EPÍLOGO

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[5 AÑOS DESPUÉS]

Amaba el verano, los festivales de Gangwon y cómo Taehyung preparaba panqueques con las orillas crujientes. Si pensaba más a fondo, disfrutaba trabajar con Yeji, desvelarse leyendo los libros que encontró abandonados en una habitación de su pequeña casa provisional y discutir con Taehyung por quién decidirá qué mirar en la televisión durante la cena. Jungkook nunca pensó que podría entender a qué se referían con la felicidad, pero la encontró en la tranquilidad de compartir pequeños momentos con Taehyung y los amigos que hizo en esa manada.

      Durante esos años, habían creado un listado extenso de rutinas que a Jungkook no le molestaba mantener. Sin embargo, el día más feliz de su estancia fue cuando Yeji le pidió venir a su oficina; ninguno sabía qué pasaba, o si estaban en problemas. El sólo sabía que valió la pena ese pequeño susto, cuando les dio un bolígrafo junto a los papeles que les harían residentes de Gangwon. La tinta resbalando por el papel con aroma a libertad precedió a arduos preparativos para visitar Busan, Jungkook nunca pensó que volver sería emocionante, pero quería ver a sus amigos y hermana, él ni siquiera había pensado en sus padres durante cinco entretenidos años.

       Esa misma noche, tras firmar los documentos pertinentes, Jungkook llamó a Hyojong para contarle sobre la gran noticia que habían estado esperando. En ningún momento perdieron contacto, aunque Jeon no pudiese llamar cada semana por una cuestión de seguridad, solía enviar correos electrónicos a Soonyoung con frecuencia, pues era el método menos sospechoso para charlar. Incluso si habían dejado de buscar su huella tras dos años, Hyojong temía que alguien quisiera rastrearles para algún tipo de venganza —su padre, por ejemplo—. Por lo que, debían cuidarse las espaldas. Si era sincero consigo mismo, a Jungkook poco o nada le importaba, porque estaba cómodo en Gangwon. No obstante, los planetas se alinearon para ellos cuando algún par de mañanas previas a firmar su ciudadanía, vieron en las noticias que habían atrapado al ex líder de Busan, Kim Hyowoon, en un mal intento por escapar de Tailandia. Tal vez, esa fue la razón para que Jungkook disfrutase más firmar aquellos papeles, él sabía que apenas lo hiciese, podría viajar a su antigua manada sin ningún problema. Y cuando contactó a Hyojong, lo confirmó.

       Tardaron una semana en organizar aquel pequeño viaje, pues su cuñado había tenido el amable gesto de enviarles a su chófer para que les transportarse hasta la manada. Jungkook estuvo ansioso un par de horas previas a su salida de Gangwon, a pesar de que no pasarían más de unos días en Busan, era emocionante salir tras tantos años. Más aún, porque aquel era el punto de partida para muchos viajes que soñaba con hacer. Y Taehyung fue el más afectado, porque no pudo dormir gracias al inquieto omega que ocupaba el otro rincón de su tan preciada cama. A la mañana siguiente, no tardó en recibir burlas de Hyunjin por su deplorable estado; sin embargo, ni siquiera podía quejarse, porque Jungkook parecía tan contento que él mismo terminaba por emocionarse también. Para el mediodía de un sábado cualquiera, ya estaban cargando el vehículo con sus maletas.

       —No duden en llamarme si ocurre cualquier cosa —advirtió Yeji a Taehyung, mientras Jungkook corría dentro de la casa porque olvidó su cepillo de dientes; o eso decía él, porque Taehyung estaba seguro de haberlo empacado.

       —Descuida, todo saldrá bien —le tranquilizó con una pequeña sonrisa, aquel par había tejido alguna especie de amistad. A veces, Taehyung ayudaba en su trabajo, fue un fiel ayudante los últimos años. Quizá porque aún sentía deberle algo, y Yeji no creía que fuese así, pero igual apreciaba la desinteresada ayuda del chico.

       Unos minutos más tarde, estaban abandonando Gangwon. Taehyung sabía que Yeji todavía se preocupaba por aquella visita, pues era incierto cómo les recibirían en Busan. Claro, ya no poseían cargos de ninguna índole, tampoco le deben nada a la manada —pues ahora son ciudadanos legales de Gangwon—; sin embargo, para nadie era secreto su historia, y Jungkook es consciente de que existiría una diversa lista de opiniones sobre su caso. Ambos habían visto todos esos rumores en Internet, mientras se paseaban con usuarios falsos para evitar más polémicas. Ahora, no existe alma en Busan que no sepa quién era Jeon Jungkook o quién fue Kim Taehyung. Por supuesto, hubieron teorías sobre su historia de amor; a veces, se divertían leyendo el desarrollo de estas. La más alocada, dicta que Jungkook huyó con Taehyung para ser criminales a sueldo; se rieron una semana sobre eso. No obstante, la mayor parte de la opinión pública parecía concordar en una versión; el líder se enteró sobre la secreta relación con Taehyung y tuvieron que huir, no del todo errada, pero existían detalles que quizá era mejor mantener sólo para ellos dos; por ahora, al menos.

Through The MaskDonde viven las historias. Descúbrelo ahora