No recuerdo cuanto corremos, pero llega un momento en el cual nos encontramos con una sala que solo tiene una puerta, entramos todos y cuando nos damos cuenta de que es un callejón sin salida nos volvemos hacia la puerta. Pero la puerta ya no está. Un ligero malestar de haber pasado por esta situación cientos de veces en el infierno blanco me sacude al momento.
Todos nos juntamos, mi pecho sube y baja rápidamente, con la adrenalina de la carrera recorriéndome las venas.
- Os dijimos... - la voz de antes vuelve a sonar por toda la sala, golpeando las paredes por lo fuerte que esta - que no hacía falta correr más. Todo. Ha. Acabado.
Instintivamente miro todos los rincones de la habitación buscando una amenaza. Y esa amenaza no tarda en aparecer.
Se abren seis puertas que aparecen de la nada como en el lugar de mis pesadillas. En cada una veo unos ojos que brillan peligrosos.
Entonces todos salen a la vez de sus jaulas, animales salvajes, sus patas parecen casi sincronizadas. Incluso en el silencio que reina en la habitación me parece oir el sonido que producen las almohadillas contra el suelo.
Oigo dos silbidos seguidos en el aire y veo como detrás de nosotros Mario y Luis caen al suelo, el brillo metálico de unos dardos esta sobre sus cuellos dándonos a entender que quieren que salgamos de esta solos, sin ninguna ayuda por parte de nuestro mentor y su amigo.
No me fijo hasta que no están cerca, pero los animales que se van a enfrentar a nosotros son nosotros. Lo primero en lo que reparo es en las rayas del tigre que viene corriendo hacia mi, son tan distintas de las mías, que se que no es como yo, es salvaje y solo quiere matar, por ello seremos o él o yo. Una partera negra con el color más apagado que Dan pega un rugido lastimero y se para con ojos asustadizos a unos metros de nosotros. Tiene miedo.
El lobo que debería ser maya es totalmente blanco, nuestra Maya sin embargo tiene colores variados que van desde el blanco pasando por el negro y el marrón hasta llegar a un gris apagado pero agresivo.
El puma es casi igual a Ed, como el jaguar que mira con desprecio hacia Lucas. Pero Eva tiene una desventaja, el leopardo de las nieves que han capturado es adulto y un macho grande, nuestra pequeña sin embargo es casi un cachorro que podría perfectamente caber en un rollo de papel, figuradamente.
Todos nos agrupamos y nos juntamos todo lo que podemos para no estar muy separados.
Nos preparamos para matar.
Y entonces una alarma estridente comienza a sonar por toda la habitación. La pantera negra huye despavorida y se esconde rápidamente en la puerta por la que salía minutos antes.
Miro a los demás animales evaluando nuestra situación con más esperanzas que antes, mis ojos se clavan en el tigre buscando algún punto débil, el animal está quieto mirando hacia el techo buscando la fuente de la alarma que resuena por la habitación. A su lado el puma se desloma en el suelo como una marioneta despojada de sus hilos. Los otros animales hacen lo mismo poco a poco. Por un momento pienso que están muertos, pero luego veo el característico dardo metálico en sus cuerpos y sin quererlo, me relajo. El tigre mira a sus lados y asustado ataca hacia nosotros como si fuéramos los culpables de que los otros estén así.
Entonces corre y corre, a solo unos pasos de nosotros salta en el aire. Mi cerebro registra todo a cámara lenta, veo como sus zarpas se dirigen hacia mí con lentitud, y como desenfunda las garras como si fueran hijos naciendo por primera vez. Parece que nos va a alcanzar, pero entonces su cabeza explota cuando una bala impacta contra ella. Si hubiera estado en mi forma humana habría gritado, pero solo podría gruñir y no sería la reacción más adecuada.
Aun en el aire, el cuerpo ya sin vida del tigre, cae a peso plomo contra el suelo.
Retrocedo al tener su cara a menos de un centímetro y me levanto en mi forma humana para vomitar hacia un lado. Ver la cabeza abierta de alguien tan igual a ti no es una visión agradable, es como verte muerta a ti misma.
Unos temblores recorren mi cuerpo después dejar mi estomago vacio, noto como unos brazos me acarician la espalda, y luego se pasan detrás de mis hombros haciéndome ponerme recta otra vez. Me giro y cierros los ojos para abrazarle, Dan siempre está ahí. Escondo la cabeza y me relajo por un momento.
