Capitulo 10

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Diez minutos después de pataleos y gritos asesinos dirigidos al sexy chico de pelo negro, llegamos a la sala comun, y muy a mi pesar consiento que me baje de su hombro, estaba teniendo una buena vista de su trasero.

Dan me coge de las caderas y me deja con tranquilidad sobre una mesa, sentándome en la tabla y quedándose enfrente mia para que no me vaya. Malidto zorro astuto.

-          ¿Por qué nos sigue un tigre? – pregunto.

El abre mis piernas sobre la mesa y un calor se instala en mis mejillas.

¿Qué pretende hacer?

-          ¿Qué más da eso? – se posiciona entre mis piernas que cuelgan de la mesa, y me acerca hasta pegarme a su entrepierna.

-          ¿y si se nos come? – intento ignorar su presencia, la del maldito chico que esta a punto de violarme sobre la mesa...

-          Yo que tú me preocuparía más de que no te coma yo.

El sonrojo acude de nuevo a mis mejillas y de repente Dan se inclina hacia delante mirando con avidez mis labios.

Pero yo me retiro hacia atrás haciendo la cobra mejor hecha del mundo, el chico gruñe con rabia y me recrimina:

-          No me cabrees Ana.

Esta vez no se anda con miramientos y después de agarrarme la nuca,  me acerca peligrosamente a sus labios, y se abalanza sobre mi como un perro hambriento.

Sin poder hacer nada sus labios se cierran sobre los mios y un grito de sorpresa logra escaparse por el ultimo hueco que queda antes de que Dan introduza su escurridiza lengua dentro para buscar la mia desesperadamente.  Mis ojos abiertos por la sorpresa se cierran cuando Dan me besa descontroladamente.

Trato de apartarme pero Dan inclina su cabeza para acceder mejor a mi, y después de acercarme más a él, y tirar de nuevo de mi nuca, me rindo ante su fuerza.

Mis  manos van sin que yo lo quiera hasta sus hombros, y me derrito cuando noto sus músculos debajo de su camiseta.

Me acerco más a él como puedo y él gruñe mordisqueándome el labio inferior.

Respiro buscando aire pero mi lucha por sobrevivir se interrumpe cuando Dan vuelve a atacar mis labios hinchados.
Esta vez no me resisto y le permito que tome todo lo que quiere de mi, no se si es el dolor de cabeza o mi locura interna pero me entrego a ese beso con locura contenida.

La mano que Dan tiene en mi nuca de repente baja hasta colocarse en mi trasero, le tomo la cara entre las manos dulcemente engañandolo y le aparto de mi en un momento de pánico extremo.

El me mira sorprendido, con las pupilas dilatadas, y los labios hinchados y brillantes.

Oh dios mío, ¿yo he hecho eso?

No puedo besar a alguien asi como asi, ¿o si?

Se intenta acercar de nuevo pero vuelvo mi cara.

-          Déjame – su voz esta grave y me mira casi como si fuera otra persona.

-          Espera – le susurro.

El se queda quieto, y yo me acerco lentamente, acariciándole suavemente con las manos que aun mantengo en su cara.

Cierro los ojos y suavemente deposito un beso en sus labios.

El gruñe cuando me alejo de nuevo y no le dejo continuar, aprieta suavemente mi trasero y yo protesto mirándole a los ojos con furia.

-          Ana, porfavor… - su voz golpea suavemente mis labios, e intentando huir, le abrazo colocando mi cara en el hueco de su hombro, beso la piel de su cuello suavemente, y noto como su respiración se agita de nuevo, él muerde mi cuello casi con rabia, me derrito interiormente – déjame más… - casi suplica, como un niño al que le han castigado sin comer golosinas durante un mes.

No puedo negar, deseo tanto como él besarlo, pero algo en mi interior no me deja.

Frustrada y malditamente caliente saco de su cuello mi cara, respirando aire sin hormonas.

-          Sera mejor que os separéis – una voz me sobresalta, y miro hacia su procedencia sorprendida. – no esta permitido besarse en nuestras instalaciones.

Una rabia mezclada con la incomprensión se forman lentamente en mi garganta.

Un hombre nuevo se para en medio de la abertura del pasillo infinito con una gran sonrisa en la cara pintada. Va con un traje con corbata y camisa blanca, todo planchado a la perfección. Tengo ganas de vomitar al reconocer al hombre que se encuentra mirándome, es mi tio Paul, el hermano de mi padre.

Un nudo se forma en mi estomago y me agarro, con miedo a caerme, a la camiseta de Dan.

Se lo que  esto significa, mi tío esta allí parado, como si fuera el dueño de este sitio, y sin creermelo descubro, que es él quien me ha traicionado. 

Because we canDonde viven las historias. Descúbrelo ahora