Capitulo 5

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Abro los ojos cuando noto que sigo viva, nadie me ha arañado, ni se me ha abalanzado encima un enorme felino, y tampoco me han roto el cuello con unos dientes como espadas. Miro hacia el tigre, y veo que esta todavía mirándome sin expresión alguna. Se echa hacia atrás y abre la boca emitiendo un ruido que reconozco como un bufido. Se agacha y me bufa incontables veces, yo sigo alerta, esperando a que salte y que se me coma o algo.

 Luego me calmo un poco y hago memoria a ver si puedo recordar algo del libro que me pueda ayudar. Se me acurre que tal vez si me agachara se calmara un poco. Me agacho lentamente hasta quedarme a horcajadas, el tigre sigue bufándome pero menos que antes. Quien es el más grande es el que gana, y me tiene miedo porque soy la más alta aquí, así que mejor bajar a su altura.

 Luego lentamente pongo una mano que me sirva de apoyo y me siento en el suelo.

 El tigre deja de bufarme pero sigue agachado en posición de saltar, me mira fijamente como esperando que haga algo contra él. Supongo que también debe de tener miedo. Después de unos minutos de absoluta tensión, el tigre deja de agacharse y da un paso vacilante hacia mí, luego otro y otro. Cuando llega a mi altura, sus ojos están justo enfrente de los míos.

El corazón se va a salir de mi pecho por tener al ‘’gatito’’ tan cerca. Luego se sienta y acerca más su cara a la mía. Espero con cautela, tal vez se come mi nariz. Pero el tigre cierra los ojos y acerca su nariz a la mía. Sus pestañas cerradas ocultan unos ojos color crema rojiza.

 Noto como su respiración sale de sus diminutas fosas nasales y me golpea suavemente la cara.

Esta oliéndome.

Yo respiro profundamente en tensión.

Cuando acaba. Se queda un rato mirándome fijamente. Con cautela levanto la mano lentamente, sigo teniendo miedo de que se me coma.

Pero la curiosidad puede conmigo.

Poso mis dedos en su cuello sedoso.

Noto como la respiración recorre su cuerpo, como sus latidos llegan hasta la palma de mi  mano. El pelaje es muy suave, me recuerda a un peluche que tenia de pequeña.

Algunas vez has pensado que algo podía ser precioso y a la vez peligroso, como estar despegando en un avión y tener miedo de estrellarte, pero las ganas de mirar por la ventana y sentir al mundo a tus pies fuera más grande.

Miro al animal a los ojos y veo una chispa de comprensión cruzarla cuando nuestros ojos están profundamente conectados.

Pero el momento mágico se acaba, una voz retumba por la habitación. El tigre se asusta y sale corriendo ágilmente. Entra otra vez por la puertecita por la que había llegado y esta se cierra inmediatamente.

-          Se acabo el tiempo, por favor regresen a la sala común.

La comunicación se corta con un ruidito. Confundida por la extraña prueba que nos han puesto, me dirijo hacia la puerta y la abro.

Salgo y la cierro detrás de mí. Ed y Dan ya están allí, junto a Mario que tiene el ceño fruncido y habla con los dos chicos. Cuando los tres me ven se callan.

Me situó junto a Dan que me mira con los ojos entrecerrados. Tiene la mano derecha posada en el antebrazo izquierdo. A través de los dedos, veo que sale sangre.

-          ¿Pero que te ha pasado? – pregunto alarmada, llevo mis manos a su brazo y le quito la mano con la intención de ver la herida. Es un zarpazo, bastante profundo.

-          Estoy bien gatita pelirroja. – coge mis dos manos y las aparta de su brazo. – y tú, ¿estás bien?

-          Si… - mi voz sale apenas como un susurro. Miro a suelo. ¿Por qué me he alterado tanto al ver que estaba herido? Ni que me importara lo más mínimo.

Because we canDonde viven las historias. Descúbrelo ahora