Dos semanas habían pasado desde que me desperté, dos semanas sin que comprendiera que era aquello que me rodeaba, dos semanas sabiendo quien era pero sintiéndome mas vacía e insegura que nunca.
Según los psicólogos que me ayudaban había perdido la memoria, pero no me acordaba de haberla perdido.
Creo que ahí estaba el problema.
Acepte sin más a la ligera lo que me dijeron, y me sometí a terapia. Creí lo que dijeron desde el primer momento porque mucha gente que me veía parecía querer venir a abrazarme y para mi eran solo unos desconocidos.
Me dolió ver como sus miradas se rompían al verme alejarme de ellos, pero yo no los conocía.
Supuestamente yo era un mutante, una humana que tenía la capacidad de cambiar de forma y ser un animal.
No me lo creí, ni por un momento se me paso por la cabeza que eso pudiera ser verdad.
- Así que… - pregunté mirando a Laura, era mi psicóloga personal, una mujer de rostro amable ya entrada en sus treinta, con el pelo largo y negro, con un ligero tono claro en las puntas, sus ojos grandes hacían tanto contraste con su rostro ovalado que a veces parecía ver dentro de tu alma – soy un animal.
- Dicho de esa manera suena absurdo – me encantaba su forma de ser – el animal es parte de ti.
- No tiene sentido – como en todas las sesiones con ella, entierro mis manos en mi cuero cabelludo y tiro de mi pelo tratando de entender las cosas.
- Lo entenderás – ella suspira como todos los ratos que parece que nunca voy a recordar nada – los médicos han dicho que tu laguna es solo temporal, que se recuperará si estimulamos todas las cosas que tenias antes.
‘’Y eso incluye al chico de pelo negro que tan nerviosa me pone’’ refunfuño para mi interior.
El chico que estaba en el hospital cuando desperté no se despegó ni un momento de mí, me seguía a todas partes, esperaba fuera de la puerta del baño para que hiciera pis, se sentaba a mi lado en la cama de hospital.
Y no hablaba.
Simplemente escrutaba mi cara como intentando desenmascarar mis secretos y devorarme como un perro hambriento.
Su nombre era Dan, y tan solo la mención de su persona hacia que me recorriera un escalofrío por todo el cuerpo.
Lo peor de todo era que yo sabía que nos conocíamos.
Y no podía hacer nada por recordarle, por recordarnos a nosotros juntos.
Era una tonta.
Cuando Salí ese día de la sesión con Laura, él estaba allí. Esperándome, y se puso a caminar a mi lado en cuanto la puerta se cerró a mis espaldas. No dijo nada, ni se acercó a mi. El silencio entre nosotros era cómodo, y se lo agradecía todos los días por ser mi mejor compañero estos días.
- Tengo que buscar a un tal Mario – esperé su réplica, pero como cada vez que yo abría la boca, su rostro se tornaba en tensión y parecía a punto de estallar – aún os considero un poco locos por esto de los animales – el frunció el ceño y se paro en mitad del pasillo concurrido por el que íbamos – pero dicen que Mario me podría ayudar a encontrar mi animal. La verdad es que no se cual es. ¿tu también eres un mutante? – pregunté.
Y en ese momento supe que no debería haberlo hecho.
Sus ojos se tornaron súbitamente oscuros, sus pupilas se dilataron, y de su boca salió un gruñido animal.
Retrocedí asustada, con miedo de lo que pudiera hacerme. Pero lo que realmente hizo, me dejo más muerta que cualquier otra cosa que hubiera podido imaginarme.
Cayó al suelo con un estrepito, y antes de que yo pudiera verlo: Cambió.
Un ruido como de engranajes y huesos entrechocándose fue lo único que conseguí asimilar de todo lo que estaba pasando. Entonces apareció ante mí un depredador. Un animal salvaje y totalmente oscuro, que se dirigía hacia mí con pasos ligeros y agiles. Un felino, era Dan.
Pantera negra.
Sus pasos retumbaban en mi cabeza que parecía a punto de explotar, imágenes corrían por ella mientras se intercalaban con las presentes:
‘’Mi mano se levantaba para tocar un pelaje negro y brillante mientras los ojos del mismo animal que tenía en frente mía me observaban con cautela, con una mirada que inspiraba temor y provocación. Mi voz se oyó distorsionada en la cabeza: -precioso’’
La pantera dio un paso más.
‘’-Te quiero ¿Alguien me había dicho que me quería? Alguien que me abrazaba, con un olor a pino y frescor. -Y yo a ti claro que le quería, él era mi vida’’
Un paso más me hizo volver a la realidad, pero las imágenes no paraban.
‘’-Esos besos solo son para una chica, Eva; solo son para mi chica’’
Estaba demasiado cerca.
Pero, ¿Cómo podía haber estado tan ciega? ¿Era él Dan? ¿Mi Dan? Y yo me había olvidado de él.
Oh dios mío, ¿Por qué?
‘’ -¿Volverás conmigo, verdad? Dan parecía un cachorro hablándome de esa manera, y yo respondí: -Siempre vuelvo, ¿no?’’
Una lagrima cayo por mi rostro, y mire a Dan con nuevos ojos, ¿Por qué había olvidado algo tan importante en mi vida, porque?
Alargué una mano hacia la pantera negra que me miraba con ojos tristes. Su cabeza toco la palma de mi mano, y una corriente recorrió mi brazo hasta hacer saltar chispas en mi cerebro.
Me agache con rapidez y abrace el cuello de mi chico que tanto había echado de menos sin siquiera saberlo.
- Lo siento, lo siento, lo siento – susurre incontables veces contra su pelaje – Daniel Brooks, te quiero.
Esa era mi promesa, que siempre le querría.
Él volvió a su forma humana y me miro con la sonrisa mas cálida que jamás había visto en mi vida. Besé sus labios antes de volver a desaparecer y con sorpresa descubrí que sabían tan bien como lo recordaba. ´
- Yo te amo, Ana – su voz se coló hasta mis entrañas – te amo – volvió a susurrar.
Jamás me habría atrevido a decir que alguien habría dicho eso por mi, y sin embargo aquí estaba. Lo peor del mundo me lo habían echado encima, sin preguntarme si quería o si no me apetecía dar mi opinión.
¿Querían destruirme?
Vale.
Pero no contaban con mis amigos o con Dan.
No contaban con lo maravilloso que es el ser humano, y lo que logra crear con unas simples palabras. No contaban con que yo no era débil, que protejo lo que es mío.
Mi familia y amigos.
Dan.
Él era mi todo, y jamás, jamás, le dejaría ir.
No sin antes luchar.
Dan POV
Un día me preguntarán cómo me di cuenta de que la amaba. Y yo responderé que por el miedo y el pavor que sentí al perderla. La sola idea de separarme de ella me recorría el corazón por dentro y hacia que quisiera mantenerla a mi lado para siempre. Prefería sufrir un siglo de torturas ante el demonio antes que alejarla de mí.
¿Cómo te diste cuenta de que la amabas?
Amándola.
![](https://img.wattpad.com/cover/30288891-288-k958820.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Because we can
Storie d'amoreHicieron experimentos conmigo, me metieron dentro el ADN de un animal peligroso cuando era un bebe. He vivido toda mi vida con mis padres, en una casa normal, y esta mañana cuando despierto me encuentro en una habitación blanca, lejos de mi hogar si...