45화

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La parejita en boca del pueblo ni siquiera tuvo oportunidad para abandonar el desértico estacionamiento. Kim Jinwoo no quería interrumpir, pero nada pudo hacer cuando atendió el llamado de su padre. Al parecer, Mingyu no cogía el móvil; y él, como buen mejor amigo que era, debía ser obediente para pasar el recado. Por tanto, evitó pensar qué estaría charlando aquel par, cuando desde el otro rincón del extenso terreno pavimentado, mencionó sus nombres por lo alto. Ante ojos de Jinwoo, Jungkook no parecía en su mejor estado; se le notaba abatido, confundido, aunque todo en su expresión era una seria irritación. No obstante, sabe que preguntar por el estado anímico del omega sería una completa estupidez. Es decir, contando que acaban de arrestar al chico que le gusta frente a sus ojos. Jinwoo sigue confundido al respecto, en realidad no pensó que ellos estuviesen... ¿Saliendo? Conoce de alguien a quien, menos que nadie, le gustará esa situación. Por tanto, será mejor que vayan a la mansión cuanto antes.

      Mingyu sube al piloto de su vehículo, ni siquiera es necesario pedírselo al omega; e incluso, cuando sus piernas tiemblan y hay un nudo en su estómago, sube tan rápido como es posible. Ninguno mencionó nada  sobre el líder, pero Jungkook sabía que su —todavía— novio estaba molesto con él; sí, no le importaba. Sin embargo, esta vez, es posible que tenga razón. La noticia debió ir a velocidad luz, si es que el líder sabía qué sucedió hace menos de quince minutos; no estaba seguro, pero no dudaba que hubiese un video de él pasándose por alto las restricciones de los guardias; o peor aún, él besando a Taehyung cuando su novio está a menos de 10 metros. Fue impulsivo, bien, pero no conseguía arrepentirse. En silencio, agradeció que Mingyu no le echase en cara por el problema que pasarían, gracias a su ingenueidad. Aunque, claro, Jungkook sabe que tampoco está en posición de quejarse.

        Hay cierto halo preocupante rodeando aquella inmensa mansión, ambos perciben molestia apenas bajan del vehículo; en esta ocasión, ninguna mucama se atreve a dar una mísera mirada, ni siquiera quien debe dirigirles hacia el despacho del líder. Otra vez, Jungkook siente helados dedos del alfa colarse entre los suyos propios, acepta ese simple gesto, porque necesita creer que ahí está seguro; aunque no sea así.

       Jungkook se entretiene contando todos los pasillos que cruzan, le ayuda a mantener en línea parte de su ansiedad. Desde su ingreso, hasta la habitación donde les espera Kim Hyowoon, son más de quince pasillos. Para esa altura, Jungkook comienza a creer que tienen de esos pasadizos secretos. Mínimo, le ayuda a ignorar los tenues chillidos de su lobo, oculto en lo más recóndito del ser; pero, no puede evadirlo para siempre, su momento llega cuando se detienen frente a la puerta de grueso roble. Del otro lado, no existe un pequeño ruido siquiera; pero ahí está, pueden sentir su picante aroma lleno de irritación, quizá verdadera molestia.

       Mingyu llama con dos sintonizados golpes, mientras Jungkook baja la mirada en un gesto automático; su lobo se halla en un estado sensible y vulnerable, por tanto, mantiene una postura sumisa. No lo sabe del todo, pero se siente desprotegido. Más aún, cuando les ordenan ingresar y tomar asiento, eso es exactamente lo que hacen. El líder está de espaldas, mirando a través del pulcro cristal que funge como ventana para ese cuarto; si el omega se animase a darle un vistazo, podría notar la tensión en aquel  saco de músculos. Incluso sus manos, sujetas a sus espaldas y entrelazadas entre sí, parecen del peor ánimo. Ninguno quiere hablar primero, saben que sería un suicidio en toda la palabra. Por tanto, se resignan a respirar entre el denso aroma a alfa de alto rango, a su vez que cuentan los tribales de la alfombra para ignorar sus latidos.

       —Será un invierno difícil —es lo primero que le escuchan decir, ambos limitándose a asentir, aunque ese hombre no puede verles. —Afortunadamente, hay suficiente energía para toda la temporada.

       Entonces, se gira sobre sus propios talones. Jungkook mira de reojo, pero son suficientes sus metódicos pasos para hacerle querer desaparecer. Traga saliva, incapaz de desviar la atención del punto que eligió en ayuda a su propia serenidad. Ninguno se mueve, aunque le sienten avanzar directo hacia donde se encuentran.

Through The MaskDonde viven las historias. Descúbrelo ahora