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Recibí una llamada, era Kaumaru para avisarme que tanto él como Tonacho querían verme. La única condición que propuse era encontrarnos en el bar cerca de mi casa, no quería romper la rutina en esa ocasión, únicamente no me apetecía.

Salí de mi hogar a las 9:00, quedamos de vernos a esa hora pero sabía lo malo que era el tráfico en la zona, no es como si ellos vivieran especialmente cerca.

Entré al lugar, las luces naranjas se habían reemplazado por las violetas y pude ver que apenas habían algunas personas. Busqué alguno de los dos bartender que acostumbraba mirar pero sólo encontré a uno tecleando en su celular; me senté en una mesa apartada de la barra en esta ocasión, no era lo que me gustaba, pero sabía que a Tonacho le molestaban los bancos demasiado altos.

Pasaron 10 minutos y llegó uno, otros 5 y apareció otro. Desde el primer instante comenzamos a hablar siendo el tema principal la decadencia de nuestro trabajo.

- Titi, miré los reportes de la última semana, el cabrón nos despedirá el lunes. - Sabía que ambos eran personas demasiado calmadas a la hora de enfrentarse a este tipo de problemas, pero estaban que echaban humos. - Por ello, tanto Tonachin como yo queríamos proponerte algo.-

- ¿Y si hacemos nosotros nuestra propia empresa? - Miré sorprendido al de ojos rojos, de la nada se encontraba más motivado. Tanto él como yo éramos demasiado buenos en el tema principal de nuestro trabajo, el manejo de la Redstone. Kaumaru continuó con la propuesta.

- Sería una buena idea, además de que con sus conocimientos y mis máquinas podríamos incluso derrocar a ese hijo de... Bueno, su tía. - Se alzó de hombros en cuanto lo miré con una ceja levantada, ví a lo lejos que Killer salía de la bodega e iba directo a nuestra mesa.

- Tendré que pensarlo, saben que llevo 5 años dentro de ese lugar y dudo que me despidan así de pronto...- medité un poco. Sinceramente, era algo que ya me veía venir yo también - Es que me cuesta creerles, tío. Aunque no suena mal esa propuesta, ¿Qué les parece llamarle "RichPrime"? - Luego de ese comentario nos echamos a reír al tiempo que el albino llegaba a nuestra mesa, al de voz grave se le erizó la piel.

- Buenas noches, caballeros. ¿Les ofrezco algo de tomar? - Miró de reojo a quien portaba un casco de colores.

- Yo una cerveza - Dijo Tonacho alzando su mano.

- Que sean dos - Le continuó Kau, yo me tardé algunos segundos que no pasaron desapercibidos por la mirada de las tres personas.

- Una margarita, por favor. - Ambos amigos me observaron extrañados al tiempo que Killer se retiraban con la promesa de no tardar tanto en traer el pedido. - ¿Qué miran? -

- No lo sé, Titi... No te veía tomar algo que no sea cerveza desde el bachiller. - Yo bufé, Tonacho le hizo segunda.

- Tampoco has fumado; dime, ¿Quién eres y qué hiciste con Ricardo? - Reí entre dientes, tampoco es como que fuese lo más extraño del mundo.

- Yo no pregunté por la incómoda mirada que le diste a Killer, ¿De dónde lo conoces? - Tanto el calvo como yo le miramos con un semblante coqueto, vimos que él se puso nervioso al instante poniendo las manos sobre la mesa.

- Pero que sólo somos vecinos, no crean otras cosas. - Desvió la mirada, o bueno, Inclinó un poco su casco.

Realmente no mentía, sabía que ambos vivían en la misma zona, lo que no me habría imaginado es que eran amigos desde hace casi tanto como nosotros tres. Me extrañó que nunca dijera nada de Killer, como si el detalle jamás hubiese sido necesario.

Claro, ya nos habían traído las bebidas (y unas cuantas rondas más) desde hacía un rato. Era la 1 de la mañana y tanto Kau como yo animamos a Tona para que le diera fondo a la botella de cerveza.

