Capitulo 4

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Lo más rápido que puedo, cojo del brazo a Dan, tirando de él, pero ese saco de piedras fornido no se mueve.

Pero cuando le susurro su nombre al oído y pongo mi mano en su cara, para girarlo a que me mire, se calma.

Tengo sus labios a un suspiro de los mios, él esta agachado, pero cuando se levanta, sus labios suben hasta quedar prácticamente en mi frente, refunfuño interiormente por ser tan bajita. Sus ojos miran mis labios expectantes, y aprovechando que esta distraído le tiro del brazo para alejarlo de Ed, que se levanta lentamente del suelo.

-          ¿Y eso a que ha venido? – se ha vuelto hacia Dan que está de pie a mi lado, con el puño apretado y con la tensión visible otra vez en los ojos.

Dan no responde pero gira su cabeza hacia mi y veo que su expresión cambia.

-          Chicos, chicos Dan sabe perfectamente que no queria ni deberia haberte dado ese puñetazo – es Mario que se ha acercado a nosotros y le habla directamente a Ed

-          Claro que quería – Dan esta notablemente cabreado.

-          Pero no lo digas, listo –  susurro. Me golpeo la cabeza pidiendo perdón a Dios por su tontería incomprensible.

-          Vale… - Mario frunce el ceño mirándonos al chico peleon y a mi respectivamente -  pero me parece que tendríamos que dejar este incidente a un lado y empezar a enseñaros desde ya - mira hacia Ed que está concentrandose sujetándose la mejilla dolorida, donde esta empezando a aparecer una mancha roja.– el tiempo apremia. Pero antes de empezar quiero que Dan se disculpe.

Dan mira fijamente a Mario, ha dejado de apretar el  puño pero tiene la tensión aun visible en el rostro.

-          Por favor Dan – dice Mario.

-          No.

-          Porfavor.

-          Que no – parece un niño pequeño negándose a comerse unas judías.

-          Venga ya, Dan – suelto desesperada regañandole con mi tono de voz.

El chico de pelo negro me mira y arruga la mirada, veo como aprieta fuerte los dientes, y sus ojos me recorren de arriba debajo de nuevo, como si quisiera devorarme.

-          Está bien – dice Dan dejándome de mirar, un suspiro de gran alivio se escapa de mis labios. Se acerca a Ed y le tiende una mano – lo siento mucho Ed, te prometo que este incidente no se volverá a repetir – Ed coge su mano y la aprieta sin mucha convicción, jamás había escuchado a alguien poner tanto sarcasmo en una frase, es peor que yo cuando le digo a mi madre que me encanta hacer deporte.

Mario asiente satisfecho.

-          Bien, bien – dice Mario – Ed.

-          ¿Sí?

-          ¿Cuál es el nombre científico del puma?

-          Ems… - frunce el ceño intentando recordar – me lo sé, me lo sé… - se le ilumina la cara – Puma concolor.

-           Muy bien – se gira hacia Dan – ¿cuál es el de la pantera negra?

-          Si te soy sincero creo que en mi libro no venia, ya que es un cruce de varios felinos y creo recordar que no lo ponía.

-          Muy buena respuesta. – ¿y el del tigre Ana?

No lo dudo ni un momento y digo:

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