Ni siquiera el día en que se presentó estuvo tan adolorido. En aquella ocasión, amaneció con una hemorragia nasal, producto del sensible olfato que desarrolló de un momento a otro; presintió moratones sobre el vientre, pues presionó demasiado fuerte, preso del dolor. Su aspecto denotaba desastre, haber salido de una pelea callejera o una paliza de sus padres. Sin embargo, eso fue un cero, comparado al desastroso cien que padeció al despertar, tras cuatro días de celo. Sí, cuatro; cuando el promedio personal, solía ser de dos a tres. Jamás más. Claro, Jeon Jungkook aun ni siquiera sabe en qué día vive.
Le duele, literalmente, todo el cuerpo. No encuentra zona libre de tensión muscular; incluso, tiene adolorida la mandíbula, debió haber hecho bastante presión con los dientes. Traga saliva, remembrando los sucesos anteriores a perder, completamente, el raciocinio. Y sólo tiene memoria de cierta calidez, el fantasma de un aroma al cual aún no puede darle nombre, pero a su vez, siente en el paladar.
Jadea asustado, incorporándose de golpe, porque Kim Taehyung fue lo último que vio antes de dejarse sucumbir ante las necesidades de su lobo. No tarda en notar erróneo tan impulsivo acto, porque cada extremidad resiente el brusco movimiento. Gime adolorido, sintiéndose asqueado del aroma propio. Pero aún más, de no saber qué ha pasado. Antes de crearse teorías alocadas, Kwon Soonyoung ingresa a la habitación; lleva un cuenco con agua, y un trapo colgado al hombro, parece sorprendido de verle consciente, pero en medio de ello, luce aliviado.
— Maldita sea, Jungkook. Estaba a punto de sedarte para ir al hospital —salta su mejor amigo, dejando de lado aquello que lleva para acercarse a él, abrazándolo. Poco parece importarle todo el sudor, y sabrá la Luna qué otros fluidos.
— ¿Por qué? —murmura confundido.
Adivina que no hay rastro de cierto alfa, en todo el perímetro. Siente decepcionado a su lobo; sin saber por qué.— ¿Cuándo fue la última vez que viste a un omega tener cuatro días de celo? —y los relucientes orbes del contrario, abiertos de par en par, le indican que con suerte sabe dónde está. —Ningún supresor surtía efecto, comenzaba a preocuparme. Pero no quise llamar a Mingyu, porque no sabría si tú querrías eso.
— Gracias —es lo único que atina a decir, porque aquel dulce omega de hebras plateadas siempre le salvaba el trasero en esos difíciles días. — Pero, ¿cómo supiste que...estaba así?
Él entró en celo frente a un alfa, y aparentemente, éste no le hizo absolutamente nada. ¿Cómo pudo contenerse? Aunque, quizá tampoco fue necesario, porque su aroma a celo en vez de atraerlo, le asqueo. Jungkook no tiene nada certero. Pero igual, el pensamiento duele al fondo del estómago; aún debe estar sensible.
—Me enviaste un mensaje, supongo que antes de caer inconsciente. Vine tan rápido como pude —pero, él no recuerda haber cogido el móvil. Estaba más ocupado buscando atisbos de la fragancia en cierto alfa, restregándose contra él. Sus mejillas se encienden ante el recuerdo.
Sabe que él no pudo contactarle, pero mucho menos irá a decirle que estaba con un alfa que no era su novio; y peor aún, este era Kim Taehyung. Entonces, asiente en comprensión. Nuevamente, miente.
Mentiría si dijera que descartó, inmediatamente, la opción de haber padecido los instintos más animales del otro alfa; porque no conoce a ninguno que hubiese desaprovechado tal oportunidad. En primavera, muchos terminan liados a alfas desconocidos por la misma razón. Sin embargo, cuando toma una ducha tras tales días de adormecimiento, sabe que no pasó nada. Tampoco recuerda, pero es sencillo asumir que el alfa debió llevarlo a su habitación, antes de enviar un mensaje a Hoshi. Claro, marchándose antes de que el omega peliplateado llegase.
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Through The Mask
Fanfiction--Todos escondemos algo-- El régimen de lo correcto es una línea que Jeon Jungkook se niega a ignorar; incluso, cuando constantemente desea romper esas barreras. Sin embargo, no es fácil para un...