Capitulo 13

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En los siete días que Dan estuvo desparecido, me hice amiga de Maya y de Lucas, el chico nuevo que había ignorado por completo cuando llego.

No es que me cayeran muy bien que digamos, pero era la única opción que me quedaba, la otra opción era hablar con Mario que seguro me relataría alguna historia de batallitas, y otra contarle mis penas a Mustafá, descartada porque era un maldito tigre.

Maya digamos que es una chica un tanto extrovertida que dice lo que quiere cuando quiere.

-          Tengo un hermano de siete años – nos cuenta un día a Lucas y a mi – se llama Tommy, y lleva un uniforme rojo tomate. – sonríe con nostalgia mirando al techo – me pareció gracioso teñirle el pelo de rojo. – cuando hablábamos de nuestra familias un silencio se instalaba entre nosotros y dejábamos el tema pasar.

Puede que no sean gente como yo, pienso, pero están aquí conmigo y sufriendo el mismo aislamiento que yo. Eso me basta para considerarlos mi familia y punto.

Lucas en cambio es más bien… ¿Cómo decirlo? Un cerebrito con cuerpo de surfista cañón.

No es ni muy hablador ni muy callado, pero cuando te mira con esos ojos verdes te sueles quedar con cara de… <<me va a asesinar en cuanto pestañee>>

Todos los días por las mañanas, Mario nos llevaba a la misma habitación.

Era una sala curiosa donde en las paredes estaban colgadas ramas, hojas, setas, ratones muertos, y de todas cosas que te podrías encontrar en un bosque.

Nos obligaba a memorizarlo, y al nombre que tenían debajo. Nosotros no teníamos otra opción que hacerle caso.

Al tercer día, Maya desapareció. Entro un vació en mi interior, que combinado con la perdida de Dan se hacían insufribles.

Lo único que me alegro ese tiempo fue la llegada de Ed, que después de su ataque del puma, había estado en el hospital, recuperándose.

Le habían desgarrado los ligamentos de una pierna, y tuvieron que hacerle cirugía urgente, cuando llego cojeando por el pasillo me lancé a abrazarlo con una sonrisa tonta estampada en la cara, e hice que ambos cayéramos al suelo con mi gran torpeza de pelirroja.

Tenía una enorme cicatriz cruzándole el bíceps izquierdo que le concedía una dureza de chico malo.

Lucas y él se hicieron amigos al instante, Ed le hacia reír con sus bobadas, y Lucas era tan ingenioso contando anécdotas suyas en la tienda de informática de su tío, que me sacaban sonrisas incluso cuando no quería.

Pero al quinto día, cuando Ed se fue, ya no lo pude soportar y estalle en mil pedazos desatando mi rabia interior.

Cuando el señor de siempre que me traía el desayuno entro por mi puerta a la mañana siguiente, me entro un ataque de ira incontrolable, y con un grito de guerra, me lance contra él.

A medio camino, hice lo que había estado practicando toda la semana por las noches, mi transformación.

Lo más curioso es que lo logré.

Mis huesos se separaron y se mezclaron entre si, parecía como si después del dolor, fuera a aparecer en un circo como engendro de la naturaleza, con la cabeza en el culo y el intestino como brazo.

Ya transformada en tigre, y con Mustafá detrás, me lance hacia la pierna del hombre y con furia le agarre lo más fuerte que pude apreté mis dientes, sintiendo como la carne se desgarraba por esas afiladas dagas. El grito de mi ‘’camarero’’ no fue lo suficientemente fuerte para devolverme a la realidad y hacerme ver lo que estaba haciendo.

 Solo cuando llegaron otros dos hombres con pistolas solté el agarre, y entonces ambos me apuntaron, disparando a la vez sus dardos y dejándome silenciosamente inconsciente.

Cuando desperté un día después, Lucas también se había marchado.

Vague por los pasillos con Mario como única compañía, Mustafá había desaparecido, como mis amigos, todos esfumados como maldito humo en verano.

Un sentimiento nuevo creció en mi interior, quería matar a mi tío, hacerle sufrir la tortura que me estaba regalando él a mí. Y a todos los que nos habían metido aquí, y los que no nos habían sacado.

Nadie sabia lo que había cambiado yo en esas dos largas y espantosas semanas, me había enamorado, había conocido a mi familia, y encima podía convertirme en un tigre. No esta mal hablando en términos generales, pero ojala pudiera volver a ver a mis padre una última vez aunque fuera una foto suya, sus caras se estaban volviendo oscuras en mi memoria y una neblina cubría sus voces cuando soñaba con ellos con las noches. Lo peor de mis sueños era cuando despertaba bañada en sudor porque habían matado a Dan y me habían regalado su cadáver torturado y mutilado.

Ya han pasado siete días de su partida y me siento mas sola que nunca cenando sola en la sala comun, con las luces prácticamente apagadas.

De repente, veo como del pasillo eterno sale una sombra alta y fornida.

Dan camina cabizbajo, con ojeras visibles y el pelo totalmente despeinado.

Alguien sonríe en mi interior por mí, aliviada.

Esta vivo.

Su pantalón, la única prenda que lleva, esta totalmente desgarrada y manchada de barro, al igual que el resto de su cuerpo desnudo.

Mira al suelo, y arrastra los pies en silencio.

-          Dan – mi voz apenas sale como un susurro.

Esta vivo.

Su cabeza de repente se levanta y sus ojos se abren con sorpresa al verme sentada en la mesa.

Una sonrisa se ilumina en su rostro, y me levanto para correr a abrazarlo.

Esta vivo.

Cuando llego a su lado, él me levanta entre sus brazos, y sin dejar de sonreír, paso mis piernas alrededor de su cintura, abrazándole. No quiero que se escape nunca más.

Me besa el cuello y yo rio de felicidad.

Levanto su cabeza hasta mirarlo directamente a esos pozos azules que tanto que cautivan.

Cierro los ojos y le beso. Entre nuestros labios se cuelan mis lagrimas de alegría, dejan un sabor amargo y salado, pero que en ese momento me parecen tan dulces como el chocolate.

Solo soy capaz de pensar una cosa.

Esta vivo.

***

Hey heey. ¿como estaan?

Aqui teneis el capitulo del Domiingoo :3 no me odies por subirlo tan tarde, me he pegado todo el finde sin ordena, pero me acaba venir la inspiracion y ha salido este capitulo de mi vientre creadoor. 

Espero que lo disfruteeis. Nos leemos dentro de no mucho.

Cova-

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