.

Desayunados con Christina y luego la dejé con Megan y yo me aislé en mi despacho. No paraba de darle vueltas a lo que Alex me había dicho, mejor dicho, lo que se suponía que le tenía que responder.

Paul entró casi a la hora de almuerzo con Buster y me trajo algo para picar.

-Deja esos papeluchos aunque sea una media hora y salgamos a comer- dijo acariciando a Buster.

-Preferiría zanjar todo esto entre hoy y mañana así por lo menos el domingo descansaré y el lunes vendré más relajada- dije sin quitar vista de lo que estaba haciendo.

- Tú siempre tan trabajadora- dijo riendo.

-Actualízame la agenda por favor- dije casi cómo invitándolo a que desapareciera de mi despacho.

-Ya lo he hecho- dijo con un retintín molesto- y por cierto, esto te va a hacer mucha gracia- dijo levantándose y sentándose en el sofá a ojear una de las revistas que había, mientras cogía un bombón de la bombonera.

-Suéltalo ya, o te hecho de una patada de mi despacho. Parece que no quieras que acabe con esto pronto- le dije ahora mirándolo quitándome las gafas.

-Verás, la cuestión es que- dijo metiéndose un bombón en la boca- el martes, creo- e hizo una pausa para pensar lo que estaba diciendo- sí, sí, el martes tienes una reunión al medio día con la junta directiva.

-¿La junta directiva?- pregunté mientras un escalofrío recorría mi columna- pero si de directivos de esta empresa solo somos…- caí en cuenta de lo que me estaba diciendo Paul.

-Ahí va la cosa- dijo Paul divertido.

-Serás cabrón, ya me había asustado- dije lanzándole una bola de papel que no me servía.

-Pues eso, Alex ha concertado una cita.

-No me apetece verlo- dije volviendo a mis papeles.

-Eso mismo le he dicho, pero… por lo visto a él le da igual, quiere hablar contigo y punto- dijo levantándose y dirigiéndose a la puerta- ¿El sábado a la noche salimos?- preguntó con la cabeza asomada tan solo en mi despacho.

-Si te marchas ahora mismo y me dejas acabar con todo, es posible- dije sonriéndole.

-Me esfumo- dijo desapareciendo.

Buster se quedó por mi despacho rondando y jugando con alguna pelota suya, mientras yo seguía ensimismada, con la cabeza casi metida dentro del ordenador.

Emily Wolf ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora