Kim Taehyung no recuerda la última vez que pasó un verdadero momento agradable; durante los recientes años, estuvo más preocupado por cuidarse las espaldas que de vivir su adolescencia. Ha sido sólo una tarde de películas, pero encuentra divertido molestar a Jungkook; más aún, cuando éste no se abstiene de responderle. Podía darse cuenta que, con él, se olvidaba del papel que solía fungir de omega perfecto. Aunque tampoco es del todo malo; gracias a eso, consigue que deje de indagar tras la tensa charla llevada a cabo en su cocina. Por lo demás, estuvo bien.
Llega a casa con gran entusiasmo; en sus pensamientos, es libre de reproducir incontables veces cierta sonrisa, ese par de luceros brillantes. Está sentado en el sofá, mira a la nada misma esperando tatuarse aquella tarde. Aunque, tampoco dura demasiado, pues cuando escucha el carro de su tío aparcar fuera, pierde cualquier calma, peor cuando ingresan por la puerta. Apenas recibe una mirada, los mayores van directo a su habitación, mientras Mingyu cruza directo a la cocina. Quizá tiene sed, a Taehyung poco le importa. Decide que es mejor irse a su habitación; pero, fracasa cuando se encuentra con su primo en el corredor. Usualmente, se ignorarían, pero éste le detiene cuando presiente algo en él. Le ve olfatear el aire alrededor, sus ojos brillando apenas en bermellón.
— ¿Por qué hueles a mi omega? —espeta, y advierte amenaza en las llamas carmín ardiendo en aquellos profundos orbes. Taehyung sólo frunce el ceño, confundido, claramente haciéndose el desatendido. Piensa en ignorarlo, seguir con su camino. No se lo permite. — Te hice una pregunta. ¿Dónde estuviste toda la tarde? ¿Por qué hueles a Jungkook?
No le gusta cómo desea arrinconarlo; entonces, se aparta bruscamente del contrario, fingiéndose sereno. Aunque la molestia comienza a burbujear al fondo de su pecho.
— Estuve todo el día en casa, deberías trabajar en ese olfato.
— No quieras tomarme el pelo, idiota —gruñe.
— Te digo la verdad, ¿dónde más iba a estar? —pero se regaña mentalmente; pues estuvo sentado junto a Jungkook toda la tarde, debió ser suficiente para pegarle el dulce aroma. Pero, es buen mentiroso. Mingyu estrecha la mirada. — Pregúntale a tu novio qué estuvo haciendo, si no me crees a mí. No he salido de aquí.
Se aparta, encaminándose al objetivo inicial. Puede oler el aroma enfadado del otro alfa, pero poco puede importarle, porque aún huele a Jungkook. No hay olor más exquisito que ese. Los berrinches de Mingyu le tienen sin cuidado.
[...]
El lunes Jungkook despierta temprano, no sabe por qué, pero tiene ánimos de cuidar su aspecto más de lo normal. Cuando llega Mingyu por él, se extraña de no ver a Taehyung acompañándolo. Decide que no le importa, tampoco que tenga tiempo; porque su novio inicia un interrogatorio sobre las actividades que hicieron el fin de semana, respectivamente. Él le dice que estuvo estudiando, desde el sábado. Claro, no irá hablar sobre cierta visita; incluso si nada malo pasó, debe ser mal visto invitar a otro alfa para conversar un rato. Más, cuando no diría que son precisamente amigos. Igual, el alfa con aroma a eucalipto le cree; pero sigue siendo extraño, porque está más meloso de lo usual.
Jungkook evita quejarse, pese a encontrar un tanto incomodo que Mingyu busque cualquier pretexto para marcarle con su aroma; ese que solía gustarle, ahora se torna sofocante. Entran al colegio, bastante juntos; el alfa le tiene abrazado de los hombros y no duda en darle un beso en la mejilla o los labios, sin razón aparente. Jeon cree que entrará en celo pronto, eso debe ser. Reciben bromas de sus amigos, las cuales responde con tensas sonrisas incomodas. No entiende la actitud del alfa, prefiere dejarlo pasar.
— ¿Acaso tú y Mingyu acordaron alguna fecha para liarse? ¿O por qué tan acaramelados? —Bambam no pierde oportunidad para comentar. Jungkook sabe que no puede bufar, crearía sospechas.

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Through The Mask
Fanfiction--Todos escondemos algo-- El régimen de lo correcto es una línea que Jeon Jungkook se niega a ignorar; incluso, cuando constantemente desea romper esas barreras. Sin embargo, no es fácil para un...