28화

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Maratón 2/5

Taehyung no solía preocuparse por demasiadas personas; le importaba su familia, su hermana y madres, pero nunca supo qué era preocuparse por amigos o... Algo más. Sin embargo, ver a Jungkook los últimos días, después de esa discusión con Mingyu, le originaba un amargo nudo en el estómago, imposible de ignorar. El azabache estaba asustado, pero también preocupado; más aún, porque Mingyu no dudó en disculparse inmediatamente al día siguiente del problema. Taehyung escuchó parte del discurso; no estaba en sus cinco sentidos, Jungkook consiguió estresarle un poco más y estalló debido a la preocupación que tenía por él. Ese idiota tuvo el descaro de culparle, bajo la mesa, pero Taehyung no había nacido ayer. Ese "tus preguntas tampoco ayudaron" tenía implícita la culpa lanzada a Jungkook, y el menor aún asustado por ese trauma, se lo estaba creyendo. No quería eso, odiaba verle mal por culpa de ese alfa que decía ser su novio. Jungkook no merecía tener tantos temores por satisfacer a un inútil alfa. A veces, en serio, odiaba su raza.

       Entonces, se le ocurrió una idea. Taehyung quería hacerle olvidar ese mal episodio, y aunque no era el más romántico  o detallista, decidió organizar una pequeña cita secreta. Seguro a Jungkook le vendría bien olvidarse de exámenes finales o tontos novios territoriales y mandones. Cada vez era más difícil mantenerse alejado; así que ni siquiera dudó cuando estacionó detrás de la habitación donde el omega, con dulce aroma a frambuesa, dormía. Fue sencillo trepar hasta la ventana, encontrándose con Jungkook estudiando; en los últimos días se dio cuenta que al omega en serio le gustaba el colegio, en especial, la filosofía y esas materias que para él eran tan aburridas.

       Pensó en el otro día, no quería molestarle por ocasionar un inocente susto. Entonces, dio dos pares de toques al borde de la ventana, anunciando su llegada. Fue una suerte que sonaran por encima de la música; Jungkook bajó el volumen antes de girar hacia su dirección, mientras el alfa daba un salto dentro del cuarto.

       —¿Acaso te crees spiderman? No sé si sabías, pero tengo una perfecta puerta en total funcionamiento —se quejó, pero era difícil tomar en cuenta cuando sonreía de tal forma. Taehyung se encogió de hombros, yendo a parar hasta su cama; otra sonrisa más grande apareció, al notar ese pequeño cojín de un extraño conejito rosa que compró como su disculpa por la cena cancelada.

        "Tiene el color de ojos en tu lobo, y tu bonita cara de conejito" le dijo como si se tratara de nada, totalmente avergonzado.

         —¿Ya le pusiste nombre? —dudó, abrazándose a él. Olía a Jungkook, así que quizá dormía aferrado al regalo, lo cual de alguna forma consiguió calentar su tonto corazón.

         —¿Por qué le pondría nombre? —se giró hacia su escritorio, con las mejillas en demasía ruborizadas. Taehyung no lo notó.

         —Mi hermana le pone nombre a sus peluches, creí que...

         —Lo tiene, pero no enfrente de ti —le mostró su lengua de forma infantil, haciendo reír al mayor. No insistió más.

          Jungkook cerró sus libros, sabiendo que tener al alfa ahí no ayudaría para su concentración. Podría continuar otro día, ese fin de semana iría junto a Bambam y Hoshi para estudiar.

         —¿Y a qué debo tu visita? —no considera ninguna especie de pensamiento cuando se tira encima de Taehyung, en la cama. —Está por anochecer, pensé que ya no vendrías.

         —Es la hora perfecta —le abrazó por la cintura, recién notando lo pequeña de ésta. Sabía que Jungkook era perfecto, pero cada día le sorprendía más.

Through The MaskDonde viven las historias. Descúbrelo ahora