Capitulo 26

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Alguien me aprieta suavemente el brazo, y me despierto de mi sueño.

Bajo mi mejilla ya no está Dan, pero su olor sigue encima mío. Abro los ojos con lentitud, y veo a Leo con el pelo en una coleta alta, que le da un aspecto más duro pero gracioso.

- Venga a la cama - me levanto del sofá restregando mi mano por los ojos enrojecidos por el sueño- duermes en la habitación de Lea, ¿sabes cuál es, no?

Asiento con lentitud y el desaparece. Estoy tentada de tirarme de nuevo sobre el sofá, pero voy hasta la habitación de Lea y abro su puerta con sigilo.

Alguien esta ya allí, y se gira sorprendido al oir la puerta cerrarse.

Dan.

Está sentado en la cama con las manos entre las piernas ligeramente separas, se inclina hacia delante, y después de haberme evaluado de arriba abajo, una linda sonrisa aparece en la comisura de sus labios.

- Parece que tenemos que dormir juntos, pelirroja - esa frase guarda demasiadas promesas para que yo las pueda asimilar.

- Eso parece - me acerco a la cama, y cansada me dejo caer hacia atrás en el colchón como un ángel derrotado. Creo que jamás había estado tan cansada en mi vida.

- ¿Pretendes dormir? - su voz suena lejana mientras intento hacer justo lo que él pregunta.

- Si - gruño.

Noto como el colchón se hunde a mi lado, y cuando una suave brisa con el olor de Dan golpea mis labios, abro los ojos.

Él está a menos de unos milímetros de mi totalmente inclinado hacia delante.

- ¿Y si yo no quiero dejarte? - susurra sobre mis labios.

- Entonces tendrás que aguantarte - trato de girar hacia un lado para hacerme un ovillo y dormir, pero él me mantiene boca arriba, apretando sus muslos sobre mis caderas.

Empiezo a protestar, pero él se inclina totalmente y sella mi boca con un beso posesivo.

Por un momento recuerdo que tengo sueño y estoy derrotada, pero solo el roce de sus labios hace que mi cuerpo y mi cerebro despierten como si de fuego se tratara.

Noto sus dedos sobre mi nuca, y lentamente tira de mi, levantándome de la cama con lentitud.

Gruño al verle tan lejos, y tiro de su camiseta para acercarme a él. El muerde mi labio con una sonrisa, y molesta, tomo el control de la situación. Salgo de debajo de su cuerpo, y me siento en sus piernas, empujándole con fuerza para que se tumbe en la cama.

Me separo de él, y me incorporo recta y triunfadora al verle bajo mi merced.

- He despertado a la bestia - provocador, pasa una mano por mi caderas, levantando con el pulgar un trozo de camiseta y acariciando mi piel.

La otra mano la coloca debajo de su nuca, elevando su cabeza y mirándome desde abajo con superioridad y una sonrisa divertida en la boca. Su bíceps marcado se tensa cuando me inclino de nuevo hacia delante y muerdo su labio, borrando su sonrisa de ser superior. El gruñe y mi ego sonríe cuando noto que se enfada, creo que soy sádica.

- Ana... - noto como él se mueve debajo mía, y paso a succionar su cuello mientras trata de salir de debajo de mi cuerpo.

- No - refunfuño.

- Basta - oigo que bufa, y entonces se que todo este tiempo estaba controlando su fuerza.

Sus manos cogen mis cadenas y me levanta con rabia. Se sienta en la cama, y me sienta en sus rodillas cruzadas. Maldigo cuando me separa de su piel, e intento volver a rozar con mis labios ese trozo pequeño de pastel del que he ha separado. Pero el me agarra del pelo, y da un tirón suave manteniéndome quieta.

Because we canDonde viven las historias. Descúbrelo ahora