Capitulo 27

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Un olor fuerte y molesto se cuela por mi nariz, obstruyendo mis vías respiratorias. Me despierto del todo de mi sueño tosiendo con fuerza.

El humo entra por mis pulmones y hace que me ahogue en mi propio aire. Agarro mi garganta con miedo y miro a ambos lados donde veo a Dan y a Eva todavía dormidos.

La luz del sol entra por la ventana a raudales, pero el fuego que comienza a comerse las paredes de la cabaña de madera produce más luminosidad que el sol.

Zarandeo a Dan y este reacciona rápido, sus ojos tratan en adaptarse y captar lo que ve.

Cuando sus pupilas se dilatan al entender la situación, coge a Eva en brazos todavía dormida, y sale de la habitación, deteniéndose a mirar a ver si le sigo.

Las llamas se comen la madera como si fueran simples moscas. Avanzamos con prisa por el pasillo de la casa, hasta llegar al salón. Donde la chimenea parece haber crecido, reclutando a nuevos súbditos para su secta de pirómanos.

Una viga del techo cae al suelo y Eva, ya despierta grita cogida de la mano a Dan. Avanzamos con precaución, tratando de rodear la viga que arde en llamas, pero el calor del fuego es tan devastador que acercarse solo provoca dolor.

- ¡Transformaros! - una voz grita al otro lado de la 'puerta que queremos alcanzar. - si hay alguien allí, que se transforme - un grito desesperado de Lucas.

Un alivio me recorre entera al ver que se han salvado.

Dejo salir a mi forma animal lo más rápido posible.

Un pequeño leopardo de las nieves aparece en lugar de Eva, y retrocedemos juntas hasta coger carrerilla. Miro hacia Dan, que espera en forma animal a que saltemos primero.

Mientras Eva salta por encima de la viga, voy hasta la pantera negra. Casi me parece ver como esboza una sonrisa cuando paso mi cabeza por debajo de su cuello, frotando su piel contra la mía, y dejándole como promesa que tiene que volver a verme. La sola idea de perderle entre el fuego hace que mi mente se vuelva loca de miedo.

Me separo de él, y lamo su nariz, dejando un beso dulce.

Cojo carrerilla y con impulso, salto por encima del trozo de madera crepitante. Al otro lado, las almohadillas de mis zarpas derrapan, y miro por encima del fuego a ver si mi pantera aparece.

Y allí esta, el perfecto animal, saliendo de las llamas del infierno, con una expresión fiera en el rostro, como si el mundo entero fuera suya.

Aterriza con un fuerte estrepito cerca de mi, y corre hasta la puerta.

Le sigo, y él salta para destrozar la madera con su fuerza. Eva que se mantenía quieta a mi lado, corre con nosotros hasta que saltamos fuera de la casa.

Corremos hasta estar lo suficientemente lejos de las llamas que salen de la casa.

Formando un corro están nuestros compañeros esperándonos, y me fijo cinco veces en todos ellos hasta asegurarme de que no falta nadie.

Leo viene con un cuchillo en la mano y los dedos manchados de sangre.

Coge de la oreja a Dan, y tira de él hasta que se posicionan al lado de un árbol.

- Transfórmate - le gruñe a la pantera negra.

Dan aparece a los dos segundos, con los dientes sobresaliendo y una mirada inyectada en sangre.

Me transformo también, cruzándome de brazos al sentir mi piel desnuda ante el aire.

Dan me mira a través de Leo, y me encojo al sentir el deseo de sus ojos

- ¿Quién te crees que eres? - su voz grave se cuela en mi piel cuando le reprocha al león. Sus ojos penetrantes matarían a cualquiera.

Pero Leo se mantiene en su sitio, y agarra al chico por la cabeza, estampando su cuerpo contra el árbol. El pelinegro se queja y suelta un gruñido de rabia, con la cara aplastada contra la corteza, dejando una vista peculiar de su espalda.

Pero el león se mantiene firme. Levanta el cuchillo hacia la nuca de Dan, y yo con pánico salto hacia él.

Pero Lucas y Ed se ponen en mi camino, y me agarran por los brazos empujándome hacia atrás.

El grito de Dan cuando la hoja perfora su carne es suficiente para que quiera asesinar a Leo, a Ed, a Lucas y a Eva por no hacer nada por ayudarle.

Grito con rabia, y los chicos me dejan ir, corro hasta Leo, y pretendo arrancarle la cabeza, pero él solo suelta a Dan, y levanta las manos llenas de sangre enseñándome algo.

Detengo mi carrera y miro ese pequeño pedazo de metal que mezclado con la sangre sale de los dedos del león.

Un microchip.

- Deberías empezar a confiar más en mi, pelirroja - susurra él mientras va a repetir el mismo proceso con Eva. - sabían dónde estábamos por culpa de esto.

Pasa a mi lado y nuestras narices casi se rozan cuando, su mirada de decepción me recorre.

Le aguanto el duelo, hasta que tiene que girar la cabeza para seguir caminando hacia delante. Entonces voy hasta Dan, y hago que me mire, atrapando su cara entre mis manos con dulzura.

Respira agitadamente, y por su espalda desnuda corre un hilo de sangre, que recorre la piel queriendo llegar al centro de la tierra con rapidez.

Deposito un suave beso en sus labios y luego me agacho, hasta atrapar la gota de sangre en mi lengua. Empiezo a subir limpiando el rastro de sangre, lamiendo la espalda de Dan, que se estremece bajo mi tacto.

Cuando llego a su nuca un destrozo de carne se encuentra donde Leo ha sacado el microchip. Beso la piel encima de la herida, y noto como su mano busca la mía.

Cuando se encuentran, se vuelve a poner de cara a mí.

El grito de Eva resuena por todo el bosque, haciendo que una bandada de pájaros eche a volar. Dan me mira profundo, sus ojos tienen tanto dentro que no sabría describir como me siento en este preciso instante. Mi mano viaja hasta su mejilla, y acaricio su piel haciendo que cierre los ojos.

- Ana - la voz de Leo resuena a mis espaldas, y cierro los ojos al imaginar lo que viene.

Dan coge el pelo de mi nuca y lo aparta.

Yo abrazo su cuerpo, escondiendo mi cara en el hueco de su cuello, impregnándome con su olor.

La fría superficie del filo del cuchillo hace que me estremezca de arriba abajo.

Las manos de Dan viajan hasta mi cintura y me acerca más a su cuerpo. Dándome el calor que necesito. Cuando noto como mi carne poco a 'poco es perforada, muerdo el cuello de Dan con fuerza. Clavando los dientes para no gritar.

Pero un gemido de dolor se escapa entre mis labios cuando noto como los dedos de Leo se introducen en el agujero que acaba de hacer, y como tira del trozo caliente de metal.

Como si me hubieran quitado una parte de mi, mis rodillas tiemblan, pero Dan me agarra entre sus brazos estabilizándome.

Me giro para ver como Leo camina hasta acercarse a las llamas de la casa.

Una vez allí, abre su mano y arroja al fuego los microchips, que se pierden en el calor con ansias de morir.

- Han estado controlando todas nuestras vidas - dice Lucas mientras todos observamos el fuego naranja llevarse nuestro pasaporte - ya es hora de que eso cambie.

***

Hola :) bueno aqui teneis un capitulito nuevo, disfrutadlo y comentad y todo eso. gracias por todo a todos mis lectores y un abrazo fuerte, siento que sea tan cortito el capitulo, pero los examenes son horribles :(

~Cova~

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