Capitulo 32

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Ana POV

Los días pasan como si el tiempo no existiera, había momentos en los que deseaba seguir adelante y otros que simplemente quería sentarme y morir. El paisaje era siempre el mismo, y ya no sabía qué hacer. Vagar como un tigre era mi única opción, pero cuando empecé a perder fuerzas por la falta de comida, ni siquiera podía mover un musculo.

Un día me resigne a morir, y me tumbe bajo un árbol de la selva en la que me encontraba. Había visto otros tigres, pero me había alejado de ellos por miedo a que me atacaran por verme en sus territorios.

Era incapaz de volver a mi forma humana, y hasta mi mente parecía tener dificultades en pensar como Ana, había matado a un pequeño cervatillo para alimentarme y no había sentido el más mínimo asco.

Mientras, como todos los días, limpio con mi rugosa lengua mi herida del costado, las palabras que dijeron los hombres de blanco se repiten en mi cabeza:

Cuando tome el control de tu mente tu parte animal...

Ahora sonaban palabras vacías, no les encontraba el significado, pero sabía que me estaba volviendo salvaje.

No podemos matarte, pues te abandonamos a merced de la naturaleza.

Mis ojos se cierran con lentitud observando mis patas naranjas con demasiada concentración. 

Ni siquiera siendo el mayor depredador de la tierra era capaz de matar a aquellos que tanto odiaba.

Ni siquiera podía volver junto a esas personas cuyas caras se estaban borrando en mi memoria, pero que tanto significaban para mí.

Sé que existen, pero no se quienes son.

Más bien, ¿Quién soy yo?

Dan POV

Mi vida en estos momentos era lo mas parecido a una tortura, han pasado cinco días desde que desperté en la base de operaciones KANE, como ellos lo llaman, Mario  es solo un eslabón perdido en la gran lista de hombres y mujeres que trabajan para el gobierno como infiltrados en la organización de los científicos.

-          Ya es demasiado tarde como para que los científicos os recuperen – me decía un día Mario sentado en el gran comedor de la base, soldados corrían siempre de un lado a otro, todos enfrascados en su misión, era casi como ser parte del ejercito y verlo de lejos. – sois por así decirlo, protegidos del gobierno.

Eva se veía feliz, y yo sentía asco estando aquí tan tranquilo.

Mi chica estaba ahí fuera pérdida, bajo la merced de unos hombres que no nos habían causado más que dolor.

-          ¿Y el resto de mutantes? – preguntó Maya – en el internado había más.

-          Los científicos – ese era el único nombre que tenían los condenados en este lugar, simplemente los designaban como ‘’científicos’’ siendo que lo único que llegarían a ser jamás, sería una simple marea de gente a la que iba a asesinar uno por uno. – lograron recuperarlos a todos antes de que pudiéramos actuar.

-          ¿Y tu Mario? – pregunto, mi tono de desprecio no había cambiando ni una sola pizca desde que llegue aquí. - ¿Cómo lograste salir del infierno blanco?

-          El mayor infiltrado que tenían dentro del infierno blanco cuando llegasteis vosotros no era yo, yo ni siquiera conocía KANE – sus ojos por un momento parecen recordar algo con cariño – veréis vosotros no sois los únicos mutantes, ya lo sabéis por supuesto. Pero sois los más jóvenes de los proyectos. Yo mismo soy un mutante.

Because we canDonde viven las historias. Descúbrelo ahora