- Ya esta - me susurra al oído - estoy aquí - agarro su camiseta en un puño, debo parecer una niña pequeña pero me da igual, sus brazos son el lugar más seguro del mundo. Y mientras yo no vea lo de fuera, los de fuera no me verán.
Levanto la barbilla y abro los ojos para mirar al chico que me sujeta entre sus brazos. El sostiene mi mirada y me besa fugazmente en los labios tratando de calmarme.
Oigo un grito agudo y mi cuerpo torna en tensión al momento, es Maya que mira algo del suelo. Sigo sus ojos y veo a Eva en el suelo completamente inmóvil.
Lucas se arrodilla con una expresión de dolor al igual que todos nosotros. Arranca algo de su espalda: es un dardo.
Sus ojos de repente se abren con rapidez y cae hacia atrás, quedándose tendido al lado del diminuto cuerpo de Eva. Maya nos mira con pavor y luego se gira hacia atrás buscando la fuente de los disparos. Mi mano se aprieta mas fuerte contra el pecho de Dan cuando el cuerpo delgado de Maya también se cae al suelo con gracia.
Busco a Ed con la mirada, pero él ya esta tendida boca abajo con una mano alargada hacia Maya como si quisiera tocarla una última vez. Sus ojos se cierran con lentitud sin dejar jamás el rostro de la loba.
Miro nerviosa a mi alrededor pero al momento vuelvo la vista hacia Dan sabiendo que va a pasar.
Sus ojos me miran con el mismo dolor de hace unos minutos.
- Sabia que pasaría - dice él - siempre han estado un paso por delante, Ana - su voz suena rota y levanta una mano para recoger con un pulgar la primera lagrima que se desliza por mi mejilla - no quiero perderte - una larga pausa se instala antes de que diga: - lo eres todo para mi... - su última palabra suena hueca y entonces su boca se queda abierta, sus ojos vuelan hacia el techo y noto como sus piernas pierden fuerza y cae al suelo.
- ¡Dan! - grito su nombre y mis rodillas golpean el suelo cuando me acerco a él.
Cojo su rostro entre mis manos mientras sus ojos siguen abiertos, enfoca su mirada en mi y empiezo a llorar desconsoladamente, mis lagrimas caen sobre su camiseta.
- Dan, no por favor - le pido con un susurro lastimero - no me dejes sola. Te quiero. Te quiero, te quiero mucho. No me dejes. - sus ojos se cierran lentamente y sus pestañas negras se posan sobre su piel con pesadez.
Acaricio su nuca mientras pequeños sollozos recorren mi cuerpo.
- No. No. No. No.
Estaba totalmente sola, ni siquiera el tacto del pelo de Dan entre mis dedos podía devolverme la esperanza. Por eso mientras seguían corriendo por mis mejillas lagrimas calientes como el odio hacia mi tío, apoyé lentamente la cabeza en el pecho de mi pantera negra y esperé a que un agudo pinchazo me durmiera durante un largo tiempo, el suficiente como para olvidar todo lo que me había pasado.
Pero cuando llegó, no estaba preparada para dejar a Dan. Miré una última vez su perfil recortado contra los duros flexos del techo y pensé en todo lo que habíamos pasado juntos para que acabara de este modo tan cruel.
Con la mente emborronada por la dosis del tranquilizante, busque su mano y entrelacé nuestros dedos delante de mi ojos para demostrarme a mi misma que estaba allí, a mi lado. Que estábamos todavía juntos.
El tacto de su piel consiguió que una sonrisa aflorara a mi cara el segundo antes de que mis ojos se cerraran dejando escapar una última lagrima que se absorbió en la camiseta de Dan como un susurro olvidado, perdiéndose como yo en un mar de sueños donde solo notaba una mano cogida a la mía. Un tacto que tarde mucho en olvidar.
Esa fue la última vez que vi a Dan en mucho, mucho tiempo.
FIN
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Because we can
RomanceHicieron experimentos conmigo, me metieron dentro el ADN de un animal peligroso cuando era un bebe. He vivido toda mi vida con mis padres, en una casa normal, y esta mañana cuando despierto me encuentro en una habitación blanca, lejos de mi hogar si...