- ¡Vamos, gilipollas!, No te hagas el que no toma si eres el más borracho de los tres. - Ví como el de piel pálida se tomaba la cabeza y entrecerraba sus ojos.

- Cállate un puto mes, sólo quiero irme a dormir, a la mierda. - Arrastraba las palabras. Una voz minúscula dentro de mi cabeza me sugirió que el hecho de tomar alguno de los autos y que nos fueramos a tomar por culo era una excelente idea; justo en ese momento supe que debía de parar.

Miré a Kaumaru notando que estaba ido, a nada de romper en llanto y sacar todo lo que llevaba dentro. Yo, bueno, ya empezaba a ver dos copas y no sólo una frente a mí.

Un foquito se prendió encima de mi cabeza, podría jurarlo.

- A mi casa, no puedo dejarlos andar por ahí a lo "A todo gas"- Kau se levantó, a él le daría igual dormir incluso en un callejón bajo ese estado de ebriedad, pero, Tonacho tenía un pequeño problema.

- Tío, apenas y puedo mover la boca, menos las piernas. - señaló la parte baja de su cuerpo con el ceño fruncido sin dejar de tardarse con cada sílaba.

- Yo te cargo, vamos ya. - y así se acercó a él haciendo que como pudiera se trepara en su espalda para llevarlo hasta mi hogar, en mi caso, yo apenas y podía ponerme de pie.

- ¿Y quién me carga a mí? - Kau me miró, luego al lugar, luego a mí y, finalmente al albino quien picaba rodajas de limón.

- ¡Killer, que ya nos vamos y necesitamos un favor! - Más fuerte no pudo haber gritado, incluso el de cabellos blancos se coloreó de un tono rosado de vergüenza al ser observado por la mayoría en el bar, que ya no eran pocos.

Ahora, no sé ni cómo ni por qué me encontraba a nada de llegar a mi casa, con Kaumaru cargando a un borracho y dormido Tonacho y a mí, siendo transportado por Killer a quien no había dejado de acariciar su cabello.

- Pareces una bolita de algodón, tu cabello es taaaaaaaaaan suave. - extendí la "a" lo más que pude, el bartender sólo se dejaba hacer. Al parecer movía su boca pero yo no tenía ni las ganas ni la capacidad para entenderle, sólo continué hablando. - ¿Cuánto me cobras por quedarte en mi casa y ponerte de almohada?, Daría lo que sea por algo así. - Sus mejillas volvieron al tono rosado de hace poco, yo sonreí satisfecho por alguna extraña razón; de esas veces que sientes un calorcito en el estómago, pero agradable.

Cuando llegamos a mi casa Kau abrió la puerta y dejó a Tonacho bien recostado en el sofá para evitar que se ahogara en caso de que fuera a vomitar mientras él tomaba sin hablar la habitación de invitados. Killer, algo más nervioso de lo común me llevó escaleras arriba hasta mi habitación, creo que el de casco le dijo dónde estaba. Se sentó sobre mi cama de sábanas violetas para dejarme sobre esta y se levantó sobándose los hombros.

- Capullin, no pesas nada pero subir las escaleras contigo encima es un martirio. - Yo no dije ni una palabra, sólo me acosté y miré directamente al televisor apagado de mi habitación. - Ignorame, vale... No sé tampoco por qué ayudo a un borracho. En fin, te cerraré la puerta de entrada, buenas noches. -

Salió de mi habitación apenas acabó, seguramente le agradecería luego.

Claro, sólo si me acordaba de lo que realmente dijo y, también, de la delicadeza con la que dejó a este pobre borracho solo en una pieza cada vez más fría.

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“¿Es él de quién tanto me hablabas?, Vaya lío...”

“Lo sé, tío. ”

𝕍𝕚𝕠𝕝𝕖𝕥𝕒  [ᴋɪʟʟᴇʀʀɪᴄʜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora